miércoles, 9 de octubre de 2013

Analfabestias crónicos

A lo largo de mi corta existencia he visto como por ciertos periodos se ha izado la bandera blanca que anuncia el fin del rezago educativo en la entidad, anunciando que los habitantes ya saben leer y escribir, ¿será cierto? Bueno una cosa es que sepan comprender el significado simbólico y fonético de las letras, pero el mensaje que se intenta transmitir con la combinación de ellas cumplirá su cometido de ser interpretado como es.

Es que saber leer no implica que la gente sean unos letrados, pues según estadísticas del informe PIACC, conocido como el estudio PISA para adultos, un 27% no comprenden el contenido de un texto medianamente complejo, si a ello le agregamos que un 30% son incapaces de completar una oración simple, ahora me explico porque resulta inútil colocar letreros viales donde se prohíbe dar vuelta a la derecha cuando la luz del semáforo esté en rojo o no estacionarse en equis lugar, si las bestias detrás del volante no comprenden el significado de esos avisos.

Gracias a esa estúpida epidemia de brutos que no leen o se hacen de la vista gorda, existen choferes que se creen millonarios, pues no les pesa pasarse la luz roja del semáforo pese a que si son sorprendidos por algún agente de tránsito tendrán que pagar una buena cantidad o los que si toman al pie de la letra eso de “primero es el peatón”, pero en ser arrollado porque fue confundido con una boya más.

Qué bochornoso resulta toparse con esas analfabestias que hojean las revistas en los centros comerciales, sin importarles el letrerito que advierte no hacerlo, y lo que es peor, con su voluminosa presencia entorpecen la visibilidad de los que tal vez si van a adquirir algún ejemplar. Caso semejante ocurre en las calles, pues igual de ridículo es el observar en paredes donde se indica con buena tipografía no anunciar, un graffiti en fluorescente carmín cuya pésima ortografía, intentan expresar “chinge a zu madre, la que vibe aki”, ¡ah, lo más curioso, esto si lo interpreta muy bien quien habita esa zona!

Qué decir de los lugares donde se prohíbe tirar basura o escombro y el sitio parece un depósito de eso que no deben de hacer; ahora, esta actitud no es sólo de quienes no asisten a la escuela, pues muchas veces en los recintos académicos los estudiantes hacen todo lo contrario a lo que se les advierte no realizar, salvo una cosa, si respetan al pie de la letra eso de “favor de guardar silencio”, pues de tan bien que lo guardan siempre hay más ruido que una fábrica metalúrgica.

Será ignorancia o esa actitud intencionada que de forma indirecta se disfraza de acciones inconscientes con tal de ejercer lo contrario a lo estipulado, eso que una vez el sociólogo francés Pierre Bourdieu llamó violencia simbólica, creo que es lo segundo, pues a poco todos estamos tan distraídos que no recapacitamos por un momento en el error o la falta a la que incurrimos, es como justificar tales actitudes al más puro estilo Chespiriano, “lo hice sin querer queriendo”.

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