miércoles, 29 de febrero de 2012

Un gran espectáculo

Dicen que todo en los circos es maroma y teatro, pues de acuerdo a mi experiencia este dicho en la extensión de sus letras tiene rete harta razón, ya que en la antigua Roma, se le denominaba circo al alargado espacio de cuadriláteras formas, donde se disputaban en competencia los carros y gladiadores, con el paso del tiempo el recinto tomó formas circulares a las que llamaron pistas, además de convertirse en nómadas llevando de ciudad en ciudad su entretenimiento.

Cuando tuve el primer contacto con las artes circenses, lo que más llamó mi atención fue la diversidad de animales exóticos que exhibían, las acrobacias en el aire de los valientes trapecistas, los actos de magia del místico encantador oriental cuyo turbante tipo marajá le daba un toque de misterio, el globo de la muerte con los cuatro motociclistas en su interior corriendo sus vehículos a gran velocidad –años después, gracias a un profesor de física en la secundaria comprendería porqué nunca se logran estrellar entre sí–, el defecto genético de la mujer barbuda y las ridiculeces de los payasos.

Lo patético de los circos llegó cuando al no poder atraer al público con sus clásicos actos, tuvieron que recurrir a las maravillas de la mercadotecnia, entonces las pistas fueron compartidas por artistas de televisión retirados e iconos de la publicidad televisiva o cinematográfica de cada época.

Durante la infancia no había mejor disfrute que el ir al circo, tenía la fortuna de que mi papá casi siempre gozaba de una inestabilidad laboral debido a su irresponsabilidad, así que cada vez que llegaba uno a la ciudad, con tal de conseguir de forma rápida unos cuantos billetes que calmaran los eternos reclamos de mamá se ofrecía de obrero para apoyarlos en la instalación de las enormes carpas y pistas; tal actividad le atribuía que sus familiares pudieran pasar sin pagar las entradas.

Al principio íbamos todos, pero como mi padre era un experto catador de licores sobraba siempre alguien que ya adentro le invitara unos cuantos tragos hasta ponerse borracho y montar su propio espectáculo, razón por la cual mis demás hermanos y mamá decidieron no acompañarlo; en ese entonces yo era un niño de seis años que la verdad no me importaba su estado etílico con tal de divertirme.

Fue precisamente en esas visitas como conocí a Pirrinplín un payaso que combinaba el maquillaje de Cepillín y el traje de Superman, volando sobre las cabezas de los ahí presentes, a un dócil hipopótamo de 2,500 kilos llamado Pipo que se dejaba montar por los niños y que de forma impresionante engullía las casi cincuenta zanahorias que contenía la cubeta que le daban con tal de tenerlo tranquilo.

En una de las funciones del famoso Circo Orrin, se presentaba como máxima atracción a Canuto el enorme canguro que boxeaba; esa tarde nos encontrábamos ahí cuando Parménides, el presentador en monociclo preguntaba si alguien se animaba a enfrentar un round con el animal, papá animado por la embriaguez y debido a que años atrás había sido pugilista levantó la mano, le pidieron que bajara, al hacerlo se dio tremendo tropezón llegando rodando hasta la pista, obvio que fue el detonante de la burla de todos, pero sin más pena se puso de pie y empezó a hacer “sombra”, entonces las burlas se volvieron aplausos.

Cuando mi padre lanzó su primer golpe, se empezaron a escuchar las fanfarrias de Rocky como fondo musical, Canuto repudió el ataque con sus patas, las cuales fueron directas al pecho de papá derribándolo, aturdido se levantó y atisbó su clásico punch de izquierda sobre la mandíbula inferior del marsupial, golpe que sin lugar a dudas sabia que lo pondría en nocaut, dejándolo inerte con la lengua de fuera sobre el suelo, igualito como días antes lo hiciese con los dos perro doberman que el ingrato del vecino soltó para que me mordieran y mi jefecito intervino dándoles una tunda con sus propias manos.

Esa tarde no pudimos disfrutar de toda la función, pues fuimos invitados sin ninguna amabilidad por los cirqueros a abandonar el lugar, les cuento esta anécdota que viví con mi padre, precisamente porque un día como hoy 29 de febrero de seguro se estuviese festejando por su cumpleaños de “adeveras”, pero como dice Fito Páez, “la muerte que es celosa y es mujer se encariñó con él, llevándoselo a dormir siempre con ella”.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Telerrealidad

Una tarde cualquiera sentado frente al televisor observo como una lánguida mujer de tez morena y cabello rubio de reconocida marca exhibe lo más decadente de la sociedad nacional, el cachudo se quedó en el país donde nació esta singular conductora, ahora todos esos hombres perversos y malvados se llaman desgraciados, el público presente ya no habla con acento centroamericano ahora se expresan como alguno de los personajes de la película “Nosotros los pobres”; bajo el discurso de la candidez e inocencia femenina irónicamente se ponen de manifiesto la ingenuidad de la mujer, que de acuerdo a tan singular animadora, la razón de esa sumisión es la eterna soledad, es decir, por tener algo de compañía masculina algunas mujeres son capaces de someterse a los más bajos caprichos del género opuesto.

Como si se tratase del Mago de Oz, los del panel exponen sus necesidades, que ingeniosamente son satisfechas ya no con un simple carrito sandwichero, de salchipapas, una pollada o el curso de computación e inglés, ahora se trata de una beca de estudio en cualquiera de los niveles educativos y computadoras portátiles con los cuales “recuperarán” la dignidad perdida, es más, como si se tratase de cierto proselitismo de algún aguerrido político, gracias a ella se han actualizado y equipado algunos módulos de cómputo de primarias rurales, lo cual se pone en evidencia a través de la pantalla donde se observa al morenito director de cantinflesco bigote agradecer las bondades de tan caritativa animadora.

El público presente en el estudio como vulgo del coliseo romano, juzgan a los panelistas, ya sea aplaudiéndoles o corriéndolos con todo y abucheos, exponen sus juicio morales emitiendo sentencias, los señalan como si fueran lo más mezquino en la vida, a pesar de que algunos bien saben que bajo el disfraz de cordero se encuentra un lobo, pues como afirma el dicho, la zorra nunca se ve su cola.

En el programa original que catapultó a la fama a su conductora, los “invitados” se podían agredir entre ellos tanto física como verbalmente, en la doble moral de la televisora que actualmente lo transmite, según eso por tratarse de un horario familiar han prohibido tales actitudes, ¡hágame el favor! ¿Y los temas que ahí se abordan son aptos para menores? ¿Los infantes saben el significado de amante, meretriz, bastardo, mujer de la vida galante y cornudo?

Harto de tal tragicomedia, cambio de canal y en otro de manufactura nacional encuentro algo semejante, sólo que éste es conducido por una dama de apretado vestido que bien podría pasar como señora nice de nuestro Estado, de esas que acuden al gimnasio a hacer zumba, pues la mujer además de poseer un rostro conservado gracias a la magia del botox, tiene un físico digno de portada de la revista del conejito; para no variar con su supuesta competencia, este programa ofrece el mismo espectáculo decadente.

Lo más funesto de toda esa programación chatarra que las reproductoras de televisión nacional venden a diario, es que día con día acapara más audiencia que se entretiene con la jodidez de otros, ah pero eso sí, muchos de ellos se identifican con la desdicha de esos personajes e incluso hunden más su autoestima a tal grado de esbozar lágrimas por esa gente “pobrecita” que tanto sufre y que algunas veces se llega a asemejar a las situaciones que a sus vecinos o a ellos les han ocurrido.

A raíz de ello me pregunto, ¿esa es la programación televisiva digna del mexicano? Creo que simplemente nos están preparando para soportar los avatares que se nos avecinan a los clasemedieros que estamos siempre a la mitad de la solvencia económica y de la pobreza o probablemente quieran hacer del dolor ajeno algo tan común que con el paso del tiempo tal vez nos llegue a convertir en seres insensibles.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Mimetismo

Cuando cursaba Biología en el bachillerato, la profesora Elvira nos habló sobre el mimetismo, el cual lo definió como la cualidad o habilidad que algunos seres vivos tienen para asemejarse a otros con los que no se vinculan o para confundirse con su entorno, lo cual les brinda ciertas ventajas de supervivencia, así nos platicaba que en la Tierra tenemos algunos insectos, aves y reptiles que poseen tal característica; en la actualidad gracias a los avances de la modernidad el ser humano ha ido adquiriendo tal destreza.

Creo que en lugar de destreza es una especie de refugio, pues muchas personas se camuflan en sus pertenencias a tal grado que dejan de ser ellos y se transforman en sus propios objetos; estamos tan acostumbrados a la infame idea de valer como individuo por lo que se tiene y no como persona, que muchos han hecho de sus cosas referencia de ellos mismos.

Es por esto que durante la vida nos hemos encontrado con sujetos que llaman más la atención por su coche último modelo que por sus habilidades, es más, el ser dueño de ese lujoso vehículo es considerado por nuestra sociedad como una habilidad, pues es capaz de tener un medio de transporte de tales magnitudes económicas.

De la misma forma son catalogados esos individuos que siente valer su esencia más por el equipo de sonido con que cuenta su automóvil, pues a veces ese equipo de audio es más caro que el valor del propio medio de transporte, razón por la cual son mucho más fáciles de identificar por el estridente ruido que hacen las bocinas, que por su mediocre y austera personalidad.

Igual de patético es el tipo que siendo anciano o de aspecto desagradable gracias a su billetera es un adonis para muchas de esas hembras que en lugar de corazón tienen una caja registradora; qué decir del profesionista que con una simple tarjeta de presentación dice a los demás quien es o aquel cuya tarjeta de crédito vale más que su vida.

En extrema situación se encuentran todos aquellos que tienen un familiar laborando en algún puesto público importante, que los hace sentir influyentes; de igual forma los que hacen alarde de tener parientes adinerados, triunfadores profesionales o prominentes empresarios, que narran las proezas de estos como si fueran éxitos que ellos obtuvieron.

Mención de honor reciben todos aquellos que intentan adquirir su reconocimiento social gracias a sus bien cuidadas mascotas, causando pena ajena al observarlos en lugares recreativos caminar orgullosos al lado de ellas, dando esa ridícula impresión de que el animal sacó a pasear a su dueño; lo más patético es cuando alguien le hace un cariño al perro y su amo se muestra orgulloso, como si para él hubiera sido un cumplido.

Híjole, esto cada vez se pone peor, pues estamos ante un mundo tan materialista que el yo se pierde totalmente, donde se fomenta la pretensión y la acumulación de pertenencias, pero como está la situación por la inseguridad y el brote de delincuencia, hoy es un verdadero pendejo el que presume lo suyo, pero todavía es más pendejo el que presume lo que no tiene.

miércoles, 8 de febrero de 2012

La vida sigue igual

A los que nos hemos quedado.

Siendo honesto, jamás pensé en escribir esto que ustedes leerán, creo que se debe a ese cúmulo de sentimientos que como alubión se nos vienen encima al experimentar la pérdida de un ser querido. De pronto, nos hundimos en ese oscuro abismo de nuestras inseguridades, cuando precisamente uno se cuestiona, ¿cómo recuperar nuevamente el sentido de la vida?

Considero que es posible, siempre y cuando uno tenga la certeza de que recuperar la vida no es olvidar a la persona fallecida, pues de alguna manera ella vive en nosotros, ¿cómo? A través de todos esos momentos de cariño, alegría y ternura que compartimos en alguna ocasión. Su manera de comportarse con nosotros que de cierta forma nos enriqueció a lo largo de los años.

A raíz de esto para algunos lo más probable es que surjan sentimientos de culpa, ahora que ya no se encuentra a nuestro lado, pues nos damos cuenta que no lo comprendimos del todo, que lo podíamos haber estimado mejor, entre otros pesares que nos vamos formando. No es justo martirizarnos ahora por errores cometidos en el pasado, eso únicamente nos deprime y hunde más.

Es cierto que nuestro amor o la forma de manifestar el afecto hacia los demás siempre es y será imperfecto; hoy lo que importa es aprender a perdonarnos a nosotros mismos, pues sintiéndonos perdonados podemos recuperar esa capacidad que alguna vez un sabio y ejemplar hombre la comparó con la más pequeña de las semillas y que si llegamos a poseerla en ese tamaño haremos cosas grandes, es decir, la fe.

Teniendo fe en nosotros y en las personas podemos continuar con la vida, haciendo a un lado ese remordimiento que nos hunde en la pena, pues el pasado ya no puede cambiarse, es nuestra vida presente la que si podemos transformar. Siendo mejores seres, aprendiendo a compartir, convirtiéndonos en amigos sinceros, fieles a nuestros principios, valores y respeto por la armonía de la amistad, ese sentimiento que nos permite enlazar nuestros recuerdos presentes con aquel que ya no está, pero que nos ha dejado un dulce sabor de boca en el amargo caramelo de la vida.

miércoles, 1 de febrero de 2012

The Tamaliza groove

Hemos llegado al segundo mes de este año, precisamente febrero 2012, es el mes que evidencia lo que han dado por llamar los expertos como año bisiesto, porque tendrá un día de más, o sea, en lugar de llegar a veintiocho como desde hace tres años, esta vez culminará en veintinueve, ¡imagínate qué chido! Todos los que nazcan ese día, se harán más viejos cada cuatro años, jodidos nosotros los ordinarios que celebramos nuestro aniversario cada añito, pues ya ni llorar es bueno, eso nos pasa por ser “normalitos”.

También este mes incluye el día lleno de melcocha, el catorce, cuando uno es influenciado por los medios de publicidad, y somos capaces de comprarle hasta lo que no se merece a nuestra media naranja, entonces recapacitamos y dejamos del lado al cítrico, para ir en busca de nuestra abnegada pareja con el firme objetivo de demostrarle lo mucho que se le ama.

Cuando por fin nuestros macheteros y tesoneros estudiantes habían regresado a invadir las aulas de las apreciadas y bien respetadas instituciones educativas, pues aparece el primer puente del año, con su carga de asueto y sin control etílico, que indudablemente luego se convertirá en flojera para regresar el martes al ritmo laboral, así como que te agarran descanchado, pero ni modo, tenemos que cumplir con el empleo, denotando muchísima enjundia y un titipuchal de ánimos.

El día que muchos esperan con ahínco es el dos, pues todos aquellos que el seis de enero rebanaron la rosca de Reyes, y tuvieron la “fortuna” de sacarse el muñequito blanco -que para mi abuela materna era un insulto que le llamara “el muñeco”, pues según ella se trataba del “Niño Dios”-, el famoso día de la Candelaria, tendrán que pagar una deuda de ofrecer tamales a todos esos que compartieron la partida de… rosca.

Recuerdo que cuando laboraba en una conocida dirección general, era tan esperado este día, pues sabíamos que a la gente que les había salido el monito, ups… perdón el muñequito, nos deleitarían el paladar con deliciosos entamalados, ojo no eran tamales, pues nuestros gustos eran más fresones, motivo por el cual le dábamos el día libre a la dieta. Además muchos de esos suertudos, tenían la dicha de haberse sacado el muñeco, gracias a la ayuda de una secretaria tipo Francisca Zetina ChávezLa Paca”, que hacía que la rosca se asemejara a la Finca del Encanto, sólo que allí no se sembraban osamentas, sino pequeñas figuritas blancas que a otras les habían salido, con el propósito de fomentar la solidaridad entre todos los compañeros y compartir la inversión.

Este año, después de una racha consecutiva de catorce años sin haberme salido, por fin me salió el muñequito, y he estado ahorrando para cubrir la deuda, espero que no me hayan hecho de chivo los tamales y la figura que obtuve si sea de suerte y no una solidaria siembra de apoyo altruista de mis colegas.