jueves, 4 de octubre de 2018

The barber´s shop

Dedicado a… ¡ya te la sabes!

Han existido desde el principio de la especie humana, así con esa actitud tan típica de ellos han evolucionado conforme pasan las décadas, pero últimamente como que su proliferación es aceptada con beneplácito por quienes reciben de ellos los supuestos halagos y elogios que dicen brindar con su clásico ensayado afecto –y lo más lamentable es que los elogiados se las creen, recuerden que quien cuerda te da, ahorcado te quiere ver–, me refiero a esas personas que sin importar género ni clase social, tienen esa tiznada e imperdonable actitud, deja tú lo embustero, calumniador, lo pinche lambiscón.

Como podrán notar lectores, la redacción de este artículo pone en evidencia la repulsión que experimento ante esta clase de tipos, es que no hay cosa que más me enchile que el observar cómo esos individuos falto de carácter, sin ética ni integridad abusan de los demás por el simple hecho de que les inflen el ego con lisonjerías, mientras estos obtienen favores a cambio o cierto beneficio personal, pues según ellos guardan estrecha amistad con las altas esferas de la escala laboral, o sea, al presidente le hablan de tú, ¡anda, pueque esa hasta te la crea Clavillazo!

Dirán que exagero, pues muchos tal vez consideren peor ser argüendero o mentiroso, pero la verdad no se trata de un simple adjetivo, ni tampoco se trata de un pequeño defecto en el carácter de las personas, es que quien firma lo que ustedes leen, no depositaría su confianza en individuos de esta índole, además los lamebotas abundan en todos ámbitos, los hay en la chamba, la escuela y hasta en las mejores familias, siempre estando a favor –a pesar de no tener la razón– de quien sea el más importante, pues saben que ello les brindará un trato VIP.

Desgastarnos al tratar de erradicar a los barberos es de lo más estúpido, pero existen dos formas de darles él estate sosiego, una de ellas es superarlos en servilismos, o sea, poniendo nuestra propia barbería –que la neta no va conmigo–, y la otra es desempeñarnos laboralmente de forma tan eficaz que nadie ponga peros, tú decides.

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