miércoles, 26 de mayo de 2010

La anestesia del Mundial

“Si yo fuera Maradona saldría en Mondovisión
para gritarle a la FIFA, ¡Que ellos son el gran ladrón!” Manu Chao.

A escasos días de que inicie la Copa Mundial Sudáfrica 2010, los promocionales en televisión se han multiplicado, en los grandes almacenes y tiendas de prestigio se venden infinidad de productos alusivos a tan aclamado torneo de balompié internacional, es decir, los más medios han hecho que el slogan del comercial del refresco de cola al que llaman “la chispa de la muerte”… perdón, de la vida, se vuelva toda una realidad, pues desayunamos, comemos y cenamos fútbol.

Ridículamente observamos cómo las cajeras de algunos supermercados de forma obligatoria utilizan playeras de las diversas selecciones que participarán, lo único rescatable de tan ingrata acción, son los short que algunas de ellas portan al estilo Daisy Duke de los Dukes of Hazzard; notoriamente a todo mundo en esas fechas le agrada el soccer, dándonos pena esos patéticos ignorantes que se vuelven unos intelectuales de este deporte, y que en pleno encuentro hacen alarde de sus dotes de director técnico, mediocampista o defensa central. En las oficinas es común que se empiecen a publicitar las quinielas, los ranking, y como siempre no falta el lambiscón que esté de acuerdo con la propuesta del jefe, a sabiendas de que éste de fútbol sabe lo que yo de computación.

Las compañías de televisión privada hacen su agosto, pues todos quieren ver los encuentros en vivo, en lugar de diferidos como creen que lo hace la transmisión abierta. La influencia de tal evento es tan notoria en los niños que cursan el nivel básico, pues se aprenden con mayor facilidad los nombres de los jugadores que el de los personajes de nuestra historia, debido a que resulta imposible evadir la compra de estampitas alusivas que llenen el afamado álbum. Además toda la comida chatarra que acostumbran consumir incluye mínimo un logotipo del Mundial.

Iniciada la Copa, la situación se pone más de “moda”, las compañías televisoras hacen lo suyo, promoviendo las idioteces de sus supuestos analistas deportivos, sus denigrantes y repetitivos sketch de los comediantes, y el constante bombardeo de comerciales de cervezas, cigarros, productos chatarra y telefonía celular; por esos días es un pecado no tener un televisor en la oficina, negocio o taller, además el patrón se debe de hacer el occiso cuando estén televisando un encuentro y sus empleados lo estén viendo, eso sí, sin bebidas embriagantes, pero los churritos, papas fritas, totopos y refrescos no deben faltar.

Los centros de trabajo se transforman en tribunas, donde los aficionados lanzan a la par que el comentarista los berridos, cuando entran los goles, mientan madres e infinidad de improperios al jugador que comete la falta, falla un pase, el penalti o el árbitro que de plano es muy pendejo, y aquí si no hay distinción de género, pues lo mismo sale de la boca de hombres que de mujeres.

El once de junio de seguro será día de asueto en nuestro país, primero por ser el partido de inauguración y segundo porque juega la benemérita selección nacional; durante el encuentro es como si a la ciudad le hubiera llegado una de las pestes bíblicas, pues las calles estarán desérticas, será difícil encontrar quien lo atienda como debe ser en algún negocio; si el tricolor gana el encuentro, las avenidas estarán invadidas por una vorágine de personas ondeando la bandera nacional, vestidos de verde, blanco y rojo, desbordando litros de cerveza; los agentes viales y los de seguridad pública tienen que hacerse de la vista chiquita, pues el escándalo es tipo carnaval; la cara quemada de la tortilla es si llegan a perder, pues pendejearlos es la más simple clasificación que se les dará.

¡Imaginen el caos que se presentará, si nuestra selección pasa a octavos de final! La gente estará gritando, abrazándose como si ellos fueran los que realizaron tal “hazaña”, en fin sobrarán los motivos para ponerse borrachos. A pesar de que no ganen ese encuentro, cuando regresen a tierras aztecas recibirán un trato de héroes, opacando el esfuerzo de nuestros grandes personajes históricos, haciendo de los jugadores unos verdaderos superstars.

A pesar de todo, no hay que olvidar que con la fiebre mundialista, se logra generar un clima fraternal, se comparten emociones y lo más importante por noventa minutos de juego y treinta de ofrecernos porquerías, se olvidan los problemas cotidianos.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Perdone usted mi falta de ignorancia

El abuelo solía decir que el peor enemigo del ignorante es el que cree que ha dejado de serlo, tal frase era utilizada para referirse a toda esa bola de imbéciles que menosprecian a todo aquel que no sabe o que está en proceso de aprendizaje; por ejemplo, el padre de familia que humilla a su hijo, con insultos porque no supo proporcionarle la herramienta adecuada para aflojar la llave de agua que toda la noche gotea, ¿acaso, cuando este energúmeno tenía su edad poseía tal habilidad? Claro que no, conforme pasaron los años fue adquiriendo la experiencia, entonces no hay razones para que el chamaco reciba improperios.

Lo mismo sucede en los recintos escolares, en verdad te zurra, que el pinche compañero de clases, en plena sesión cuando tú le preguntas al profesor de equis asignatura que no comprendiste el tema, te diga, ¿a poco no le entendiste? ¡Si es muy sencillo! Claro pendejo, como tú por vez primera le entendiste, tienes que hacer alarde de que por fin adquiriste tal capacidad.

Resulta extremadamente bochornoso escuchar al estudiante de licenciatura que recién egreso del bachillerato, hablar de sus exprofesores, como si estos hubieran sido los más ineptos, estúpidos o de plano nunca aprendió nada en sus clases, y ahora los que le imparten clases en profesional son unas lumbreras, ¡ah, pero cuando era tu alumno, no se cansaba de lambisconearte! Claro quería obtener una buena calificación.

Qué decir del docente, que por no hacer evidente su desconocimiento sobre cierto tópico, interrogado por los alumnos prefiere improvisar mentiras, honestamente no va a perder credibilidad aceptando que lo desconoce, mucho menos su autoridad se verá fracturada; creo que lo más recomendable es admitir nuestros límites académicos, pues no somos unos eruditas en todo, y los estudiantes no tienen por qué sufrir ese complejo tan estúpido y nuestro de aparentar que somos los que tenemos el conocimiento.

Es penoso oír a colegas docentes sus negativas a asistir a los cursos de capacitación, porque los instructores no tienen estudio de postgrado o son los mismos compañeros de trabajo, ¿qué pueden aprender de gente así? ¡Qué jodida soberbia la de ellos! Que me dicen del ridículo profesor que concluyó sus estudios de maestría, y ahora ve a todo mundo como seres inferiores, incapaces de llegar a su nivel. ¿Dónde quedo la humildad compañero?

Caso semejante ocurre en las oficinas, con la novata secretaria o el empleado de reciente contratación, los cuales al irse adaptando a su puesto, algunas veces cometen ciertos errores que son la mofa de sus demás “compañeros”; como lo he dicho infinidad de veces, errar suele ser humano, ¿entonces por qué humillar a quien no sabe? Lo ideal sería explicarles con mucho respeto sus funciones, con ello se evitarían tantos resquemores, que a la larga genera en las oficinas un ambiente hostil.

Algunas veces por una casualidad terrible del destino, a esas personas burlonas les dan un puestecito laboral importante, donde su capacidad de ridiculizar a los demás se torna más espantosa, pues ahora cuenta con un rango elevado, que según ellos, les otorga el privilegio de ofender con autoridad a sus subordinados, los cuales abnegadamente tienen que soportarlos e incluso reírse de los apodos que les ponen y las guasas que hacen de su persona, es decir, dale un poco de poder al ignorante y de seguro traicionará a los otros ignorantes.

Por tales razones, yo soy muy ignorante, admito que hay palabras que me resultan difíciles de pronunciar, cuando escribo en clases muchas veces dudo de mi ortografía y prefiero utilizar sinónimos, todo esto con tal de no aparentar que a pesar de haber estudiado, las muletillas y lo bruto que por idiosincrasia es uno, no se erradica, esto me recuerda la máxima de la Universidad de Salamanca, que una vez parafraseo Don Alfonso Reyes, “lo que la naturaleza nos da, ni la mejor universidad nos lo quita”.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Yo no me llamo Marsial

En la pasada semana Santa, sentí la necesidad de fumar la pipa de la paz con el Creador, tal vez motivado por el Cristo chilango de Iztapalapa con su imagen a lo Buki, que durante esos días publicitaron los supuestos medios de información televisivos; con ese entusiasmo dirigí mis humildes pasos a la parroquia más próxima al barrio, iba con la esperanza de que nuestro Señor por su bondad se apiadara de mí y perdonara todos los errores y estupideces intencionales o de omisión que he cometido.

Al llegar al atrio del templo detuve el caminar para con cierto morbo curioso leer las amonestaciones de los incautos que se darán harakiri al contraer matrimonio, como ustedes saben casarse por el civil es un acto de arrendamiento mutuo sobre los genitales, se firma un contrato, donde nunca leemos las pequeñas cláusulas, no sé si por ciegos o por pendejos; pero hacerlo por la religión es hacerlo eterno, como lo cita la tanática frase protocolaria de cierre en la ceremonia litúrgica, “hasta que la muerte los separe”.

En esos avisos parroquiales se incluía también un listado de todos los neófitos a la religión o como se conocen vulgarmente “los que recibieron las aguas del Jordán” o mejor dicho que la compañía de agua potable abasteció ese día; en esa lista se incluían nombres tan extraños de las criaturas que me hicieron dudar en si se trataba de infantes nacionales o extranjeros, pero más bien se asemejaban a bebés de importación.

Con esos nombres que leí he llegado a la conclusión que los actuales padres y madres piensan que les están heredando una prestigiosa personalidad a sus vástagos con llamarlos de esa forma; pero muchas veces lo que les otorgan son traumas tan terribles, que ni el más experimentado psicólogo podrá erradicarlos de su mente, ¿en qué sustento teórico basan estos progenitores sus ideas para ponerles tan horrendos nombres a sus retoños?

Antes la lógica era seleccionarlos de personajes bíblicos o de pérdida generacionales, como lo es llamarse como el papá, la abuelita u otro familiar apreciado, es decir, si no les gustaba el nombre a quien así se le llamase, ya existía pretexto o a quien echarle la culpa. Razón por la cual éste su inseguro servidor, se llama como su abuelo materno, gracias al capricho de mi padre, hecho que nunca ha sido visto con ojos de aprobación por parte de mis tías, pues según ellas para nada que me parezco al mítico personaje que él era.

Lo que ellas ignoran es, que al llamarme así, me han acarreado infinidad de dificultades administrativas, casi siempre en la documentación oficial escriben mi nombre con faltas ortográficas, a veces colocan una “s” en lugar de la “c”, lo que le da al traste a algunos documentos de carácter oficial que se me han expedido; cuando pido comida rápida, la nota de compra se vuelve una diversión, ya que siempre la recepcionista agrega una “a” al final del nombre, cambiándome de sexo o me llaman Marcelo, Macario, Matías o Mateo.

Entrado en el tema de malversación de nombres, ahora resulta que la delincuencia se apoderó también del correo electrónico, robándonos el password y contraseña; haciendo suyas las cuentas de e-mail y con ello teniendo acceso a todos nuestros contactos. Lo que significa que a los ojos de nuestros conocidos los amantes de lo ajeno pueden ser nosotros, lo que probablemente redituará en estafas, engaños, acoso sexual y falsificación de la persona, y uno ni en cuenta de todo esto.

También existe el caso de sujetos que crean una cuenta en facebook o twitter, con los nombres y apellidos de otras personas, al ser difundido en la red existe la posibilidad de que alguien que los conozca los acepte, entonces los delincuentes tendrán acceso libre para poder emitir mensajes y comentarios, los cuales pueden ser desde amenazas, insinuaciones sexuales o de carácter económico, ¿y contra quién van a ir esas víctimas? Sin dudarlo pondrán su denuncia en contra del individuo que aparenta ser, y que probablemente ni lo sabe, pero eso sí, ya está metido en tremenda situación problemática.

Para evitar este tipo de fraudes, los expertos recomiendan cuando se abra una cuenta de correo electrónico, jamás se deben de escribir datos personales, mucho menos íntimos, evitar proporcionar teléfonos celulares o los datos de la empresa donde se labora. También es apropiado emplear un seudónimo, por favor no cometa la estupidez de redactar su nombre al revés con tal de que lo reconozcan sus allegados, o escribirlo a la inversa porque puede que se convierta en una especie de palíndromo, y de nada servirá redactarlo de esa forma, recuerde que es lo mismo leer de izquierda a derecha “se es o no se es”; por lo tanto, en asuntos de internet olvídese de su ego, pues más vale aparentar lo que uno es, que ser lo que se es.

miércoles, 5 de mayo de 2010

La insoportable levedad del ejecutivo

“A ver si se va usted fijando
y cuando esté marcando
no lo haga con los pies”. Francisco Gabilondo Soler.

Tengo una semana soportando a un desgraciado tipo de acento centroamericano que todas las madrugadas al filo de las 3:00 a.m., llama a la casa para ofrecerme, según él, la oportunidad de mi vida, una pinche tarjeta de crédito con la cual puedo obtener un sin número de beneficios, ¿cómo se les ocurre a los bancos hacer sus promociones a esa hora? A lo mejor es una excelente estrategia de marketing, pues a sabiendas de que uno se encuentra mitad modorro, mitad somnoliento y todo lo demás apendejado, con las neuronas pegadas en el cráneo por efectos de la almohada, chance y logren convencernos de aceptar ese tipo de préstamos económicos.

Estoy consciente de que la necesidad es mucha, pero vivir con el día cambiado como esos imbéciles telefonistas, a los que sus jefes les llaman de forma decorosa “Asesores financieros”, es una reverenda bazofia, para mí son unos pela gatos; ya sé que en ese horario resulta más factible encontrar a la “víctima”, pero por favor, ¿todos los días a la misma hora?

Hay noches que prefiero esperar la llamada, pues de seguro me espantará el sueño y al día siguiente voy andar más idiota que de costumbre; para tratar de evadir este lamentable hecho, he desconectado el teléfono o descolgado el auricular, pero siempre me arrepiento gracias a la zozobra de que existe la probabilidad de que algún familiar nos busque por alguna emergencia y nosotros por el hostigamiento de ese cabrón vamos a estar incomunicados.

Muchas veces me pregunto, ¿cómo será el curso de capacitación para esta clase de empleos? Imagino al instructor un tipo robusto con cara de sargento mal pagado insistiéndoles a sus discípulos que deben de ser persistentes, constantes y exactos con el cliente; ¡claro tarado, como a ti no te están jodiendo todas las madrugadas!

Otra táctica que he utilizado es recordarle de forma verbal a la memoria de su abnegada madrecita y después de ello abruptamente colgarle, mas este sujeto tiene una concha de acero o de plano por ser extranjero no comprende la naturaleza de un insulto nacional, pues a la aurora siguiente ahí está. Otras veces le he dicho que si sigue insistiendo llamaré a mi compadre que es procurador para que me apoye rastreando la llamada hasta dar con él, y lo encierre tras las rejas; pero ni así logro convencerle de que ya no insista.

Espero que un día no logre captar mi lapsus brutus y por fin para descansar acepte, viéndome encharcado con un dinero que ni siquiera es mío, pero que es tan fácil de gastarlo en cosas que ni siquiera necesito. Pero eso sí, el famoso revolvente generará unos intereses de espanto, que me harán sumarme a las filas de adictos o endrogados de este hermoso país.