martes, 5 de mayo de 2020

Diario de la cuarentena 2.

El calzón de Crusoe.


Como si la maldición de un tal Daniel Defoe, a este viejo Robinson Crusoe hubiera teñido de negro esta cuenta regresiva de días y noches de guardar que entre la línea divisoria que va del tedio a la aceptación, ante una situación extrema, tan impredecible que nos obstaculiza el ritmo de vida.

Creo que ni Freud podrá evitar que, en esta soledad, el Superyo le dé jaque mate al humilde Yo, ¡Mira que comer Reina con alfil! ¿Cuándo podré de nuevo compartir mi plato con el prójimo ahora que tanto pecado es? ¡adiós a la comida buffet de la oficina! Hoy que me parecen inconvenientes las escenas de amor de las películas románticas, ¿es que acaso este virus de la duda evitará que sigamos siendo infieles?

Me quedo entonces con el placer de andar por mi hogar en “trusas Ramírez”, pero con la zozobra de que este cabrón virus me nomine para ser expulsado de la Casa de BigBrother internacional.

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