miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Cuál es la diferencia?

A lo largo de la profesión de docente, uno conoce infinidad de personas, es más, muchas veces me topo en la calle con alguno que fue estudiante de mi clase, al saludarme me deja perplejo, pues comienzo a escarbar en las entrañas de la memoria y no logro recordar de quién se trata, pues para ser honesto, únicamente recuerdo a dos clases de alumnos, los sobresaliente y a los revoltosos.

De entre esos estudiantes, hay uno que llamó mucho mi atención, por ciertas particularidades de su personalidad, para no ponerlo en evidencia lo llamaré Tommy. Este muchacho no entra ni en la categoría de nerd, mucho menos es un geek, más bien es una especie de sujeto silencioso, de esos que no van a las fiestas de la escuela, promociones y otros eventos. Taciturno en el trato con los demás, con un coeficiente intelectual por encima de la media, pero con pocos dones cuando se trata de platicar por el simple hecho de charlar y de los rituales sociales ordinarios. Eso sí, él sabe lo que realmente es importante en una charla, pues no le apetece perder el tiempo con palabrerías triviales o jueguecitos de status para tontos.

Para este chamaco todas las asignaturas tienen temas importantes, el problema son los profesores que no saben despertar el interés por ellos; por ejemplo, en la doctrina católica aprendió que el primer ecologista fue Noé, Jesús de Nazaret además de ser comunista, puede considerarse el precursor del feminismo. En su transitar por el bachillerato fue presidente de la sociedad de alumnos, nombramiento que se vio obligado a declinar debido a que su honestidad no le permitió continuar, pues, bajó el promedio de calificaciones y no era justo que su escuela tuviera un indigno representante, además nunca abusó de su fuero presidencial, pues a pesar de que las chicas lo asediaban, jamás sucumbió ante tal tentación.

Para colmo de sus progenitores eligió la ocupación de músico de rock, como es sabido, ésta no puede considerarse una profesión en nuestro país, a diferencia de otros donde hasta el gobierno beca a los que deciden hacer de este género un empleo.

Existe una anécdota interesante que viví al lado de este joven, resulta que una tarde antes de ingresar al aula, el personal de servicios, llegó con escoba y recogedor dispuesto a limpiar el lugar, para lo cual invitó a los estudiantes de forma educada a desocupar el inmueble mientras realizaba su labor, los alumnos molestos por el desalojo salieron murmurando improperios en contra del empleado; Tommy se sienta sobre la jardinera, de su morral saca un cuaderno y empieza a escribir.

Pasados cinco minutos, el intendente termina de asear el salón y sale silbando, inmediatamente ingresa el tropel de alumnos, Tommy se pone de pie al mismo tiempo que arranca la hoja del cuaderno haciéndola puño, para después tirarla en la jardinera; con la precaución de que nadie me observara, la junté y desarrugué para enterarme de su contenido, el cual expongo a continuación:

“Muchas veces me he preguntado qué hace un recolector de basura, algunos los clasificamos como un trabajo denigrante, denigrante porque se desarrolla en un medio lleno de desechos, desperdicios, cosas que las demás personas ya no necesitamos; pero, honestamente considero que no hay mucha diferencia entre su ocupación y la nuestra, sí, ¡la de nosotros los jóvenes!

¿Por qué digo esto? A poco no es cierto que algunos de nuestros cuartos de tan desordenados que los tenemos se asemejen al basurero municipal, con la diferencia de que la habitación de unos huele a combinación de perfumes con humedad y probablemente el de otros huela a suero de panela.

La escuela gracias al señor que hace el aseo está en condiciones agradables, si no estuviera esa persona, la verdad sería un sitio impenetrable, pues con esa idea que las generaciones actuales tenemos de que hay que darle trabajo al que lo necesite, entonces se nos hace fácil tirar al suelo del salón, pasillos y plaza cívica, la envoltura de las papas fritas, la viruta del lápiz, borrador de goma y las hojas que gracias a nuestras torpezas tenemos que arrancar de la libreta por la infinidad de veces que nos equivocamos.

A esto hay que sumarle que nuestra modernidad nos ha legado la cultura de lo desechable, y como su nombre lo indica, ahora todo es “úsese y tírese después”, entonces si la etiqueta del producto nos invita a hacerlo, pues obvio que no desaprovechamos la ocasión, y así contribuimos a ensuciar, nada más que con la diferencia de que ahora tenemos el permiso del consumismo y la comercialización.

Entonces para qué fingir que somos ecológicos, si en realidad el medio nos influye a hacer lo contrario, el mundo no se va a limpiar con spots de televisión y radio entre telenovelas o cada canción de la programación; es un hecho que sólo duran unos instantes y se nos olvidan con facilidad gracias a la barra de comerciales de productos chatarra, que de seguro son más.

¿Qué nos hace diferentes del empleado recolector de basura? Que a él le pagan por limpiar y nosotros pagamos por ensuciar, mientras sigamos adquiriendo tantas cosas que nos venden las tiendas que en realidad no necesitamos, nuestros planeta seguirá convirtiéndose en una enorme masa de desperdicio.”

Después de leer esto, me surge la inquietud, ¿acaso es este es el mismo alumno que aprobó con seis la clase de “Habilidades para el Aprendizaje”? ¿Se fue hasta examen de regularización en “Taller de Lectura y Redacción I y II”? o simplemente porque muchas veces los docentes calificamos la apariencia y actitudes de nuestros estudiantes mas, que sus capacidades intelectuales.

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