jueves, 24 de noviembre de 2016

Mi vieja mula ya no es lo que era…

Conforme pasan los años, voy perdiendo el interés de celebrar mi cumpleaños, la verdad no es gracioso y peor aún que tus compañeros de oficina te lo refresquen con el pinche calendario de cumpleaños, ¡grrrrr! Lo malo es que no falta el incrédulo que a pesar de que lo está leyendo, sale con la mamarrachada: “¡neta wee! ¿Es tu cumpleaños el ___*?” ¡Ay no manches! El meritito día las redes sociales hacen su argüendazo y tómala, sobresaturación de felicitaciones, algunas sinceras, otras por cortesía y obviamente también quien escribió un “felicidades” y aplicó la del copy paste a todos sus demás contactos que ese día coincidieron en la fecha de mi aniversario.

En lugar de estar al pendiente de saber quiénes compartirán conmigo la alegría de que ocupé un lugar en este mundo, prefiero mirar por el espejo retrovisor de mi vida, para tener la amplia visión de la carretera por delante, reconozco que existen momentos en que se está de moda y otros que se está menos, por más que evito no dejar llevarme por las vanidades de las épocas, en más de alguna he sido arrastrado, pero consciente estoy de que el ombligo del mundo nunca he sido; a pesar de no tener una vida exitosa, ya que se empeña el fracaso por estar siempre conmigo, he sido perseverante, procuro ponerme las gafas color optimismo y burlarme de los días oscuros, embarrando ungüento de paciencia sobre la piel curtida por los golpes que me he llevado cada vez que subo al ladrillo y del vértigo caigo al suelo nuevamente, pero como perro lamo mis heridas y ahí sigo moviendo el rabo.

Con los años encima he llegado a la conclusión de que la modernidad no va con mi persona, ya que continúo coleccionando discos mientras muchos sólo se conforman con la canción de moda de su tracklist, prefiero platicar con las personas que escribir una “charla” en el WhatsApp –neta que lo mío no es eso dizque de hablar con 80 personas a la vez, pues cuando todos andan de prisa, prefiero algo de tiempo y serenidad, ¡pa´qué ir tan rápido, chintolo! ¿No se dan cuenta qué tanta rapidez hace que mi cabeza no se defina muy bien? Lo mío, lo mío no es aparentar ser autómata, de esos que en el fondo ni se comunican, evidenciando una enorme sensación de soledad y ansiedad.

Nunca he buscado pretextos para evadir mi rutina kafkiana de ir y venir al empleo con el pretexto de escaparme a un lugar paradisíaco del que después me arrepienta o desmotive por el regreso, la vida es un suspiro que se debe disfrutar un ratito, pues cada día que pasa es dar un paso a la sepultura, entonces, si ya probé con el yoga, los cosméticos, la medicina alternativa y el majá mantra, conforme pasan los años sigo poniéndome viejo, eso que ni que, cada mañana me lo escupe el espejo, bienvenidas sean la viagra y el tafil, pues un nuevo gladiador se subirá al ring para combatir a dos de tres caídas sin límite de tiempo contra la osteoporosis y la diabetes.

*Coloca sobre la línea la fecha que más te plazca, digo, no es vital que lo sepas.

No hay comentarios: