jueves, 27 de octubre de 2022

Todo se lo debo a mi mánager.



Sócrates no tenía discípulos, las personas que lo seguían eran simples adeptos a sus ideales, pues para este filósofo un alumno es aquel que en cierto momento de su formación, debe superar a su maestro, incluso dejarlo atrás, lo cual no implica que fuere gracias a las enseñanzas recibidas, al contrario, es que ese discípulo por fin alcanzó la iluminación cuando sabe valerse por sí mismo, es decir, es precisamente cuando da a luz, así es como la mayéutica supone, ya que la verdad se halla oculta en la mente de cada individuo y mediante el razonamiento, el propio sujeto va desarrollando nuevos conceptos a partir de sus respuestas.  

Imagino entonces que por eso Alejandro Magno, quien desde los 13 años estaba bajo la tutela de Aristóteles, de quien se dice adquirió su amplia formación intelectual y científica, llegado a cierta edad se separó de él, comenzando así sus conquistas. Ese mismo quien al ver a Diógenes de Sinope sentado en un gran barril – ¡haber que opinan los fans de El Chavo del Ocho, por haberse fusilado el estilo! -, le preguntó: “Diógenes, dime, ¿qué puedo hacer por ti?” A lo que él le respondió: “Sí, apártate de ahí, que me tapas el sol”, entre la guasa de sus acompañantes, asombrado por la elocuente respuesta, el conquistador exclamó: “¡Si no fuera yo Alejandro, me gustaría ser Diógenes!”

Qué razones tienen esas ideas socráticas tan añejas y tan actuales a la vez, entonces humilde docente, ¿por qué te empeñas en cacaraquear los éxitos de quienes fueron tus alumnos como si fueran por mérito tuyo? No se te olvide que tan solo eras un peldaño en la trayectoria académica de estos, por lo tanto, no esperes que como aquel pugilista amo de los nocauts, los golpes técnicos y las arenas llenas, Raúl El Ratón Macías, diga: “Todo se lo debo a mi mánager”.

jueves, 20 de octubre de 2022

No hay nada nuevo bajo el sol.


Existe un proverbio que se le atribuye al rey Salomón, sustraído de
 El libro del Eclesiastés o el “Libro del Predicador” en su Capítulo 1, versículo 9, texto perteneciente al Antiguo Testamento de la Biblia y también del Tanaj, en donde se escribe: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y no hay nada nuevo bajo el sol”. Acá, en palabras de quien firma lo que escribe, se interpreta como que todo lo que nos parece novedoso puede no serlo, pues en algún momento de la historia alguien ya lo había diseñado, inventado o creado.

Así nos encontramos que la brújula ni fue cien por ciento invención de los chinos, pues el primer uso de la magnetita (Fe3O4) como brújula, se utilizó en el 376 a. C. -¡ tsssss! -; igual le pasó a Thomas Edison con su invención de la bombilla, pues ya habían desarrollado las baterías eléctricas, es más, existían lámparas y bombillas incandescentes. En la música yo crecí pensando que la rola “Cum on feel the noize”, era del grupo estadounidense Quiet Riot, y ¡posno!, originalmente la cantaron los británicos de Slade por allá de 1978; entonces mi apreciado lector millennials, Robbie Williams no coverea a Yuridia cuando canta “Angels”, ni la aberración llamada “Mi bebito fiu, fiu”, es una versión de Eminem, es de Dido, el rapero solo la samplea, o sea, toma porciones de la canción original.

Si hoy te apantallaron con cierto prefijo, mucho antes de que ellos lo hicieran… pos ya la había hecho mi gurú de comida chatarra, Xavier López “Chabelo”, ¡claro! En su programa En Familia con aquel concurso del malvavisco cubierto de chocolate llamado Bubulubu Ricolino, en el cual los participantes debían decir un refrán en donde a cada palabra del mismo le agregaran el prefijo “bubulu”, y quien lo dijera sin trabársele la lengua, pues se ganaba su dotación completa de productos Ricolino y obtenía el derecho de pasar a la catafixia, ese juego de intercambiar una cosa por otra sin importar el valor de ambas, lo cual implica un riesgo, así como la vida misma. Ya para cerrar, no hay que olvidar que como dijera Ricardo Ceratto a través de aquella letra de Antonio Jaén “El sol nace para todos”, sin importar que no haya nada nuevo.

jueves, 13 de octubre de 2022

Coleccionador de momentos.



El sábado pasado mientras caminaba por las banquetas con caries de la calle… creo que mejor ni la menciono, no se me vayan a agüitar quienes viven por ahí, pero bueno, para ya no hacérselas más cardiaca, caía en la idea de que la vida de muchos es un amasijo de recuerdos, quien firma lo que escribe es un coleccionista de momentos, por ejemplo, si escucho Mátenme porque me muero, de Caifanes inmediatamente mi cerebro viaja en el DeLorean neuronal y viene aquella triste imagen de que en mi adolescencia mientras la oía, llego mi padre a casa con una caguama a punto de terminársela, entonces molesto le dije: “¡No manches, jefe! Te vas a morir, recuerda que con la cirrosis hepática no se juega, esta vez es la tercera”. -¡M´hijo, ¡chist! ¡Esa que oyes, es mi canción a partir de hoy! Fue su respuesta. Y sí, a los 15 días se mudó al barrio que hay detrás de las estrellas, pues la calaca se lo llevó a dormir con ella, dejándome como herencia, una cuenta en Bancomer con $ 50.00 pesitos y cada vez que oigo esa rolita de Caifanes, se me ponen los ojos blancos como Remi.

También por pura nostalgia conservo objetos que para algunos son basura, como las corcholatas de Coca-Cola del Mundial Futbol Argentina 78’, que para la chamacada de mi época eran como hoy para los millennials, algo semejantes a las estampas Panini, mientras las toco, mis dedos llevan al recuerdo de aquel álbum de cartón en donde las pagábamos, creo que eran 46; ni que decir de 2 dispensadores de bolsillo de esos caramelos en forma de pequeña tableta rectangular seca, de la marca PEZ, qué la neta estaban malísimas, y lo único que valía la pena era el dispensador con la cabeza de algún personaje de Disney o de los Looney Tunes, pero que cada vez que los veo, huelen a Cine Diana con sus funciones dobles.



Igual me pasa con los cómics, tengo algunos de mi abuela materna, quien por cierto me hizo adicto a ellos -es más, creo que así fue como nació el interés por aprender a leer, sin ir a la escuela-, entre sus favoritos estaba ese de “Aún Hay Más”, sí, con Raúl Velasco, el conductor del programa musical llamado Siempre en Domingo, lo que me llama la atención cada vez que lo ojeo -sin “H”, pues nomás pongo los ojos en él- es que en la contraportada incluían una foto del señor Velasco, dizque para que la enmarcaras, no dudo ni por un momento que alguien si lo hiciera. Entonces mientras caminaba por esas aceras con caries y calles mulachas, caí en la reflexión de que realmente colecciono fragmentos de mi vida, objetos que representan mi idiosincrasia, no es que lleve tiempo intentando evitar dejar de ser niño, es que la vida es como uno la recuerda y mi infancia adquirió muchos de esos recuerdos.

jueves, 6 de octubre de 2022

¿Y tú… cómo te llamas?


Siempre he dicho que la culpa no es de uno, los nombres que tenemos son producto de las ideas de nuestros progenitores, hay quienes lo heredan de sus abuelos, también los hay generacionales, es decir, que se transmiten de generación en degeneración… ¡Ups Perdón, generación!, otros por simple orgullo, gusto o afición, solo basta recordar a aquel Diego Armando Maldonado, Elvis Pérez, Axl Rosas, es más, hasta Bono, ¡y eso que él de a deveras ni así se llama! Su nombre real es Paul David Hewson, mientras que Bono, es el simple de
 Bono Vox, que significa “Buena voz”.

Quienes si están pa’l traste, son aquellos que tienen que explicar el significado de su nombre, y a veces sin que nadie les pregunte, ¡en serio, madres y padres, ellos qué culpas tuvieron de que ustedes se quisieran ver bien cultos o internacionales! También abundan quienes necesitan un “abstract” para nombrarlos y mención aparte los que hasta subtítulos requerimos para comprender cómo nos dijeron que se llamaban. Otra situación lamentable es la de quienes prefieren que les llamen por su apodo que, por su nombre, la verdad, ahí sí que está bien canijo.

Es que ponerse de acuerdo tanto mamá como papá para designarle un nombre a sus futuros bebés es una difícil tarea, imagino que por eso gobiernos de países como Dinamarca, que limita a los padres a que se sujeten a una lista de 24 mil nombres para llamar así a sus criaturitas; por su parte Islandia y Alemania los hace apegarse a cumplir con ciertas normas gramaticales y de género con tal de evitar que en un futuro un nombre se vuelva bullying; mientras que en Japón y China intervienen cuando consideran nombres inapropiados.

Con lo anterior no estoy sugiriendo que se formalicen los nombres, simplemente que los padres reflexionen de manera profunda sobre el nombre que pondrán a su retoño, pues van a cargar con él toda su vida, y no tengan que titubear e incluso a transpirar cuando alguien les pregunte, ¿y tú… cómo te llamas?