miércoles, 29 de abril de 2015

Destinos Turísticos

Ya quedaron atrás los días de asueto en el paradisiaco Parque Regional, cuando disfrutaba del candente sol sentado a la orilla del tobogán cascada degustando una exquisita galleta de soda con sardina acompañada de mi vaso jaibolero llenito de chesco bien heladote; llegó el mes de abril con su clásico robo de la irrecuperable hora de sueño, la difícil adaptación a un horario que camufla de ser temprano y en realidad es tardísimo, mientras uno engañado pierde el tiempo embelesado por la inmortalidad del crustáceo.

Tal como llegó el mes del “niño” –así sin distinción de género, pero bien publicitario para cualquier estrategia de mercadotecnia–, en un abrir y cerrar de ojos está yéndose, como el agua entre los dedos; durante la llamada semana “mayor” y la que le sigue, algunos tienen el privilegio de gozar de vacaciones, es cuando se vuelven pata de perro para ir a visitar lugares plagados de más gente y de vendedores ambulantes que ofertan hasta la dentadura postiza de sus abuelitas con imán para que la coloques en la puerta del refrigerador.

Las agencias de viajes hacen su agosto promocionando destinos turísticos de ensueño, cual vampiros succionan los escasos ahorros de los turistas, quienes al finalizar el periodo vacacional los veremos hacer un tour por las diversas casas de empeño intentando cotizar su pantalla de led lo más alto posible con tal de recuperar las pérdidas. Es por ello que decidí emprender un viaje virtual, ahora con eso de la modernidad, uno no puede quedarse al margen, echándole una revisadita al Google Maps me encontré con lugares que si la censura me lo permite enunciaré.

Inspirada en la estación de trenes para designarle tan rimbombante nombre, existe en Minnesota tierra de nuestros paisanos del norte, una pintoresca ciudad llamada Vergas, cuyo orgullo de sus 311 habitantes es contar con el ave más grande del mundo, no se asusten señores de la moral, decencia y las buenas costumbres, se refieren a una estatua que se ubica en una especie de parque natural conocido como The Loon on Long Lake. Como complemento al nombre de la ciudad anterior, en Francia existe un distrito que apenas tienen once casas en la cual viven 159 comunas y cuyo nombre es Condom, desconozco que tal vez el reducido número de pobladores se deba a tan preservativo nombre del lugar.

Ya basta de ser malinchista, ha llegado el momento de recurrir a los espacios geográficos de nuestro Mexicantlán de las tunas, acá hay lugares dignos del florido lenguaje de Doña Lourdes Ruiz, la reina del albur de Tepito, para empezar el más suavecito, Santo Tomás de los Plátanos, población que colinda con un pueblito llamado Colorines allá por el estado de México. Un poco subidito de tono para los oídos castos y pulcros en el meritito Chihuahua esta Pitorreal, mientras que en Guerrero existe un espacio en el poblado de El Coloso denominado Tres Palos. Qué lindo es Tlaxcala con sus mujeres hermosas que tienen cara de rosa y son de Panzacola. ¡Hey! No es una ofensa o falta de respeto al género femenino, lo que pasa es que la frase hace referencia a las damas que habitan ese pintoresco municipio de Papalotla de Xicohténcantl.

Ya para finalizar, les tengo el destino turístico más visitado de palabra, se sitúa a dos horas de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, en una pequeña comunidad, bueno si se puede llamar así, pues tiene sólo dos habitantes, es más, en toda la república mexicana existen cuatro comunidades con ese nombre, cuya característica similar es que se encuentran con muy poca población, me refiero a La Chingada, ese hospitalario lugar donde cada minuto alguien envía a su semejantes incómodos. Si estos nombres le parecieron ofensivos o con doble sentido, Aguascalientes no canta mal las rancheras.

miércoles, 22 de abril de 2015

Hit parade electoral

Vivimos en tiempos de efervescencia electoral, los candidatos en su intento por ocupar un puesto de elección popular revuelcan el agua que a cucharaditas ellos mismo se la beberán, uno no sale de un susto cuando ya lo están impresionando con otro; como si se asesoraran de la pluma de la entrañable Yolanda Vargas Dulché, nos chutamos las tristezas y penurias biográficas de los aspirantes a ocupar un puesto político, algunos electores hasta se motivan a salir del fango en que están inmersos con tal de realizar una proeza como la que ellos describen en su superación personal, imagino que el equipo de asesores de campaña se habrán leído “Despertando al Gigante Interior” de Anthony Robbins.

En su intento por ganar popularidad, las campañas de cada candidato, además de contaminar a la Ciudad de las Palmeras y los taxis amarillos, con imágenes grotescas photoshopeadas –mención aparte es el tormento psicológico de sus spots llenos de promesas inalcanzables–, ahora lo hacen de manera auditiva a través de medios de transporte que a toda hora transitan por las calles con su estrepitoso sonido. No se trata de jingles, son canciones covereadas –o sea, se las piratean– y una que otra original, los géneros musicales son variados, desde corridos, cumbias, salsa y hasta reggaetón. Mientras que las canciones creadas poseen una letra tan profunda como la de “La mesa que más aplauda”, si, la del estribillo za, za, za, y a tu za y a tu za o simplemente para evitarse la quebrada de maceta se parodian un canción que fue one hit wonder al estilo de Los Polivoces y ya quedó, ¿habrán pagado regalías a la Sociedad de Autores y Compositores de México? ¡Obvio, cuentan con el capital suficiente para pagar los derechos de autor!

Algunas de las acciones antes mencionadas erróneamente les llaman “ingenio nacional”, pero la verdad es de dar pena considerar que los nuestros no tiene un mayor potencial creativo, claro que tal proceder pone en evidencia la carente creatividad de los promotores de campaña y ellos no son todo el país, son más bien, una inmensa minoría, que la verdad, me la pensaría en pagarle a alguien por el simple hecho de que desgasto sus escasas neuronas en elegir una canción famosa, le hizo arreglos –sí se le puede llamar de esa forma a tal mediocridad– a la letra, con tal de que quien la escuche conjugue lo atractivo del ritmo con el espectro político de quien se está promoviendo. Pues como es sabido la música despierta emociones, al generar redes de asociación entre algún recuerdo con ciertas referencias culturales y personales del escucha.

Ahora con esa lógica de campaña musical-voto, que consiste en meterle mano a las canciones famosas para promover ofertas políticas e imágenes de postulantes, lo cual tristemente resume la personalidad y la forma de ver la vida de ellos, es de dar pena. Respetables candidatos, no se dejen llevar por individuos nefastos que sólo quieren sus centavos, digo, alguien de su comité de campaña de perdida debió decirles que no se expusieran a tanta ridiculez.

Lo rescatable es que con tanto ruido en la vía pública, ya hicieron que les cayera el veinte a todos esos que solían circular con sus estéreos del coche a tope de volumen, dándose cuenta de lo naco que es realizar eso; también cuando uno escucha tales canciones puede llegar a confundirlos con los del gas o el de las paletas redondas de la Villa. Por otro lado en lugar de las clásicas encuestas electorales para saber quien goza de simpatía, las estaciones de radio o los sitios de internet semejantes al del Billboard, pueden realizar un Hit Parade con los temas, para saber quien ocupa los primeros lugares de popularidad.

miércoles, 15 de abril de 2015

Poderes extrasensoriales.

A Ramón y Martín.

Era un atardecer de cualquier domingo, avanzaba con flojera la década de los setentas, los pantalones acampanados en terlenca, zapatos de alto tacón y las camisas de bolitas en poliéster eran la onda y obvio las minifaldas a go-go para las chamorrudas damas la neta, ese día después de ir a dar vueltas como satélite al jardín de San Francisco de Almoloyan, mis hermanos y el que escribe llegábamos corriendo a encender el televisor de bulbos blanco y negro que había en nuestra humilde casa, el motivo de la prisa era ver en el programa que transmitían todos los domingos un segmento donde se presentaría Uri Geller, quien era un especie de "mentalista", cuyo poder psíquico le permitía doblar cucharas y llaves, incluso el televidente podría realizar tal hazaña desde el otro lado de la convexa pantalla, al concentrarse y lograr sintonía telepática con el ilusionista israelí.

Mi hermano Ramón que en ese entonces se sentía con habilidades místicas –pues a sus 16 años presumía de ser el que a más chicas atraía a sus dominios sentimentales– había reunido la llave de la cerradura, dos cucharas y un tenedor, para que en sincronía telepática con el Uri, las doblara. Para colmo del ansia que experimentábamos, el señor de los gruesos lentes de botella nos hizo que nos chutáramos antes al finalista del festival OTI, José María Napoleón, quién además de interpretar la susodicha canción con la que participó en el tiznado festival, cantó otras tres más y fue expuesto ante televisión nacional a los chascarrillos del presentador.

Con su clásico "Aún hay más" y para trastorno de ansiedad nuestro, como inicio del esperado bloque presentó al Mago Chen Kai, quien acompañado de señoritas en paños menores hizo su acto de las sedas multicolores y sacarse de la chistera una paloma, años más adelante este mismo prestidigitador me sorprendería al aparecer en las “Tentadoras” cinta dirigida por Rafael Portillo, cuyo slogan era “una película de muchas risas y poca ropa”, donde interpretaba al asistente de mago que era Andrés García.

Mientras eso sucedía en la cuadrada pantalla, en el exterior sentados frente a ella cual vacas rumiábamos las semillas de calabaza que esa noche mi ágüela había preparado; por fin llegó el momento cumbre o como dijera el magazo Beto el Boticario, la hora cuchí-cuchí, vestido con camisa floreada y pantalón de mezclilla estaba sentado en un set tipo sala de espera Uri Geller, el presentador lo saluda como si fuera un primo que viene del extranjero y explica al auditorio que ha llegado tiempo de establecer comunicación con el ilusionista, mi hermano cierra sus ojos, respira profundamente, no sin antes amarrar a su cabeza el paliacate con el que se descongestionaba la nariz papá tratando de emular a su héroe el profesor Zovek, toma entre sus mano la llave de la casa y como si tuviera reumas la empieza a sobar, sorprendidos nos damos cuenta que el metal comienza a doblarse, mi carnal ufano la coge con las dos manos e intenta unirla, logrando trozarla, atónitos exclamamos: ¡ah, pinche vato, qué chingón eres!

Motivado por este mérito, toma el tenedor y lo dobla, luego hace lo mismo con las cucharas, mientras mi otro brother y un servidor emocionados lanzamos gritos de júbilo, vitoreándolo, animado por ello arroja los cubiertos y levanta los brazos cual campeón de boxeo. Ante tal alboroto, la jefecita hace su aparición y descubre que prácticamente nos habíamos quedado sin llave de la cerradura y descompletado el juego de cubiertos que la tía Chuy le regaló un diez de mayo.

Esa noche, el televisor se apagó muy temprano, las camas nos recibieron mucho antes de lo acostumbrado y nos fuimos a dormir calientitos –no precisamente por lo abrigado, pero la ilusión de mi hermano de poseer poderes extrasensoriales nadie se la quitó. Sabía de su fuerza de voluntad, pues años atrás gracias a la influencia del largometraje Operación Dragón, al demostrar sus pericias en artes marciales había tumbado una pared de capuchino que dividía el patio del gallinero, ahora imaginaba lo que haría el lunes en la escuela con sus nuevas habilidades, tal vez doblar la cancelería y que todos pudiéramos entrar y salir de ella sin la necesidad de pedirle autorización al director Don Quirí Pascuas, ¡eso estaría como tablero de taxi, de alto peluche!