jueves, 4 de junio de 2020

Diario de la cuarentena 7

Fút-Covid


Durante la infancia descubrí que era pésimo echando la cascarita con los cuates del barrio, es más, ni de portero funcionaba, siendo honesto a partir de ello nunca me ha atraído el fútbol, se me hace una pérdida de tiempo ver como por noventa minutos o más, varias personas corretean un balón – ¡cuatro, tres, dos, uno, comienzan el odio de los aficionados hacia mí! -, en tiempos tan perros como los que hoy corren por culpa de la pandemia, este deporte ha tenido un enorme receso, y como en nuestro país al igual que muchos otros para un titipuchal de personas es de vital trascendencia que se continúe jugando, pero como ustedes saben en él existen dosis altas de contacto físico, jalón de la camiseta, enchilada al brazo del contrincante, zape a la frente con el codo al delantero sin que vea el despistado árbitro, puntapié a las piernas, entre otras.

En la llamada nueva normalidad, un encuentro de fútbol se desarrollará sin público, esto significa que los futbolistas rockstars no tendrán sus momentos de gloria, donde el ego se eleva hasta las estrellas; al ser televisado, obligará a que las compañías que los trasmiten pongan grabaciones de bullicios y algarabías con tal de que no se escuche el finísimo lenguaje de los integrantes de cada equipo. Para hacérselas más gacha, no habrá celebración entre los jugadores por un gol, adiós a los abrazos, besos en la cabeza, lo más recomendable es festejarlo escribiendo un tuit. Como será sanción cualquier forma de contacto entre ellos, imagino que los futbolistas para evitar tarjetas cada vez que metan gol, correrán hacia todos lados como niños que aventaron petardo a la casa del vecino.

Escupir en la cancha además de ser de muy mal gusto, ahora se deberá considerar una amonestación por falta a la higiene y cuidados de la salud de los demás jugadores. ¿Estarán permitidas las diecisiete personas que acechan en un tiro de esquina por el balón? No quiero imaginar el metro y medio de sana distancia entre cada jugador en la barrera del penalti, o sea, de que habrá goles, pos sí que los habrá. Por norma de higiene cada jugador deberá de llevar su agua, hasta nunca al hábito positivo de compartir la botella, los porteros cada encuentro estrenaran guantes – ¡espero que ni se les ocurra tocarse el rostro! -, ¿cuál será la consecuencia de un balonazo a la cara? Las duchas en conjunto se acabarán, la foto grupal de inició de cada partido será cosa del pasado.

La inversión que cada ocho días realizarán con los jugadores para someterlos a pruebas de Covid-19 será estratosférica, pues es prioridad que se encuentren sanos. Se imaginan que uno de los equipos recurra a la estrategia para deshacerse del jugador estrella en poner de marcaje a un futbolista asintomático, ¡qué mala onda! Mientras no se decidan acá qué va a suceder con la anestesia del fútbol soccer, amigo lector vaya pensando muy bien cómo le hará para verlos.

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