jueves, 24 de abril de 2008

Estreñimiento

Mi padre solía decir “a huevo, ni las gallinas ponen”, haciendo referencia a la idea de que cuando algo no te sale a la primera, ni hagas el esfuerzo nunca sucederá como uno quiere. Este fin de semana me aconteció algo similar, resulta que estaba pensando en qué tema desarrollar para elaborar un artículo y por más que intentaba, nada, ni un ápice de algo; salí a la calle en busca de oxigenación o ya de perdida robarme la historia de algún peatón y no encontré ninguna situación extraordinaria; desesperado regresé a casa, cogí el frasco de pastillas de ácido glutámico, me tomé dos con poca agua para un rápido efecto y después de quince minutos, mi cerebro estaba más desértico de ideas que el Sahara en pleno verano.

Desesperado busqué página a página en mi cabeza temas que pudieran ser interesantes, me dije a mí mismo, quiero escribir sobre…sobre… redactaba un párrafo, el cual inmediatamente lo borraba, así lo hice repetidas ocasiones, entre los escasos temas que afloraron y no llegaron a consumarse están:

¿Por qué en algunas tiendas departamentales y supermercados ya no te reintegran en efectivo el importe de cierto producto que no satisfizo tus expectativas? Ahora te dan vales de compra para que tu dinero se siga quedando en sus arcas, y nuestro bolsillo más vacío que la central camionera de madrugada; en eso pensé, ¿Llegará a manos de algún gerente mercantil este artículo o solamente será leído por los clientes? Inmediatamente lo borre.

Si hablo sobre las amenazas gangsteriles del obeso tipo de patoso caminar y amplios pantalones de vestir, de que si continuo fomentando la amistad con cierto tipo non grato, podría perder hasta mi empleo; un sabio consejo de mi abuela materna me impidió su redacción, “hijo, tú toma las palabras de quién las dice”, entonces opté por no hacerle caso a esa persona, y preferí no gastar tinta en algo que no vale la pena.

Se me ocurrió escribir sobre cómo es posible que ahora en pleno siglo veintiuno mueran más compatriotas por razones de obesidad que por desnutrición, a diferencia de como acontecía en el siglo pasado; reflexionando me dije, pero si yo formo parte de esa estadística, mejor dejo en paz al México inflado con su rica dieta y busco otro tema más interesante.

Qué tal redactar los momentos que comparto con mi pareja, lo que hacemos juntos y sobre lo que dejamos de hacer cuando no lo estamos; más mi ética de caballero se antepuso, haciéndome caer en la razón de que sería un error el hacer público algo tan privado, y de lo cual me enorgullezco por el soporte que ella hace de mi persona a lo largo de todos estos años.

Y si saco a la luz las críticas del señor de los gruesos lentes de botella, en donde dice que en mis artículos siempre dejo muchas lagunas epistemológicas, que me pierdo en datos y al final nunca llego a nada. Pero he escuchado tantas veces esos comentarios, que mejor las imprimo sobre papel higiénico.

También intente hacer un escrito sobre los chóferes del servicio colectivo urbano que quieren incrementar el costo del pasaje, y bueno yo espero que si se llega autorizar su solicitud, pues también incremente en ellos su bagaje cultural, el aseo personal y sobretodo un mejor trato al usuario; pero para qué me entrometo en lo que no me concierne, mejor los dejo tranquilos.

Resultaría pertinente escribir sobre cómo los mercaderes de los templos hacen su negocio con el asunto del calentamiento global, y ahora es común ver campañas de marketing en donde por tal de vender un producto te aseguren que éste te protegerá contra los efectos del cambio climático; en fin, ese asunto le incumbe a la PROFECO y a mí creo que no.

Un argumento que tal vez sería para mi propio provecho, es realizar un texto en el cual aborde lo precaria de mi economía, y de cómo se sorprenderían de los caro que cuesta verse tan barato; la verdad no quiero causar lástima, si de todos modos ni me van a tomar en cuenta, pues como dicta el verboseo, “el que nace para maceta, no pasa del corredor”.

Honestamente hoy no hubo ninguna idea que me complaciera, en este momento me pregunto, ¿Por qué no han inventado un Psyllium Plantago Neuronal que active una eficiente sinapsis? Eso si, evitando provocar una diarrea cerebral. ¿Será entonces que las musas se aburrieron de mí? ¡Se tomaron el día libre! o simplemente se estarán prostituyendo con Juan Carlos, y éste les pagó mejor que yo.

No hay comentarios: