jueves, 16 de mayo de 2019

¡Al cliente lo que pida!

El sábado, al pasar por el jardín “La Corregidora”, cerca de la fuente había un grupo de individuos haciendo una especie de u, al centro una persona quien al parecer era el instructor, les hablaba sobre la prioridad del cliente, al acercarme pude ver algunos rostros conocidos, ahí estaba ese que maneja en bermudas rebasando los límites de velocidad, también aquel que habla y escucha improperios en el radio CB sin importarle el pasaje y el que lleva tipo perifoneo el audio del estéreo, o sea, personas que en una o varias ocasiones he intercambiado palabras, conductores de taxis.

Inmediatamente llegó a mi cerebro esa frase de Bill Gates: “tu cliente más insatisfecho es tu mejor fuente de aprendizaje”, experimentando unas enormes ganas de regresarme y participar, pero como no es de mi agrado ir a donde no me invitan, simplemente me puse histórico recordando cómo a algunos de los conductores debemos de pagarles el servicio con dinero exacto, pues si entregas billete de cincuenta, te arriesgas a que se cobren a lo chino, estableciendo su propia tarifa, hablando de ello, con el incremento de la gasolina cada unidad aumenta las cuotas a su antojo, o sea, el rendimiento por litro equivale a cinco o diez pesitos más de lo establecido.

En algunos municipios este servicio de transporte es colectivo -que para los taxistas de la ciudad es una idiotez cobrar tan poquito y recorrer una gran distancia-, en Colima y Villa de Álvarez también cuenta con la colectividad, nada más que acá se cobra por destino a cada usuario, haciéndose de la vista gorda el seguro de pasajero. Además, ahora compiten con los foráneos, pues cada vez es más común verlos chafireteando por algunos municipios.

La verdad es que ya no importa si son “piratas” o si tienen placas regulares, antes de poner un pie dentro del vehículo, además de tomar nota de las placas, número de unidad y nombre del conductor, datos que se encuentra en el tarjetón, el cual debe de estar visible, y si quien conduce no se parece al de la foto, entonces es un posturero, ¡aguas! Ellos en unas cuantas horas quieren obtener un titipuchal de centavos y lo más seguro es que te cobrarán por encima de la tarifa a donde te lleve.

No es culpa suya que alguien decida que usted sea una probable víctima. No hay algo malo en usted. Ni la hora o su ropa. Ni si bebió o no. Ni la distancia en recorrer, el caso es que sí, los chóferes aprenden de sus clientes, pues saben a quiénes estafar y cómo alegar a favor con los que les echen en cara sus transas.

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