jueves, 13 de diciembre de 2018

Tu año en Facebook

El anoréxico calendario se nos está despidiendo de tanto día que ha perdido en el ayuno de las madrugadas que el Astro Rey le brinca como rana, dicen los compañeros de servicios generales y secretarial que el aire huele a vacaciones, a ponche de frutas, a compras de pánico gracias al abuso del aguilargo -hagamos changuitos para que esto si nos llegue gordo- y a berrinches por los chafas regalos del intercambio en la oficina.

Como cada fin de año surgen los recuentos de lo que más captó la atención de los amantes del ocio que inundan el internet, ¡uy, que de eso son un titipuchal! Si fuiste de los que por el simple hecho de que tus contactos subían fotos de Aretha Franklin, Dolores O´Riordan de The Cranberries y del genio de la ciencia Stephen Hawking, apenas sabiendo quienes eran, pero las compartiste como si en verdad también los extrañarías o sin saber nada del deporte del balompié te gusto el Mundial de Rusia 2018, gracias a que otros posteaban goles y marcadores, igual si participaste en el proceso electoral motivado por el bombardeo informativo o si vives con la zozobra que del guanabo baje ese duende Casanova, ten la plena seguridad de que el feis es tu segunda casa.

Entonces, ya te la sabes que este año también Facebook pondrá en tu muro un video personalizado que recopila el año de cada uno de sus usuarios, entre fotos, comentarios positivos, likes, videos, etc., podrás ver tus actividades a lo largo de los 365 días del año que pasaste en la citada red social resumida en un minuto con nueve segundos, ¡ah! Un poco más de lo que en mi adolescencia duraba cuando sudaba por darle gusto al cuerpo y tan cortito que no se llega a comparar con el desgaste intelectual que sufriste por tratar de mantenerte vigente entre tus “amigos” subiendo tontería y media.

Ni en balde el arriesgue de quedarte sin coche o sin vida en el peor de los casos al tratar de realizar el In my Feelings Challenge, que acá entre la mejinacada se llamó “La Chona Challenge”, ¡wee no manches, si hasta Thalía lo hizo! Entonces como blanco borreguito, pos uno también. A pesar de ello, valió la pena al ser incluido en el video del resumen pa´que tus conocidos le vuelvan a dar “me gusta” ahora que forma parte de tu News Feed. Por cierto, si no te agrada cómo te lo hicieron lo puedes editar e incluir eso que para ti vale la pena como aquella incógnita de que si el emoji cafecito es un chocolate Hershey’s o se trata una caricatura de la caca, ¡qué dilema tan existencial!

jueves, 6 de diciembre de 2018

Enseñanza de los muertos

Como buen colimote alfa, pozolero lomo plateado, alma chilaquilera y férreo defensor de las encaladillas y de la tuba compuesta, cuando escucho una ofensa hacia mi persona o a los que aprecio, me enojo; caso contrario sucede al oír elogios sobre lo que hice, que la neta son rete poquitos, pero de que me enorgullece, pos a wilford que me infla el ego.

Saco a colación esto debido a que el otro día sacudiendo libros, cómics, discos y películas del cuarto de máquinas, después de haber lavado y tendido la ropa – ¡sí, soy mandilón a mucho orgullo!–, encontré la biografía de Gandhi, la abrí experimentando aquella nostalgia de mis 25 años cuando lo leí, y en las páginas que puse la mano vi ese fragmento, tan lleno de sabiduría, que nunca he puesto en práctica, pero creo chido compartírselos.

En esa parte del texto preguntan al Mahatma cómo le hacía para reaccionar pasivamente ante las agresiones de los ojetes, al igual de no ser seducido ante los halagos de todos aquellos que intentaban darle cuerda -recuerda que quien cuerda te da, ahorcado te quiere ver-, su respuesta fue sencilla, que fueras a un camposanto, te colocaras frente a las tumbas y empezaras a gritar improperios hasta desahogarte, después de ello, deberás decir diversas reverencias sin importar a quién.

Pasado los minutos notaras que no hay respuesta alguna ni por lo uno ni por lo otro, ahí está la enseñanza de los muertos, date cuenta como a ellos les vale un comino lo que expresaste, así de indiferente debemos de ser y ten la plena seguridad de que nunca vas a guardar rencores ni responsabilidades de culpa por quien te dice algo. Espero que ustedes sí lleguen a practicarlo, pues yo por más que lo intento no puedo.

jueves, 29 de noviembre de 2018

El kilo

El roquero argentino Fito Páez en su canción “Dar es dar”, dice que no cuenta el vuelto siempre es de más, poniendo en evidencia que a pesar de vivir en este mundo lleno de cosas adulteradas, competitivas, engañosas y conspiradoras, aún hay confianza en las personas, pero es una pena que tal actitud solo quede como parte de una canción, pues no todo lo que brilla es oro, para muestra lean lo siguiente:

Manuel tiene en la ciudad una aclientada tienda de abarrotes, de esas que se instalan en las esquinas de la cuadra –na´quever con la cadena de franquicias que pululan por doquier-, a ella acuden los vecinos del barrio a surtir detalles que ocupan en cuestiones de minutos. Jaime vive en un jacal en el pueblo blanco de Comala y se dedica al cultivo de maíz. Cierto día acordaron intercambiar sus productos, Jaime proveería de maíz a Manuel, mientras éste le daría a cambio el equivalente de harina, o sea, kilo por kilo.

Los primeros seis meses fueron excelentes, más un día el abarrotero empezó a desconfiar: ¿será cierto que las bolsas de maíz pesaban un kilo? Tiene volumen, más nunca las había pesado. Confiando en su sospecha puso la bolsa sobre la báscula, sorprendido observó que el instrumento reportaba 800 gramos. Indignado, raudo subió a su camioneta rumbo al jacal de Jaime.

Después de varios insultos, le exigió que le explicara por qué durante todo ese tiempo lo había engañado, lleno de vergüenza el humilde campesino le comentó que nunca le quiso ver la cara, pues consciente estaba de que lo convenido fue un kilo por otro, pero como él no contaba con báscula, construyó una balanza donde el contrapeso para su kilo de maíz siempre era el de harina que el tendero le enviaba. Al oír esto, Manuel en silencio abandonó el caedizo, no sin antes hipotecar su orgullo y sacar de la caverna de su garganta una disculpa, de esas que nos cuesta tanto decir por miedo a aparentar debilidad.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Desayunos escolares.

Son las 8:45 a.m., es cualquier mañana de un día de clases normales, de esos en los que el profesor ojete ya hizo de las suyas como siempre bien pasado de lanza o el jefe que continuamente llega tarde madrugó y de abusivo al ver que vas a los sagrados alimentos te encarga unos tuxpeños de chicharrón, pos para que vea que no son iguales, tú sí jalas y le haces el paro.

La fila está bien agresiva, pero lo único que tranquiliza es que en los puestos de comida ubicados por la avenida Universidad en el tramo del costado de la Unidad Deportiva Morelos, es todo democracia, ahí convergen profesores, candidatos a doctor, personal secretarial, de servicios, chóferes de camiones urbanos y estudiantes –funcionarios y directivos, pos no, para eso nos tienen a nosotros–, quienes serán atendidos según vayan llegando.

Todos los ahí presentes estamos conscientes que en esos changarros vamos a encontrar cuatro elementos: rico, barato, rápido y llenador, si corremos con suerte pue´que hasta nos sea saludable, digo, no creo que en los lujosos restaurantes existan los cuatro elementos antes mencionados, además, ustedes bien saben que saludable y sabroso siempre están divorciados. Incluso hasta es parte de nuestra guasa, ¿quién ha negado el delicioso sabor de las tortas de taco de Doña Bacteria o las sabrosas tostadas de cuerito de Doña Ameba? O sea, es divertido incrementar la fauna intestinal, pues sabemos que con un desparasitante te vuelves el Führer y haces un holocausto de bichos.

En la situación de estudiantes y de cualquier obrero del sector educativo, se impone que los bienaventurados alimentos no solo sean bocados que se puedan devorar de volón pinpón – ¡no manches!, receso de veinte minutos, pa´que te atiendan es un desmoche, un abrevadero no tiene tanto animal, ¡ay te encargo los callos con tanto pisotón!–, además, que satisfaga lo suficiente para aguantar hasta la salida, pues a veces a algunos ni para el desempance traemos, que mejor le hacemos al faquir.

jueves, 15 de noviembre de 2018

El tieso

Dedicado a Don Horacio Naranjo y al barrio de La Salud.

Uno de mis tenis influenciado por el sonido de una canción de 1949, golpea rítmicamente esa banqueta hecha en 1950, bajo la luz de un poste de 1979, mientras pienso si algún día me animaré a dejar mis complejos parados para bailar frenéticamente bajo el influjo del compás que tan armónicamente produce la Orquesta del Colorado Naranjo sobre el templete a las afueras del templo de La Salud, mientras experimento envidia de la ojete al ver moverse cadenciosamente al señor ese que a pesar de traer su tanque de oxígeno se la pasa chingón con la doña de amplias caderas, con ese ritmo tuyo mujer, ¡quién necesita música! Imagino que eso es lo que piensa mientras sus cuerpos se arrejuntan.

Ay, pero qué bonito y sabroso bailan el mambo las colimenses, diría con sobrada razón el entrañable Benny Moré, solo basta ver cómo mueven la cintura y los hombros, casi igualito que aquellas rumberas que se echaban un dance con Tin Tan en sus movies de la época de oro del cine nacional. La neta no saber bailar es otro de mis sueños frustrados, es que no la hago ni para el mambo ni para el danzón ni el calipso y menos al guaguancó, estoy tan tieso que solo sacudo mis tenis de esa marca cuya eclosión se dio en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928, entonces no es de extrañar que continúe mimetizado sobre una pared de 1968, aburrido del 2018.

Honestamente sí tengo rete hartas ganas de ir a donde los demás se sacuden gracias a la música del Colorado Naranjo, Don Horacio ya no los acompaña, pero en mi mente aun lo veo dedicando canciones a quienes desean quedar bien con su pioresnada y explicando el origen de cada tema antes de interpretarlo, como aquella vez que gracias a su sapiencia supe que la rolita de La Boa de la Internacional Sonora Santanera, Carlos Lico se la quiso adjudicar sin darle ningún mérito al cubano Félix Reyna, con anécdotas como ésta, así iba enriqueciendo nuestro bagaje musical en cada una de sus disertaciones, mientras nos deleitaba a los oídos.

Lamentablemente mis ímpetus por entrar a sacudir las chanclas son frenados al ver a ese octogenario con sus zapatos mostronianos de charol y vestimenta tipo dandi, humillando hasta al mismísimo Resortes de lo bien que mueve a su jainita, en fin que se le va a hacer si las suelas de mi calzado padecen de peatonitis.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Perrhijos

Dedicado a Laika, la primera astronauta.

En últimas fechas a los que gustan de tener perros de mascota, si, esos simpáticos o agresivos animalitos dependiendo de cómo los hayan educado sus dueños, que hasta algunos les llaman perrhijos por el valor sentimental que les tienen, hay quienes les dicen canhijos, pero la neta, además de lo fresón que se oye por combinar de forma pésima una palabra gringa con el castellano, pos es como insultarlos de canijos, ¿no creen? Digo, yo no tengo la culpa de que abunden tanto anglicismo y muy pocos referentes.

¡Chin! Ya me desvié de la intención con que inicié este artículo, resulta que por la calle donde ustedes tienen su casa, a mi caminar se sumaron una niña como de seis años acompañada de un french poodle -si, esos perritos que de tanto pelo parecen ewoks de los que salen en Star Wars-, de pronto la madre le grita, ¡Edith, no te vayas a cruzar la calle! Como buen ciudadano sujeto la manita de la escuincla, la señora se acerca muy agradecida para aclararme que se refería al animalito.

Estoy de acuerdo que uno se encariñe con la mascota un titipuchal, imagino que por eso les ponen nombres propios de las personas, porque tal vez los quieran más que a los humanos, por eso que el trato es parecido al de un hijo, los llevan a la estética a que les realicen un corte chingón, les compran ropa de marca, es más, en el pasado Día de Muertos, estos ojos que se comerán algún día los gusanos vieron a un pastor australiano -¡wee, es parecido a la mascota del personaje de Mel Gibson en Mad Max II!- disfrazado de alebrije y su dueño le llamaba Carlos.

Haciendo un sesudo análisis de lo anterior, existe una incógnita, ¿qué va a pasar con todos esos nombres que el ingenio nacional recurría para bautizar a sus mascotas? Como firuláis, manchas, maya, café, catrina, etc., con el paso del tiempo serán un desperdicio intelectual. Hum… creo que no, pues más de alguno se los va a piratear para ponérselo a sus vástagos, digo, na´de mal se escucharía Rex Antonio o Lassie Gertrudis.

jueves, 25 de octubre de 2018

Música a la antigüita

Dedicado a Gabriel Noriega, Deca para los cuates.

Ahora con eso de los huracanes y tormentas tropicales, por cierto, ¡ya ni la amuelan, ponerle Willa a un huracán! Para lueguito salir con su pinche montón de memes dizque confundiéndose con güila, que ustedes bien que saben a qué se refieren, pos uno se aburre de lo lindo y más aún, teniendo cinco mil CDS y escuchar uno que te arrulla, la neta no sé qué hace ese disco entre mi modesta colección. ¿Lo habré comprado en alguno de mis lapsus brutus? Tengo de Abba, Pimpinela y Menudo, pero… ¿ese de dónde salió?

No recuerdo haberlo adquirido hace poco, menos en estos tiempos en que cada vez que voy a las dos tiendas departamentales de conocida plaza comercial cuyo nombre no he de citar para no darle publicidad, menos diré el de las tiendas, pero lo que sí me agüita es que el departamento que más visito esté en vías de extinción, tal cual le sucede a la vaquita marina – ¡no manches, ya solo quedan 40 ejemplares! De la vaquita marina, wee –, me refiero al departamento de discos, donde la pasaba bien suave buscando las novedades discográficas, las rarezas e importaciones de los cantantes y grupos que gusto de escuchar.

Como diría un empleado de ahí, “a usted le gusta oír música a la antigüita”, o sea, porque no consumo canciones comprimidas en donde no existen créditos ni méritos de quienes las produjeron y que además se escuchan bien gachas, pero que con las tiznadas bocinas a tope de volumen según ellos las disfrutan, resulta incomparable a la experiencia que representa desde ir a la tienda, buscar el CD que quieres, encontrarlo, pagarlo, llegar a casa quitarle la cubierta de celofán, abrirlo y sacar el booklet, ver el arte, las letras de cada rolita, fotos inéditas del artista o del grupo, además no hay nada tan sublime como meter el disco y leer en el reproductor reading disc, ¡wow, es la neta! Así como escuchar la calidad del audio, no como el cucarachero de las plataformas de música en streaming.

¡Ah! Por cierto, el disco que casi me duerme lo más probable es que lo guarde en la región del olvido, mientras, afuera llueve a cantaros, voy a continuar fodongueando hasta que sea la hora de dormir, por lo pronto hay que escuchar a Juan García Esquivel, el meritito papá del lounge y empezar a leer revistas Conecte y Sonido, chale, sí, ya sé que son de los ochentas, no la hagan de tos por no estar a la vanguardia musical, a mí lo que me late es que la música chipocluda va a ser chipocluda hoy, mañana y siempre.

jueves, 18 de octubre de 2018

Aislado

Hay días en que la neta tengo la necesidad de estar aislado, así como enfermo terminal al que los médicos le indican a los familiares cero visitas, o sea, no entrar en contacto con otros humanos, pero al recordar la comida malísima de los hospitales, tener que chutarme en el televisor la gacha programación de los canales abiertos y que no me toquen enfermeras de esas que suben la fiebre, pos la verdad se me quitan las ganas y vuelvo a entrar en contacto con mis semejantes.

Pero mis ansias de soledad no son por amargura, ni mamón, mucho menos por mala ondes, es simplemente de que en esos momentos puedo estar tranquilo, sin el ánimo de querer quedar bien con nadie –que por cierto eso de querer agradar a los demás es de lo más imbécil que uno intente hacer–, tener unas horas para fumar la pipa de la paz con mi conciencia y reflexionar sobre ciertas situaciones que parecen importantes, pero que en la tranquilidad del aislamiento simplemente las bajamos del ranking de las preocupaciones.

No es ninguna recomendación de algún gurú de yoga, menos de mi amigo el brujo –si ese que cantaba Manuel “El Loco” Valdés, en aquella divertida película de Dos fantasmas y una muchacha que también repitieron en la cinta Los fantasmas burlones, ¡así de originales nuestro cine nacional! –, tampoco se trata de ningún mantra hare krishna o que lo supe a través de mis libros de vudú, es tan solo caer en la conclusión de que eso que me quitaba el sueño es de lo más tarado, pues gracias a la paz que brinda el aislamiento obligado lo encuero y tranquilamente me doy cuenta de lo idiota que fui al preocuparme de algo tan sencillamente pendejo.

jueves, 11 de octubre de 2018

Tótem

Para los antiguos griegos esta parte de nuestra anatomía poseía vida propia, es más, hasta llegaron a creer que pensaba de forma independiente, pues cuando se le requería que ejerciera su función reproductora a veces no respondía ni un 10%, más cuando el total del cuerpo dormía, este órgano se encontraba alerta e incluso obligaba sin el consentimiento del individuo a despertarse para evacuar. Hubo quienes pensaron que consumiendo ciertos alimentos adjudicados de forma quimérica a la diosa del amor podían lograr su total dominio, pero lamentablemente ni la miel, las ostras, higos y aguacate pudieron controlar su poder.

¿A qué me refiero? ¡Vamos, si es de todos conocido! Incluso se le puede ver cual pintura rupestre que deja vestigios sobre el asiento de los camiones urbanos, pupitres de escuela, en puertas, paredes, cancelería de baños de la central camionera y supermercados, hasta en esas horribles canciones como: “El mango relajado”, donde se le rinde culto musical. Es tan conocido por todos que de acuerdo con Citlali Murillo, diseñadora e impulsora de Clitoralia, cuando en sus cursos solicita a los asistentes dibujen el órgano reproductor masculino, no se les dificulta su boceto, pero cuando corresponde al femenino, aquí la situación cambia, pues a las mujeres quienes pensamos no les costaría trabajo dibujarlo, trazan un útero con sus ovarios o bosquejan una vulva, ¿y el clítoris? ¡Ese sí que me lo tienen bien olvidado!

Si nos remitimos al nombre del conducto fibromuscular elástico, que forma parte de los órganos genitales internos de la mujer –así lo puede hallar en Wikipedia–, encontraríamos que su etimología proviene de vaina, que hace alusión a la funda donde se guarda la espada, ¡así o más machista! Entonces, de ahí que erróneamente asociemos siempre la sexualidad femenina con lo fálico, es decir, falta un buen en materia de educación sexual para que las damas se empoderen de sus partes íntimas como cultura y no como tabú, además, ¿quién les ha dicho que es feo? El del hombre no es un diseño de Dolce & Gabbana que digamos.

Es una tristeza que nuestra educación sexual apenas ande en pañales, y lo más lamentable que esté atiborrada de prejuicios que impulsa esa terrible violencia machista con tintes carnales que promueve la pornografía y las llamadas revistas del corazón, pero más aún, que inculquen tanto a mujeres como a hombres una imagen femenina de los pechos hacia arriba, y ello sea punto de referencia de su estética.

jueves, 4 de octubre de 2018

The barber´s shop

Dedicado a… ¡ya te la sabes!

Han existido desde el principio de la especie humana, así con esa actitud tan típica de ellos han evolucionado conforme pasan las décadas, pero últimamente como que su proliferación es aceptada con beneplácito por quienes reciben de ellos los supuestos halagos y elogios que dicen brindar con su clásico ensayado afecto –y lo más lamentable es que los elogiados se las creen, recuerden que quien cuerda te da, ahorcado te quiere ver–, me refiero a esas personas que sin importar género ni clase social, tienen esa tiznada e imperdonable actitud, deja tú lo embustero, calumniador, lo pinche lambiscón.

Como podrán notar lectores, la redacción de este artículo pone en evidencia la repulsión que experimento ante esta clase de tipos, es que no hay cosa que más me enchile que el observar cómo esos individuos falto de carácter, sin ética ni integridad abusan de los demás por el simple hecho de que les inflen el ego con lisonjerías, mientras estos obtienen favores a cambio o cierto beneficio personal, pues según ellos guardan estrecha amistad con las altas esferas de la escala laboral, o sea, al presidente le hablan de tú, ¡anda, pueque esa hasta te la crea Clavillazo!

Dirán que exagero, pues muchos tal vez consideren peor ser argüendero o mentiroso, pero la verdad no se trata de un simple adjetivo, ni tampoco se trata de un pequeño defecto en el carácter de las personas, es que quien firma lo que ustedes leen, no depositaría su confianza en individuos de esta índole, además los lamebotas abundan en todos ámbitos, los hay en la chamba, la escuela y hasta en las mejores familias, siempre estando a favor –a pesar de no tener la razón– de quien sea el más importante, pues saben que ello les brindará un trato VIP.

Desgastarnos al tratar de erradicar a los barberos es de lo más estúpido, pero existen dos formas de darles él estate sosiego, una de ellas es superarlos en servilismos, o sea, poniendo nuestra propia barbería –que la neta no va conmigo–, y la otra es desempeñarnos laboralmente de forma tan eficaz que nadie ponga peros, tú decides.

viernes, 28 de septiembre de 2018

Sodoma y Gomaespuma

La semana pasada nos enteramos a través de uno de sus guionistas de aquello que muchos ya sospechaban, pero la verdad en estos tiempos ya no debiera de causar admiración y sorpresa, pero el barullo mediático con que se recibió la noticia y que luego la misma compañía productora nos saliera con que era mentira eso de que Beto y Enrique de Plaza Sésamo eran pareja, puso el asunto color de hormiga, pero lo más ridículo es que muchos hicieron de este asunto algo así como Sodoma y Gomaespuma.

La noticia se hizo escándalo a tal grado que ahora bien pudieran clasificarse a todos esos escrupulosos de marionetafóbicos, y no es precisamente esa sensación de pánico que provocan Chucky y Annabell, sino, los prejuicios que esto genera, imagínense las habladurías que se van a desatar sobre don Carlos y sus marionetas Neto y Titino que los castigaba metiéndolos a la maleta, que el mago Frank y su conejo Blas se separaron y este último se dedica a la vida fácil o que la pájara Peggy tiene a alguien adentro, ¡no manches! Pura morbosidad.

Ese morbo que discrimina de forma deliberada o inconsciente, que segrega, pues a pesar de que existen leyes que tratan de evitarlo, noticias como la supuesta salida del armario de Beto y Enrique, nos pone de manifiesto nuestra realidad, que continuamos siendo una sociedad donde el machismo y la misoginia son no únicamente comunes sino vistas como conductas deseables, y que si eres discreto evitando no aparentar lo que eres, serás aceptado por los demás.

Lo bueno es que ya dejaron en paz la relación sentimental entre Miss Piggy y la rana René, espero que ni se les ocurra acusar a Gonzo de zoofilia por sostener una relación con su gallina Camila. ¡Qué bueno que al universo de los cómics me los han dejado en paz! Batman y Robin, pueden estarse tranquilos de que este mundo y sus prejuicios no los atacaran.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Tardes chipocludas

En aquellos tiempos de verano, cuando el Tío Gamboín conducía la barra de caricaturas del “Canal 5”, con su clásico saco rojo lleno de pins de personajes de dibujos animados, mostrando su colección de juguetes de cuerda de alucine, ¡wow! Pancholín, Salchichita, El Gran Jefe Pluma Fuente, entre otros; con tristeza les confieso que nunca pude formar parte de su enorme lista de sobrinos, imagino que el chismoso de Corcolito –especie de espectro que viajaba por la señal de la televisión para vigilar la conducta de los infantes– me puso en mal.

Eran épocas en que las vacaciones duraban un titipuchal, entonces mis primos de Guanatos se descolgaban para mí chante a pasar un buen juntos, las canicas, los trompos de parota, los muñecos aventureros de Kid Acero, –para que entiendan los millennials, eran figuras articuladas con accesorios y ropa de tela intercambiable, algo así como la Barbie pero para niños–, la cascarita en las calles, aún no había más coches que personas como hoy, y no podían faltar los chapuzones en el río con el pretexto de que fue por sacar peces tripones para la pila.

Además de jugar con mis primos, disfrutaba escuchándolos hablar con esas raras palabras atípicas de la “Ciudad de las Palmeras”, por ejemplo, decirles asquilines a los esquilines, chuchos a los perros, lonches a las tortas, chota a la policía y lo más curioso, para ellos guamúchil era el árbol completo y la vaina que nos comíamos le llaman guámaras. Los domingos a los vendedores de elotes cocidos del jardín de San Pancho los hacían desatinar al preguntarles por las guasanas, garbanzo verde cocido al que se le echaba sal, limón y chile; ya de grandecito comprendí por qué siempre se carcajeaban cuando íbamos a la tiendita de la esquina –mucho antes de que las erradicaran esas cadenas comerciales que prefieren construir otra sucursal a abrir la segunda caja para atenderte– a comprar panocha.

Un 30 de diciembre de 1992, el Tío Gamboín dejó este mundo y con ello también nuestra infancia, los juegos dejaron de ser divertidos, el Kid Acero junto con amigos y rivales se guardaron en una caja de archivo que aún conservo por puritita nostalgia al igual que las palabritas extrañas que algunas forman parte de mi lenguaje.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Constitución nuevecita de paquete

Este lunes 17 de septiembre, la Ciudad de México estrena Constitución Política, que en palabras de Miguel Ángel Mancera, es un documento incluyente que garantiza los derechos sociales, culturales y políticos de todos los habitantes de la CDMX, y a partir de esa fecha, tomen nota lectores y quienes elaboran los libros de texto, nuestro país estará integrado por 32 estados, lo que significa que las delegaciones que antes formaban parte de esta ciudad serán reemplazadas por demarcaciones territoriales –16 para ser exactas–, es decir, ya no tendrán jefes delegacionales, sino alcaldes y en lugar de regidores contarán con concejales.

Otra de las novedades de esta Carta Magna es que tales autoridades a la mitad de sus periodos de gobierno serán sometidos a valoración según su actuar a través de plebiscitos, ya sea para revocarlos o reelegirlos por otro periodo, ¡imagínense quiénes están haciendo changuitos con los dedos para que no sea extensiva tal disposición a nivel nacional!

En el apartado del derecho a la salud, incluye un punto de los más debatidos, el uso médico y terapéutico de la cannabis sativa, marihuana pa´los cuates –nuevamente varios estarán haciendo changuitos, pero esta vez para que sí sea extensiva a nivel nacional–; en el Artículo 6 se aborda el derecho a la autodeterminación personal, es aquí donde pudieran surgir controversias, pues el inciso A en el apartado número dos se cita el derecho de ejercer plenamente las capacidades de cada individuo para vivir y morir con dignidad, siendo esto último lo que muchos interpretan como una muerte asistida o eutanasia.

¡Pare de sufrir! Usted señor casado, abnegado padre de familia de cinco chamacos, si su sacrosanta esposa le está molando con que se haga la vasectomía sin bisturí, y vive en la Ciudad de México, pos ya la hizo, ya que en esta Constitución se salvaguarda el derecho a la esterilización involuntaria o cualquier otro tipo de método anticonceptivo forzado, así que siga reproduciéndose sin remordimientos.

Ya para finalizar carnales, lo mejor es que recurran a la fuente directa de este documento, no se queden con lo escrito por este su inseguro servidor, solo googléenlo, le dan download y lo obtendrán en la pantalla, son 71 artículos, divididos en ocho títulos, insístole y diástole, es una Constitución chilanga, pero vale la pena echarle una leída, pa´que no le digan que esto o que l´otro, ¡a wilbur!

jueves, 6 de septiembre de 2018

El día que se acabó la creatividad

Dicen que WhatsApp por su multiplicado número de usuarios se ha convertido en la principal herramienta para echar chacota, guaguarear con los amigos, familia, compañeros del trabajo, entre otros, es más, con tal de alcanzar la mayor cantidad de contactos hasta hacemos grupos desde los cuales organizamos pequeños eventos, hasta enormes guateques en donde invitas a diez y te llegan cincuenta – ¡ah cómo abundan los gorrones!–; es rete chulo de bonito contar con esos grupos donde caben los miembros de la familia o la generación de la facultad, recordando anécdotas y descubrir que para algunos excompañeros uno no ha evolucionado y sigue siendo el cavernícola aquel que todo destruía a su paso.

La neta, a veces me pregunto, ¿por qué la gente se empeña en acabar con la diversión? Primero esa onda de convertir en oficial de cualquier oficina o negocio un grupo del WhatsApp, que como todos sabemos es una falta de respeto a la inteligencia de los empleados, pues si el teléfono móvil y la línea son proporcionados por la empresa para uso exclusivo de sus trabajadores, el patrón está en todo su derecho de obligar a éstos a estar dentro del grupo y vigilar la mensajería que por ahí se envía, pero si no es así, el empleado puede negarse a recibir lo enviado o abandonar el grupo sin ninguna sanción, de serlo, estaría el jefe violentando los derechos de privacidad del celular que es propiedad del trabajador.

¡Oigan, tan bonito que son los oficios membretados! Y tan horrendos que se ven en esas fotos mal enfocadas y borrosas que nos hacen llegar por el guats, digo, a veces hay que interpretar o descifrar su contenido. Eso sin contar lo paranoico que ponen a uno con eso de que un día después te notifican que no firmaste tu asistencia y que te aguantarán hasta cierta hora y tu ingreso laboral es tres horas más tarde, ¡ahí cómo! Te prohíben hacer alarde de tus dotes de comicidad –la neta, hay a quienes les queda bien, a otros pos parecemos chavo-ruco–, pior ahora que a los programadores del whats se les ocurrió instalar la tiznada función que avisa si el mensaje ha sido reenviado o es original, o sea, si pensabas que los demás creían que lo que tanto bombardeabas era de tu intelecto, pues ahora ya no.

Es como si hubieran sepultado a la creatividad, pues ahora todos van a saber que esas ideas donde parecías ingenioso son ajenas, esto me recuerda aquella cita de José Ortega y Gasset, “si las ideas con las que vives son tuyas, entonces vives tu vida, pero si son ajenas, lo más probable es que eres vivido”, lo que significa que ahora solo nos resta crear nuestra propia cadenita de oración, fabricar memes, elaborar tarjetitas ñoñas de saluditos y felicitaciones, y lo más importante, jamás perder el objetivo por el cual se formó el grupo.

jueves, 30 de agosto de 2018

¡Oiga, doctor regréseme mi enfermedad!

En mi acostumbrada cita mensual a la clínica, esta vez además de lo retrasado que siempre van en los turnos de cada paciente -y ahí no hay revistas para ojear, ¿cómo diablos me voy a enterar de quién se acuesta con la jet set?-, me topé con la situación que más incómoda, cuando te atiende un médico interino, la verdad es vergonzoso escucharles decir que el galeno al que cubren no hace bien su trabajo, intentar desprestigiar su desempeño ante uno, como si no lo conociéramos, ¡uta, esto me recuerda aquel adagio de “entre gitanos no se leen las mano”! Pero éste como que no se lo sabe.

Estoy consciente de que hagan su luchita por quedarse con el puesto de titular tratando de evidenciar que el título lo obtuvieron a razón de su intelecto, así como las virtudes que la madre naturaleza dotó, pero denostar al colega es totalmente deshonesto, además no hay que olvidar lo que una vez el sabio José Saramago dijo sobre hablar del ausente como si estuviera presente, para así evitar conflictos.

Asimismo este médico ignora los tratamientos y terapias que al que está cubriendo utiliza en cada uno de sus pacientes, por ejemplo, él no sabía que para controlar mi enfermedad crónico-degenerativa recurro a recomendaciones que mi doctor familiar ha seguido cada mes, los ejercicios que realizo, en fin, un titipuchal de cosas que ustedes no están para saberlo y yo menos para contárselos, pues hay que respetar la confidencialidad médica. De haber conocido mi historial clínico, no hubiera invertido en vano parte de la consulta en indagar cosas como el consumo de tabaco, alcohol, horarios de descanso y tipo de alimentación, ya se imaginarán la refrescada de memoria a mi santa jefecita que me otorgaron quienes estaban en la sala de espera sin esperanza de que les llegara su tuno.

Al borde del infarto fue cuando se atrevió a cambiarme algunos medicamentos, dizque porque ya tengo mucho tiempo consumiéndolos y probablemente ya ni sean igual de efectivos. Para rematar expidió una solicitud de estudios de laboratorio, seguramente por lo gordo que estoy, pero lo más lamentable es que esta persona ya ni se encuentre para la próxima consulta y quien tenga que darle seguimiento a los resultados sea el titular, pero el aprieto de ir dos veces al laboratorio -una vez para realizar la solicitud y otra para que los realicen- me lo voy a chutar, algo así como 5.2 km, equivalente a 14 minutos de ida y vuelta, ¡ay, doctor, regréseme mi enfermedad!.

jueves, 23 de agosto de 2018

Enfoques de vida

En cierto plantel educativo, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho tiempo que habitaba un director de pantalón caqui, camisa a rayas, barba de candado y mente muy amueblada; era la época de inscripciones, en su oficina se le veía sentado frente al monitor de la computadora, al lado de una montaña de oficios y hojas membretadas, Hilda, su secretaria, graduada del curso de Taquigrafía y Mecanografía impartido por la academia Minerva, era la antesala para recibir a los padres y madres de los aspirantes.

Es, pues, de saber, que este sobredicho director, los ratos que estaba ocioso –que eran los menos del año– se daba a leer libros con tanta afición y agrado, que olvidó casi de todo punto el frontenis, ese deporte de pelota vasca al que recurría para guardar el estrés laboral, ahora busca en las plataformas de comercio electrónico libros extraños o primeras ediciones de literatura moderna, siendo su máximo tesoro ese libro de Los versos del capitán sin firmar por Neruda –ustedes ya saben por qué no lo firmó en su momento–, el cual con orgullo presume a sus visitantes de casa.

Esa mañana, Hilda le llevó unos padres que ansiosos cuestionaban si en esa escuela existían estudiantes perversos, montoneros y malhablados, si los profesores eran corruptos, reprobadores y elitistas que solo prefirieran a los aplicados. A lo que el director respondió, “lamento defraudarlos, pero aquí son así”. Al escuchar lo anterior, los progenitores agradecieron la sinceridad de la autoridad, se pusieron de pie para retirarse dispuestos a buscar otro centro educativo que cumplieran con sus expectativas.

Enseguida, la secretaria pasó a otra pareja, quienes humildemente le dicen que por motivos laborales habían cambiado de ciudad, que se arrepentían de haber sacado a su hijo de la escuela de ese lugar, pues todos los profesores eran atentos, comprometidos con su labor, cumplidos de sus horarios y honestos en la forma de evaluar; también que los estudiantes eran jóvenes solidarios, hospitalarios y dedicados al estudio.

Señores, ¡qué suerte tienen! En esta escuela tanto alumnos como profesores son iguales a los de donde ustedes vienen. Sin pensarlo, los papás decidieron formalizar los trámites para que su vástago estudiara ahí. En cuanto se retiraron, Hilda intrigada por las respuestas a las dos familias, le comenta, “director, ¿es posible hacer eso con las personas?”

Mire, cada corazón es un universo, quien no ha encontrado nada bueno en sus conocidos, tampoco lo encontrará en las personas nuevas que conozca. Es muy distinto de aquel que va por el mundo sembrando amistad, encontrando en las personas aspectos positivos que, sin dudarlo, se reflejarán en sus actividades diarias. En pocas palabras cada quien en su interior, es lo que percibe en el exterior, por lo tanto, así será captado por sus semejantes.

jueves, 16 de agosto de 2018

Whatsappeando con el abuelo

Si mi abuelo Churío viviera se mofaría de vernos todos atolondrados con el uso del teléfono celular, echaría guasa de cómo hemos “mejorado” nuestras formas de comunicación, o sea, ver novios que en lugar de la típica práctica de succionar cachetes pierden el tiempo intercambiando memes, comadres que ya no comparten los chismes de lavadero en la tiendita de la esquina –que por cierto están en vías de extinción gracias a las pinches franquicias–, ahora han creado su propio grupo de WhatsApp.

Si antes te salías al quicio de la puerta con tu silla a disfrutar del atardecer, hoy por la tiznada inseguridad en que vivimos, un cancel nos aparta del bullicio de los peatones y la entrada a nuestro hogar, es más, la casa parece jaula de tantas rejas que le ha dado en la torre a la estética de la fachada; el abuelo que gustaba echarse una bocanada de humo en cualquier lugar, hoy lo más seguro es que se agüitaría de que ya no es posible de hacerlo, salvo en los sitios indicados.

En su época podían ir en el asiento de atrás del coche hasta cinco personas, incluso en las motos iban tres personas y bebé en brazos de la madre, ahora lo más probable es que por así hacerlo te facturen una multa de varios salarios; podía permanecer fuera de casa incomunicado por varias horas sin que nadie lo molestará, pues ni existía el teléfono móvil, ahora, si uno no se lo lleva es tanto el apego de este aparato que hasta nos sentimos inseguros.

Cuando el Churío estaba de buenas nos compartía una copita de rompope, mientras la abuela nos preparaba el exquisito bolillo con nata y azúcar o te ofrecía hasta seis churros con un jarro de chocolate en agua, hoy la liga de la decencia y las buenas costumbres ven con malos ojos la primera acción y los médicos atribuyen nuestra diabetes a esos “insanos” hábitos alimenticios. En la actualidad lo más probable es que su sabiduría estaría sujeta a la “veracidad” de Google y Wikipedia.

Desafortunadamente el abuelo ya no está en este mundo, pero estoy seguro de que hubiera estado feliz de ver las caderas de Kim Kardashian y Nicki Minaj, escuchar la música de Pink Floyd y seguir saboreando el sabatino pozole, aunque sea de maíz transgénico, obviamente me mandaría por un tubo si lo invitara a whatsappear, ya lo imagino: “¡M´hijo no sea pendejo, qué no me tiene aquí para guaguarear!”

jueves, 9 de agosto de 2018

Letras que saben a pañuelo de estación

Quiero conocer al valiente que se atrevió a decir que las despedidas no eran difíciles, ¡neta qué posturas de gallina tiene ese bato! Y más para los que tenemos corazón de pollo, razón por la cual no me gusta ir a los velorios, pues me dura un buen lo agüitado, ya se imaginarán esto de escribir para decirle ADIÓS a una comunidad escolar, es para poner el ojito blanco tipo Rémi.

Insisto, es difícil despedirse, por eso no comprendo a las parejas cuando rompen su relación, imagino que se dicen: “Tenemos que darnos un tiempo, es que no eres tú, soy yo. ¿Y si quedamos mejor como amigos?” Quien firma lo que escribe, tiene que ser honesto consigo mismo –digo, si yo no lo soy, ¿entonces quién? –, para entender que hay periodos, que como todas las cosas en la vida así como se tuvo un principio igual se tendrá un fin, que todos somos inmanentes como dijo santo Tomás de Aquino, o sea, que nada es eterno, todo cambia, tampoco quiero hacer una despedida tipo Televisa o Azteca con el discursito ese de cerrar ciclos, pero la verdad es que en algún momento esto que hoy dejo lo voy a borrar de mi cerebro, pero su esencia permanecerá.

¡Claro que permanecerán! Pues solo bastará con cerrar los ojos y mi nariz percibirá ese aroma a cuadernos nuevos y lápices, reviviré nuevamente el nerviosismo de esas cuarenta personas que en el año de 1999 se conocían por vez primera un sábado de febrero, donde recibirían clases de 1 a 8:30 p.m., adentrándose tal vez sin saberlo en la adquisición de habilidades propias del autodidactismo, esos adultos que iban a la escuela a aprender, preguntando todo aquello que no comprendían e incluso querer ir más allá de lo que un programa educativo señala con tal de satisfacer su curiosidad.

Durante 19 años pude constatar, a través de las generaciones de la modalidad semiescolarizada, que a pesar de la edad de los estudiantes, ellos reconocían que la vida no se pierde en los intentos, al contrario, cada oportunidad los mantenía vivos, muchos ahora son profesionales, otros conscientes de que un título ni te quita lo imbécil ni te hace más inteligente, pero que la educación te ilumina y despeja la mente, siguen rifándosela en nuestro difícil mercado laboral.

Muchas gracias a los rectores, directores generales y demás autoridades de cada plantel donde funcionó esta modalidad, por brindarme la oportunidad de formar parte de la plantilla docente del Bachillerato Semiescolarizado de mi querida Alma Máter, a los estudiantes por compartir momentos de sus vidas; después de tantas voces, de tantas experiencias y lo más importante, después de tantos amigos, me quedo con las anécdotas y la memoria de los días, nos vemos cada vez en los recuerdos.

jueves, 2 de agosto de 2018

Modernizaztlán

La vida moderna que nos hacen creer que vivimos en la actualidad con su aluvión de tecnología, provoca que uno piense que todo es posible, te genera la ilusión de que los más de 3 mil “amigos” en tus redes sociales te conocen bien, pero en realidad no saben quién eres, que cuando visitas a los abuelos, al día siguiente te ofrezcan ese desayuno Deluxe con cualquier ingrediente adicional a precio regular incluyendo complementos y bebidas – ¡tómala Ronald McDonald! –, estrechar lazos familiares con papá jugando al simulador de tenis del Wii. Además de que en las farmacias hacen pan, ¿queeeé? ¡Si, horneado y toda la cosa!, o sea, “Picones del Sapo”, ahora ya saben por qué les han bajado las ventas.

Las tienditas de la esquina –que por cierto no aceptan bitcóin– compiten con franquicias nacionales y locales que se multiplican como conejos en primavera, incluso a veces da la impresión que es más fácil construir otra de estas tiendas al lado que abrir la segunda caja; ya no solamente hay que barrer el frente de la casa, ahora también el techo con tal de evitar que se vea todo cochino desde Google Maps.

Ahora al método de acondicionamiento físico basado en ejercicios constantemente variados de levantar objetos pesados le dicen CrossFit, pero la neta, los cargadores del Mercado Obregón tienen un titipuchal de años que lo hacen y a ellos les pagan por eso; encuerarse en las fotos se le llama nude, es decir, que aquella foto tuya de bebé con nalguita de fuera recostado sobre un cojín no fue herencia de ninguna de las Kardashian. Gracias a los avances tecnológicos es posible visitar a los familiares que radican en lugares apartados a través de Periscope, digo, si el nacimiento de Pepito por ahí lo vimos, ¡Aghgggggh!.

Pero aún no todo es una maravilla, pues en los supermercados no se ha logrado la siembra de frutas y verduras como creen los millennials, mientras que en los tianguis siguen sin aceptar tarjetas de crédito, tenemos taxis ejecutivos a pesar de que esa clase trabajadora cuenta con lujosos vehículos, así mismo el único medio que transita por las calles y avenidas de forma autónoma es el coche de Google. En fin, que esto no nos acompleje de retrasados, pues no hay nada que en Modernizaztlán no puedas encontrar.

jueves, 12 de julio de 2018

Vacaciones, madre de todos los vicios.

En unas cuantas horas estaremos de vacación, muchos ya preparan sus escasas maletas para dirigir sus pasos humildemente a los destinos que los harán por unos cuantos días cambiar de aire, salir de la rutina, olvidarse de las obligaciones laborales, dejar de madrugar, en pocas palabras, evadirse de lo que uno es durante cierto periodo de tiempo. Claro que habrá quien lea esto y diga: ¡mira, este wee es privilegiado! Pues hay quienes cuando mucho tienen dos o tres días de libres.

Las personas que pueden ufanarse de contar al año de casi un mes de vacaciones, en realidad tienen mucho que agradecer a la institución donde laboran y quienes no cuentan con ellas, tampoco está tan pior, pues podrán jactarse de no coincidir ni convivir con los primeros en los sitios turísticos, además, igual, esos que cuentan con periodos prolongados también se pasaron once meses estresándose, poniéndose los nervios de punta, para luego gastar todo lo que se ahorró en menos de una quincena. Pero… creo que esto es el motivo que impulsa a la mayoría de las personas a regresar a sus empleos –no se hagan que por sus cabecitas no ha rondado la ilusión de ya no volver–, bueno, no sin antes darse una vueltecita al Monte de Piedad, que por cierto, ya no reciben pantallas ni reproductores de Blu-ray.

En pocas palabras, vacacionar es comprar la fantasía de esa vida que siempre uno ha deseado, llena de güeva, tener las guzgueras a la mano –atáscate que hay lodo–, que cuando te llegue hambre solo te sientas a la mesa alzas la mano y el camarero toma tu pedido, salir a divertirte a los antros por las noches, regresar a la madrugada y a nadie rendirle cuentas, dormir hasta la 1 de la tarde del siguiente día, dejar el cuarto todo por sin ningún lado y al regresar encontrarlo limpio y ordenado, algo así como cuando vivías en casa de tus papás. Además, cuando estamos de vacaciones, es como si la Piedra Lisa se convirtiera en nuestro Disney World Resort, las Grutas de San Grabiel, ups… perdón Gabriel fueran el Préhisto-Park de Réclère suizo y la cascada de El Salto nuestras cataratas del Niágara, ¡si el paraíso lo tenemos aquí, pa´qué vamos hasta allá!

Por lo pronto quien firma lo que escribe, ya tiene listo su bastimento de exquisitas sardinas enlatadas, paquete de galletas saladas y chescote de cola, para ir a pasar unas horas de asueto a las albercas del tobogán, razonando siempre esa frase de Nietzsche de que “entre el sentido de culpabilidad y el placer, siempre gana el placer”, por eso a veces las vacaciones pueden llegar a convertirse en la madre de todos los vicios, así que no abusemos.

jueves, 5 de julio de 2018

¡Dispénsame por ser ciclista!

Para los amantes de experimentar la adrenalina, recomiendo el deporte extremo más salvaje, riesgoso e incluso hasta puedes quedar en el intento, es decir, absténganse cardiacos de practicarlo. Me refiero a ser ciclista en la ciudad, eso de pedalear la vida entre tanto conductor suicida del tráfico kamikaze en avenidas y calles principales, ser ante los ojos del chofer un estorbo vial o llegar a convertirte en un tope como algunos consideran también a los peatones.

Escribo esto con la experiencia que da el fracaso de llegar a creer que la bicicleta es un medio de transporte más en la selva de concreto, incluso a veces pienso que eso de que en países de primer mundo la bicla se emplea más que los carros es una falacia, en fin, hay que darle delete al cerebro a tal sueño guajiro, pues estos ojitos que se han de comer los gusanos, han visto a ciclistas ser arrollados e incluso aprovecho este medio para darle las gracias a diosito por las veces que me ha librado, para después escuchar de quien casi me atropella: ¡hazte a un lado pendejo!

Rifársela entre las refrescadas de madre de automovilistas que siempre llevan prisa, esquivar coches cuyos incautos conductores creen que la ciclovía es un tercer carril; en la desesperación por circular subirse a la banqueta para evitar tal ajetreo, enseguida de hacerlo recibir insultos de transeúntes, entre otras estupideces por la insensata idea de querer combinar el ejercicio físico con el medio de transporte y ahorrarme una lana de mensualidad en el gym, cual especie de spinning urbano.

Cansado de oír a los chóferes victimizarse ante quienes les entorpecemos su movimiento, que los agentes de vialidad se hagan de la vista chiquita cuando estamos a punto de perecer porque no respetan nuestro espacio en las calles todos esos gandallas que van detrás de un volante e intentando a la vez evitar recurrir a la violencia verbal y física, simplemente responderé a sus insultos y salivazos con: ¡dispénsame por ser ciclista!.

jueves, 28 de junio de 2018

Días de asueto.

Al parecer la hicimos gacha estimados lectores, llegamos a la última semana de las campañas electorales, ¡sí, el cierre de cada candidato también cuenta como tal! Hoy jueves, da inicio ese asueto maravilloso, donde por fin podremos entrar en reflexión para decidir nuestro voto, dejaremos de escuchar tanto milagro convertido en promesas. Lo mejor, estará prohibido anunciarse, llamar al voto y presentar propuestas, además de dejar de estar molando con las llamadas a nuestros teléfonos y cederles esta oportunidad a extorsionadores.

Atrás quedaron los arañazos, el echarse tierra y despotricar unos con otros, además de ver convertido en una realidad la parodia “El Privilegio de Mandar” en cada uno de los debates presidenciales. Dando la impresión de que el slogan de estas elecciones era reír antes de votar. Por otro lado, por fin vamos a dejar de creer todas las fake news sobre aspirantes a algún puesto de elección popular, a pesar de que continuaremos compartiéndolas o retuiteándolas.

Adiós a las tranquilas charlas de la oficina que terminaban en tesoneros debates por tratar de convencer que nuestro gallo era el mejor. Terminó esa spotiza que a diario nos sometíamos desde la programación televisiva, las estaciones de radio, redes sociales e incluso hasta antes de iniciar la película en las salas de cine, ¡no manches! Era como cuando de niño jugabas a ver quién llegaba primero.

Es una pena que como vestigios de tales jornadas tengamos tanta basura electoral que además de la contaminación visual, algunas pancartas colocadas en los camellones entorpezcan el paso de los peatones al cruzar las avenidas. Si se supone que durante esta veda electoral no se debe de realizar ningún tipo de proselitismo, entonces qué hacen todas esas personas con playeras de colores el meritito día de las elecciones invitando casa por casa a votar o los candidatos ofreciendo sus coches a personas de la tercera edad para que acudan a las urnas, oigan, no nada más este día lo hagan, ellos lo ocupan siempre. ¡Si van a hacer el favor que sea completo, chintolo!

Al día siguiente del 1 de julio, lo más probable es que algunos presentemos cierta cruda y no por los drinks del domingo -recuerda que hubo ley seca-, sino moral o psicológica, y aquí no aplica la de Pedro Infante de “Yo te aseguro que yo no fui, son puros cuentos de por ahí. Tú me tienes que creer a mí”.

jueves, 21 de junio de 2018

Haunted House

Por la calle Fray Bartolomé de las Casas a la altura de la colonia Jardines de la Corregidora, entre las calles Jazmín y Aquiles Serdán, de entre todas las casas hay una que atrae la atención por lo enmohecido de su fachada, al parecer una vez hubo helechos, rosales y pasto cortado a ras del suelo, hoy crece la yerba, arbustos y el quelite, las marchistas paredes conservan aun la pintura beige entre los lamparones oscuros del moho, los oxidados marcos de los ventanales dejan entrever trozos de cristales y pedazos de madera que alguna vez intentaron tapiarlas dándoles un aire fantasmagórico y tétrico a la vez.

A pesar del abandono en que se encuentra, cuando pasamos frente a ella nuestros pensamientos la habitan, caminan en su interior, llegan a la cocina cuyo tapiz de cochambre deja factura de lo que ahí se cocinó, intentan reconocer el espacio donde una vez estuvo el comedor, suben a las habitaciones que se encuentran llenas de telarañas, polvo y suciedad, al llegar al desértico patio lo único que se observa es desolación, como esa que todos hemos experimentado en algún momento de nuestra vida, cuando estamos rodeados de gente.

En ella, hasta donde sé -¡mira que he sido vecino de esa colonia desde la infancia!-, no ha ocurrido nada extraordinario, pero en la imaginación de quienes la estamos contemplando suceden infinidad de historias, algunas dramáticas, otras de suspenso con tintes de horror, que erizan los pelos. Experimentamos el acecho de una bruja maldita, percibimos vestigios del asesino serial que con su guadaña cercenó articulaciones humanas, llegamos a escuchar el jadeo incesante de los zombis que nos persiguen, es más, hasta respiramos su vaho, o la piel se nos pone chinita al sentir el vómito caliente que nos arroja desde la azotea una niña poseída por satanás. Es cuando nuestro cuerpo reconoce que el miedo es diurético o laxante, según nuestro sistema nervioso.

Una vez que nos alejamos de esa casa, todo vuelve a la normalidad, dejas de sudar frío, el ritmo cardiaco se normaliza, regresan todos los problemas de siempre, sí, esos que nos provocan estrés, incluso nos sale lo valiente planeando volver un día con más tiempo -¡ay, ajá!-, a jugar a la ouija en su interior a media noche para contactar espíritus chocarreros, pues sabemos que los chamucos y fantasmas malignos son purititas mentiras, pero, si eres de esta ciudad, no dejes de visitar nuestra Amityville, eso sí, absténgase de sacar las manos del carrito y de tomar fotografías con flash.

jueves, 14 de junio de 2018

Adiós, a las mercancías

Algunos conocidos que leen lo que escribo para este ínclito medio impreso, me han pedido que externe algo sobre esa tienda que hace unos días cerrara sus puertas en nuestro Estado. Bueno, de entrada, no es de extrañar que así sea, si muchos se han empeñado en desaparecer espacios circulares tradicionales como los circos y las plazas de toros. Que cierre una tienda no es novedad, si ya otras lo han hecho, ¿cuáles? Hagan memoria, y si aún no nacían pues a preguntar mis chamacos, pero pa´que vean que no soy gacho, les voy a dar una pista, ¿recuerdan esos helados en recipiente de casquitos de futbol americano, cuyo eslogan era una bola de sabor?, ¡áñeñe, esa merita!

Muchos vamos a extrañar la tienda de los tecolotitos no por ser clientes, sino por tener esos impecables baños donde como en casa, uno confiadamente acudía a realizar las necesidades fisiológicas sin experimentar las ñáñaras de ocupar un lugar en desaseo. Neta que eran la salvación para muchos escrupulosos amigos de la higiene como yo. Habrá quienes les haga falta ese karaoke que era el departamento de entretenimiento, donde sin comprar ningún CD interpretabas con toda la inspiración rolitas del Príncipe de la canción, JuanGa, Leo Dan, entre otros.

Algo más que se añorara con sentida nostalgia, es el poder ojear –sí, de ojo, no de hoja, pos ya sería uno bastante abusivo dándoles lectura completa- los cómics, libros y revistas sin el estorboso celofán de la envoltura, no te hagas el que nunca los abrió, o sea, goodbye library, ¡Buaaaa! Híjole, también se echará de menos ir a ver todos esos productos que más adelante compraríamos… pero en otra tienda.

En otras palabras, quienes visitamos las plazas comerciales muchas de las veces no es que acudamos a ellas de shopping, así como dicen los nice, creo que vamos en plan turístico, a que se nos quite el calorón con el aire acondicionado, a observar y socializar, incluso, si es que llegamos a comprar algo, pos simplemente lo hacemos como quien adquiere souvenirs, pero… ¿hay un pero? ¡Claro! Resulta que en las inmediaciones a la plaza donde llegó a existir este negocio que dijo adiós a sus mercancías, se localiza un parabús, y a la mayoría de las personas no les agrada ser vistos cuando llegan en las diversas rutas que ahí convergen, ¡qué dizque les da vergüenza! Entonces mejor optan por ir a otra donde el paradero se ubica a varias cuadras de distancia y según ellos, ahí sí se reúne la familia colimense.

jueves, 7 de junio de 2018

La vida es un GIF

En la actualidad, uno a veces es presa de la vorágine que la tecnología nos hace vivir, es como si nos embriagáramos al ver cómo la inmensa minoría de las personas prefieren ser zombis o remedos de la criatura del doctor Frankenstein conectados a internet, de tanto uso tan desordenado que se le da ya ni me enojan los descalabros ortográficos que en ella pululan, es decir, nuestro alfabeto ha superado el trauma de escribir “aki” en lugar de “aquí”.

Para los que no somos Millennials, es oportuno saber que GIF es un formato de intercambio de imágenes muy popular entre las generaciones actuales, debido a que es uno de los archivos más compartidos en las redes sociales, el cual consiste en el movimiento de uno o varios fotogramas, cuya duración oscila entre los tres o cinco segundos y que se repite de manera infinita. A veces se utilizan para expresarse, otras para echar guasa sobre algo o alguien. Existen aplicaciones para el teléfono celular con las cuales cualquiera puede elaborarlos, o sea, ¡no hay un libro de GIF para Dummies, wee!

Si a lo anterior le sumas que a través de Snapchat, que es otra aplicación de mensajería para celular con la cual se pueden intercambiar rapidísimos archivos multimedia de imagen, pos de volón pin-pon que se pasa de un usuario a otro multiplicándose como conejos en primavera, ahora sí que ni borrando el historial lo desapareces de ahí, y lo que sucede en Snapchat, se queda en Snapchat. Prueba de ello fue esa fotografía que un alumno sin mi consentimiento la tomó y transformó en GIF, mientras un servidor cavilaba aferrado al pasamanos de la ruta de autotransporte en la que viajaba rumbo a la escuela. Ya se imaginarán el efecto con el movimiento constante del camión en lo flácido de mi abdomen producto de tanto alimento que hace transparente las servilletas de papel.

De su existencia supe cuando al arribar al aula, un aluvión de barullos, risas sarcásticas y miradas burlescas recibió mi llegada, las cuales una vez que estuve en el interior fueron apagándose lentamente hasta el silencio sepulcral; durante la clase esporádicamente se escuchaban ciertas risitas que molaban más que un grillo en habitación durante la medianoche. Fue por el descuido de uno de ellos que la vi, al principio la cólera con su insensatez trató de nublar mi razón, pero recordando ese curso de Conocer y Regular Emociones, puse un pensamiento positivo, di unas respiraditas y lo único que dije fue: ¿qué tal si fuera al revés?

jueves, 31 de mayo de 2018

Ciudadano fregadanti

En mis amados ochentas, los sábados por la noche, –na´quever con la película de John Travolta– devotamente era aficionado a dos cosas, la primera de ellas, disfrutar de un enorme plato de pozole con trompa, oreja y pata de tocayo acompañado con su respectivo chesco, mientras que la segunda era sentarme frente al televisor a ver el programa Ciudadano Infraganti –de pronto llega el flashback del tema de entrada, con la canción El Barbero de Sevilla de Rossini, que quede bien claro, no de Bugs Bunny ¡Eh! –, que conducía Oscar Cadena, un señor calvo, gordito – ¿en dónde habré visto a alguien así? ¡Tal vez en el espejo, wee!– con tirantes y una cámara JVC descolorida que recorría las calles de chilangolandia, o sea, el DeFectuoso, hoy CDMX (¡chin! ¿Y ahora cómo le vamos a hacer para el gentilicio?), evidenciando a las personas que estacionaban mal sus coches al igual que aquellos que tiraban basura en lugares indebidos, registrándolo a través de la lente.

Supuestamente esos testimonios en imágenes debían de generar conciencia en el teleauditorio, pero creo que no, pues la gente continuaba estacionándose en doble fila, las banquetas permanecían sucias, seguían sin respetar las filas, la corrupción de los servidores públicos incrementaba, el desperdicio de agua potable se hizo común y eso que el programa duró un buen de transmisiones, pues material visual había de sobra, es más, era como si esos videos en lugar de denunciar conductas indebidas, sirvieran a manera de ejemplo para quienes las quisieran hacer las perfeccionaran evitando los errores ahí expuestos.

En el siglo XXI, el legado de este programa ha sido perpetuado gracias a todos aquellos que con su celular en mano son capaces de obtener evidencias fotográficas y en video con tal de denunciar situaciones problemáticas de la ciudadanía, he aquí el origen de las lady y lores que tanto trending topic han generado en redes sociales, igual, también prefieren perderse la sensación de vivir el momento de alguna presentación artística con tal de captar trozos del evento y subirlos a Facebook o Twitter, venga a nosotros tu reino, y hágase tu voluntad.

Lo peor es cuando en ese ejercicio de ser testigos les importa poco fotografiar difuntos sin ningún escrúpulo, accidentes sangrientos e incluso enfrentamientos entre los representantes de la ley contra la delincuencia, poniendo en riesgo su propia integridad física, además de entorpecer operativos policiacos y los primeros auxilios de los socorristas a las víctimas, da la impresión que cuanto más nos modernizamos, el respeto por el sufrimiento ajeno pasa a un segundo plano con tal de captar cada vez más like y followers, lo que nos hace ser tan irracionales, a pesar de ello, a nuestro país aún le falta un buen para lograr que usuarios de redes sociales tengan claro como atacar la corrupción y la impunidad a través de ellas.

jueves, 24 de mayo de 2018

México encuestado

Dedicado a Margarita… La Diosa de la Cumbia, ¡Yeah!

Estamos en plena época de campañas electorales, y la verdad no sé cómo en estos tiempos donde la inseguridad, las extorsiones y robos se encuentran a flor de piel, hay quienes continúan con sus encuestas sobre la opinión que uno tiene respecto a los candidatos y la preferencia hacia los partidos políticos que los respaldan. Datos que desde mi punto de vista no pueden ser ni siquiera los preliminares, pues eso de que alguien aventaja en puntos a otros no significa que será el posible ganador, ello lo sabremos con certeza varios días después de las elecciones.

En lo que va de este mes y el anterior, el teléfono de casa ha recibido un promedio de seis llamadas de supuestos encuestadores, quienes entre sus cuestionamientos salen con la hipotética pregunta sobre mi voto presidencial, a todos les he dicho cual cura parroquial, que prefiero guardar el secreto de mi confesión hasta la muerte. Además… ¡No manches! Eso de las llamadas sí que está del nervio, pior aun, que mi teléfono es antigüito –bueno, uno que anda en la onda retro y vintage –, de esos que estaban hechos de baquelita y se marcan con el disquito, obviamente que no cuenta con identificador, entonces ya se imaginarán los sustonones que me llevo con eso de que tienen secuestrado a uno de mis hijos, ¡ay nanita! Por meritito y me da el soponcio, de no ser que consiente estoy de que mis vástagos en estos momentos se esconden por la cañería, otros tal vez nadan con los caballitos de mar y los pececitos de colores en el océano. Si a eso le sumamos todos los trolles de las llamadas de los bancos en los que ni siquiera cuenta de ahorro tengo y las patéticas presentaciones grabadas de los candidatos, se vuelve todo un problemón tomar a los encuestadores con seriedad y confianza.

La otra modalidad de encuestar son las visitas domiciliaras, pero las veces que han acudido a mi hogar es precisamente cuando acababa de ingresar al inodoro con el apuro de llegar o estaba en plena regadera todo enjabonado, mientras los urgentes golpes a la puerta generaban presión e incertidumbre; a los que he atendido, además de las clásicas preguntas, siguieron las de querer saber mi nombre, el número de habitantes en casa con edad para votar y los que aún no, ¡óigame no! Esa información es imposible proporcionársela a cualquiera, ¡ve tú a saber pa´que la quieran! Mejor que sigan compitiendo con los promotores religiosos y los cobradores para que les abra la puerta.

Al final de cuentas creo que los resultados de esas encuestas lo único que logran es que sigamos faltando al respeto a la forma de pensar de los demás, intentando convencerlos de que nuestro candidato es el mero chipocludo y si no se logra, entonces los tachamos de chairos y capitalistas, atosigándolos, así como cuando pierde su equipo de soccer o simplemente solicitamos el apoyo de alguien más para echarles montón.

jueves, 17 de mayo de 2018

Fashionistas

Cuando interactúas con un ejército de adolescentes los cinco días de la semana, uno como profesor corre el riesgo de alienarse por ese constante bombardeo hormonal, pero eso de comportarse como un muchacho a nuestra edad, pos la neta ya ni nos queda y lo más probable es que nos tachen de chavo-ruco, mejor prefiero observarlos, así tipo documental de Lorne Greene. Como ustedes saben, la escuela no es el lugar para que un estudiante porte sus mejores prendas, pues el uniforme los hace lucir iguales, más no parecidos, pero a pesar de ello algunos se las ingenian con tal de partir plaza en el patio cívico o en los pasillos a la hora del receso.

El principal medio de hacer notar que sé es un High Fashion School, es el corte de cabello en los jóvenes, es más, algunos de ellos lucen el estilo Vanilla Ice sin siquiera saber quién era, por su parte, las chicas, aparte de clonar peinados de Selena Gómez, Miley Cyrus o Lady Gaga, no pueden faltar sus respectivos accesorios, como broches, donas (sí, esas que algunas portan tipo pulsera), liguitas, prendedores, mariposas –na´quever con el insecto lepidóptero– de infinitas formas con los cuales logran peinados artesanales que transforman el aula en un taller de peinados, ¡ahí les hablan expertos en diseño curricular!

Otro básico entre las adolescentes que se jacten de modernas es el maquillaje a lo Star Wars, o sea, utilizar colores verde neón, morados, azules, plateados y toda la gama de tonos de las artes gráficas, incluso ciertas chicas combinan los tonos de la falda de su uniforme con el que aplican en el sombreado de ojos, y si te preguntas por qué las Guerra de las Galaxias, pues nada más basta ver a una chavita de labios color C-3PO. También las blusas oficiales son transformadas en ombligueras, bueno, quienes tienen abdomen de modelo de infomercial, el largo de la falda es inversamente proporcional al lugar donde se encuentren y el calzado… pos ahí sí tiene que ser escolar mis chatas.

Lo que se me hace una gachada es que gracias a ello la mayoría de hombres se congregan alrededor de las damitas que expresan su gusto personal a través de la forma en cómo visten, pero lo más triste es que las compañeras de esas chicas las clasificaran de la vida fácil –la neta por respeto a ustedes no me atrevo a escribir como en realidad las llaman–, de igual, los tarados que intentaron salir con ellas y fueron rechazados, es decir, puras pinches etiquetas que les censuran su style, aunque sea una copia de la copia, lo pior, todavía les preguntan a su psuedo amigas si se ven o están chidas con esas ropas, ¡ay, no la amuelen! Ellas son fashionistas no por vestirse con ropa de diseñadores de alta costura, si no por saber combinar las tendencias con su estilo personal.

jueves, 3 de mayo de 2018

Juan Gabrielismo

El pasado fin de semana fui al cine que se ubica en cierta plaza donde hay un titipuchal de locales comerciales y tiendas departamentales, estando en esa que de tan pequeña que es, bien podría pasar por una tiendita o por, por o. Acudí al único lugar que visito en ellas según opinión de mi pareja, el departamento de entretenimiento, donde se ubican los discos de música y los Blu-ray, que para algunos ya ni se usan, pues si quieren escuchar una rola o ver una película, simplemente la buscan en internet, solo que son temporales y en cualquier momento las quitan sin avisar a diferencia de las colecciones reales, donde uno puede disponer de ellas en el momento que se le dé la gana además de la excelente calidad.

En las pantallas que se encuentran a la venta casi siempre exhiben conciertos, los cuales ignoro, pues algunos ya los tengo –modestia es mi nombre– y otros son de hueva, pero esta vez mi atención en lugar de concentrarse en buscar novedades discográficas, fue atraída por dos señoras que inspiradas canturreaban al unísono las canciones del recital, denotando una declarada afinidad con el famoso cantante Juan Gabriel, quien en 4K se veía más vivo que lo que está en el imaginario nacional. En su muy auto-valorada intención de que los ahí presentes certificasen su acérrimo fanatismo, inspiradas las mujeres alzaban la voz al interpretar “La farsante”.

Lo más seguro es que en sus habitaciones durante la adolescencia de estas cincuentonas con pelo a lo Madonna y brazos tapizados de bisutería, había paredes con pósteres del Divo de Juárez en tiernas poses, algunas de sus hijas tal vez se llamen Gabriela o Juanita (que lo más seguro en bachillerato ella prefería que le dijeran Jane) y con tal de evitar los celos de sus maridos al hijo lo bautizaron con el nombre de Alberto. La radio de sus memorias se llamaba XHJuangabriel, donde continuamente se rasgaban el corazón al escuchar masoquistas baladas como “Tu abandono” o “He venido a pedirte perdón”. Espero que ellas también descubrieran aquellos guiños que sobre su sexualidad hacía en “Yo no nacía para amar” o fragmentos como: “si en el mundo hay tanta gente diferente, una de esa tanta gente me amará”.

Mientras las damas hacían ese culto musical al que decidí bautizar como Juan Gabrielismo, quien firma lo que escribe se compró tres discos, haciendo mi clásico pendejazo al descuidarme y cerciorarme de su ausencia minutos después de haber pagado, dejando el final de este relato a la imaginación, pues supongo que no compraron nada, ¿o sí? No sé.

jueves, 26 de abril de 2018

La parodia

No vi el debate, ¡no lo vi! Tampoco vi el inicio de la serie de Luis Miguel, que por no entorpecer al primero, cambió su horario de transmisión, uno que se duerme a las 9 de la noche, pos ni cómo verlo; al día siguiente sucedió lo predecible sin la necesidad de recurrir a una pitonisa, tenía claro que para el próximo capítulo, Luis Miguel grabaría su álbum debut y se presentará en “Siempre en Domingo” con el señor Velasco, mientras que en el debate hubo más memes que propuestas, y la neta eso harta, lo pior es comprobar que nos quieren seguir viendo la cara de idiotas con las mismas argucias tradicionales y caducas de nuestra política, pero no por esto hay que darnos por vencidos, es cansado, sí. Agüitante, sí. Pero es que a eso le apuestan los abusivos políticos, a que nos cansemos.

La verdad ese abuso sí que les ha funcionado, pues al cansarnos, terminamos aceptando lo que sea, es decir, nos convencen, como las series y telenovelas que nos chutamos, esas que nos hacen creer que así es la vida misma. Lo más sano entonces es informarnos bien, no simplemente observar los videos que nos llegan a través del guatsap, menos aún tirar la piedra para ver a quién te chingas, y evitar esas estúpidas discusiones con personas que ni siquiera saben discutir, simplemente hay que parar orejas para tomar nuestra propia postura sin la torpeza de llegar a la violencia.

Entonces, así como nos hemos enterado de la vida de Luis Miguel a través de las revistas de chismes, que sí es demasiado excéntrico, que le encanta el chupe, que ha tenido más mujeres que sultán en un harem, así también en la parodia de los procesos de elección popular veremos candidatos de características campechanas, actos cretinos, excusas baratas, deslices, tonos de voz pausadas que terminan gritando con la esperanza de que gracias a esos berridos la gente les aplauda sin la ayuda de staff, y lo más detestable, la ridícula forma de atraer adeptos al adecuar canciones exitosas de esas que de cajón ponen en los festejos BBC (bodas, bautismos y comuniones) con las cuales te bombardean horas y horas.

Igual también habrá quienes en plan de animadores políticos – ¡pinches gandules mentales!–, nos querrán vender ideas dizque simplonas de supuesta inteligencia, no como las de Forrest Gump, sino como las de cualquier conductor de reality show, a poco no dan pena ajena esas intervenciones tontas y fallidas que tienen. Digo, yo no me trago eso de que un candidato frente a televisión o internet se equivoca como si promocionara el voto para los contendientes, ¡eso sí es parodia pura!.

jueves, 19 de abril de 2018

Cortesía moderna

Dice un conocido que la cortesía es cosa del pasado, que las generaciones actuales ya no utilizan esas palabras de corte amable que se clasificaban en mi época de juventud – ¡uy, ya llovió!– como producto de una buena educación fomentada en el seno familiar. Aquellas frases que nuestros antepasados utilizaron como señal de buenas costumbres, en la actualidad tal vez pudieran clasificarse de servilismo, como eso de decir “su humilde casa” al hacer alusión al propio hogar y lo pior es que cuando vas de visita, pues te topas con una casa Tudor tipo Rancho Neverland de Michael Jackson, que de humilde nada tiene.

También para muchos eso de decir “tu seguro servidor y amigo” les llegue a parecer más falso que un billete de quince mil pesos, pues en la actualidad a la mayoría gusta ser servido en lugar de servir. Una que probablemente descontrola a quien la escucha y más si estás en la cenaduría de esas que sacan el foco a la calle y colocan una mesa enorme degustando de un pozole, cuando de pronto alguien se levanta y al pasar por la mesa dice “buen provecho” o “provechito”, entonces tú en plena mordida al hueso de espinazo respondes ñam-ñam, graagxxiaas, ñam-ñam.

Como una forma de rescatar esas frases de amabilidad que denotan una excelente educación, al mismo tiempo, intentar modernizarlas para la muchachada de hoy, con la firme esperanza de continuar teniendo el favor de su lectura en tan humildes letras que cada jueves le brinda la oportunidad de publicar este ínclito periódico, pongo a sus altas capacidades intelectuales lo siguiente: se imaginan en todititos los Facebook encontrar redactados sobre sus muros la leyenda de “has sido aceptado con beneplácito, estás en tu perfil, todo like y emoji será bienvenido”, ¡wow, qué bonito! Sería estupendo llegar a las oficinas gubernamentales y que te encontraras con el letrerito de “mientras le atendemos puede conectarse a Internet, aquí está la clave del WiFi”, ¡si, ya sé! Eso es demasiado, entonces nada más que mis vecinos se pongan chulos y me faciliten el de sus casas.

Seamos sinceros, nos superzurra saber que fuimos dados de baja por algún contacto en las redes sociales, es por eso por lo que cuando alguien te elimine del grupo de WhatsApp, te deje de seguir en Twitter o te bloque en el feis, siempre debemos de evidenciar buenos hábitos en las relaciones, por tal razón lo más positivo es escribir en tu muro o como estado “te vas a perder de muchos like” o “espero que otros seguidores te retuitéen mejor”, se lee como de ardido, pero… pueque a lo mejor quien te dio de baja de sus redes se arrepienta y acuérdate que de los arrepentidos se vale Mark Zuckerberg.

Espero que con tales intentos por modernizar modales de antaño, vuelva la amabilidad perdida en las redes sociales, digo, ahora que ya ni siquiera te presentan a las futuras amistades, simplemente confirmas o eliminas solicitudes, ¡con la venia, paso a retirar!

jueves, 12 de abril de 2018

Vocabulario internauta para usuarios remisos.

A veces nos pasamos de irreverentes, pues cuando vemos a alguien caer nos resulta chusco su estrepitoso accidente y soltamos la carcajada, sin importarnos el dolor y la vergüenza del afectado, incluso le ayudamos a levantarse y la pinche risita no para, aaahhh, ¡pero cuando se cae Internet, nadie se ríe! Menos aún los más de 65 millones de personas que lo utilizan en nuestro país, catástrofe que es equiparable a dar de baja un celular por no captar bien el guaifai, bueno, no hay de qué preocuparse, respire hondo y paciencia, otras veces ha dado de baja su teléfono móvil porque de tanta aplicación que tiene se puso lentísimo.

¡Los internautas se han multiplicado como piojos en cabello a la afro! Los hay desde niños entre seis años o menos, ¿de menos edad? ¡Claro! Pude constatarlo observando en YouTube un video de estimulación visual y auditiva para bebés producido por el programa Un Nuevo Día de Telemundo, sí, ya sé que los pediatras señalan como negativo poner frente a un televisor o computadora a niños menores de cinco años, pero hay de tocho en la villa del Señor, pues según los usuarios es un éxito que sus pequeños se duerman viendo figuras transformarse al compás de “Für Elise” de Beethoven, ¡Mira nomás que padres tan desconsiderados y cultos a la vez!

También las personas de la tercera edad se han vuelto asiduas al Internet, he visto a muchos congéneres en las redes sociales, es más, ellos ya saben que subir a la nube no es ir al cielo y que la foto de su credencial del Inapam bien les puede funcionar como imagen de perfil, igual, tienen conocimiento de que un estado, además de ser cierto territorio o división política, también indica a los contactos de Facebook la situación anímica de los usuarios y que para señalar que sé es el primero en externar un comentario han agregado a su diccionario la palabrita “pole”, siendo honesto, algunos ni sabíamos de su existencia de estas terminologías, lo cual me inquieta, pues significa que desde antes de haber tenido un perfil de usuario, la vida había sido llevada con dignidad.

Lo peor de la internet es que las redes sociales son el más fiel reflejo del ritmo de la vida que se lleva al estar desconectadas de ellas, a poco no es de pena ajena saber que esa persona que te borró o bloqueó sigue observándote desde el perfil de un conocido. ¡Cómo la estupidez se engrandece en un espacio tan pequeño como lo es una foto!

A pesar de estar o no de acuerdo con lo que se diga o se haga bajo la libertad de expresión que brinda la era digital, los mexicanos continuamos invocando las energías cósmicas del Arcángel Gabriel, Amira la tarotista o Don Gato con tal de tener un poco de wifi gratis y completar las siete horas que a diario pasamos conectados en la web, claro que depende de uno estar empapado de su lenguaje para comprender lo que significan shippear, hype, tag o challenge. ¡Si te gustó dale like o suscríbete!