jueves, 25 de octubre de 2018

Música a la antigüita

Dedicado a Gabriel Noriega, Deca para los cuates.

Ahora con eso de los huracanes y tormentas tropicales, por cierto, ¡ya ni la amuelan, ponerle Willa a un huracán! Para lueguito salir con su pinche montón de memes dizque confundiéndose con güila, que ustedes bien que saben a qué se refieren, pos uno se aburre de lo lindo y más aún, teniendo cinco mil CDS y escuchar uno que te arrulla, la neta no sé qué hace ese disco entre mi modesta colección. ¿Lo habré comprado en alguno de mis lapsus brutus? Tengo de Abba, Pimpinela y Menudo, pero… ¿ese de dónde salió?

No recuerdo haberlo adquirido hace poco, menos en estos tiempos en que cada vez que voy a las dos tiendas departamentales de conocida plaza comercial cuyo nombre no he de citar para no darle publicidad, menos diré el de las tiendas, pero lo que sí me agüita es que el departamento que más visito esté en vías de extinción, tal cual le sucede a la vaquita marina – ¡no manches, ya solo quedan 40 ejemplares! De la vaquita marina, wee –, me refiero al departamento de discos, donde la pasaba bien suave buscando las novedades discográficas, las rarezas e importaciones de los cantantes y grupos que gusto de escuchar.

Como diría un empleado de ahí, “a usted le gusta oír música a la antigüita”, o sea, porque no consumo canciones comprimidas en donde no existen créditos ni méritos de quienes las produjeron y que además se escuchan bien gachas, pero que con las tiznadas bocinas a tope de volumen según ellos las disfrutan, resulta incomparable a la experiencia que representa desde ir a la tienda, buscar el CD que quieres, encontrarlo, pagarlo, llegar a casa quitarle la cubierta de celofán, abrirlo y sacar el booklet, ver el arte, las letras de cada rolita, fotos inéditas del artista o del grupo, además no hay nada tan sublime como meter el disco y leer en el reproductor reading disc, ¡wow, es la neta! Así como escuchar la calidad del audio, no como el cucarachero de las plataformas de música en streaming.

¡Ah! Por cierto, el disco que casi me duerme lo más probable es que lo guarde en la región del olvido, mientras, afuera llueve a cantaros, voy a continuar fodongueando hasta que sea la hora de dormir, por lo pronto hay que escuchar a Juan García Esquivel, el meritito papá del lounge y empezar a leer revistas Conecte y Sonido, chale, sí, ya sé que son de los ochentas, no la hagan de tos por no estar a la vanguardia musical, a mí lo que me late es que la música chipocluda va a ser chipocluda hoy, mañana y siempre.

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