jueves, 18 de junio de 2020

Diario de la cuarentena 9.

El hermoso arte de tristear


En nuestro país la parca es poco amable, entre el titipuchal de decesos que ocurren al año, los mexicanos entregamos el equipo por resistirnos a un asalto, por una enfermedad crónica degenerativa -sí, cuando nuestro hígado, riñón, corazón y pulmones colapsan, recordándonos los muy ojetes que nos vamos a petatear de tanto pinche estrés-, en un accidente vial, durante un sismo, amarrando una cuerda al cuello y colgar el cuerpo del otro extremo a algo, y ahora para no variar en este apocalíptico 2020, la enfermedad causada por un virus letal, ¡pinche naturaleza, ya ni la amuela!

Los mexicanos ya deberíamos de estar acostumbrados a saborear el dolor, tal cual nos lo enseño El Príncipe de la Canción, llorar y reír, sufrir y gozar al mismo tiempo. Su método de extrañar a las personas así lo resume: “Si me dejas ahora no seré capaz de sobrevivir”. Tal cual lo cabrón fatalista que somos, ¡no se haga! Si usted ha enviado por redes sociales todas esas porquerías de fakenew sobre el virus monotemático de que nos espera un funesto final.

¡Cambiemos de mantra por favor! Tal cual nos lo sugiere nuestro Pepé Pepé, con aplausos para el amor, recordando que seguimos preso de los besos que ahora mantenemos en pausa, y olvidarnos por un momento de almohadas vacías, perdámonos en las redes de un poema, “espera un poco, un poquito más, no condenemos al naufragio lo vivido”.

No hay comentarios: