miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿Pandemia o Pandemónium?


Existen en la especie humana ciertas enfermedades degenerativas que muchos individuos poseemos, algunos estamos inconscientes de padecerlas, otros que desde mi humilde punto de vista son los peores, saben que las padecen y disfrutan su proliferación, ¿a qué enfermedades hago alusión? Pues a esas que salen de nuestros sentimientos, como lo dijo aquel hombre sabio cierta vez, “lo malo no es lo que entra por la boca del hombre, es lo que de ella sale.”

Entre esas pestes que desde antaño han existido se cuentan el autoritarismo, la envidia, el rencor, el odio, la maledicencia, entre otras que se me escapan; lo único malo es que saben camuflarse, pues las personas que las padecen con tal de no ser tan evidentes utilizan el disfraz de la hipocresía y se ocultan en la trinchera de la doble moral.

Recuerdo cuando estaba en pleno apogeo el asunto armado de la invasión gringa a Irak, los norteamericanos, que por excelencia son doble moralistas, observaban a través de sus televisores con orgullo patriótico como su ejército asesinaba iraquíes, más se escandalizaron al grado de censurar a la hermana menor de Michael Jackson por haber enseñado un anillo en forma de sol colocado en su pezón durante el intermedio del Súper Bowl.

Nuestro país no se queda atrás, para empezar se cree que la homosexualidad es una enfermedad que se puede curar mediante ayuda psicológica, con la fuerza de voluntad asistiendo a albergues o afiliándose a cierta religión donde las oraciones y rezos le llegan al creador más rápido que un correo electrónico; las minifaldas y escotes pronunciados son una falta de respeto a la moral, utilizar improperios como los del Negrito Sandía, entre otras situaciones que mejor las omito por sentir pena ajena de los apenados.

¿Cómo saber quiénes están enfermitos de tal lacra mortal? Fácil, cuando escuches a ciertos tipos hablar con inspiración de Dios, religión, virtudes y valores, pues es común que se escuden en la moral para poder manipular a los cerebros débiles, también para ellos la injusticia, pobreza y el hambre de los más necesitados les parecen normal, es más, creen que a esa gente así le gusta vivir, son como dijera el catalán Serrat, lobos con piel de cordero; más tienen un ligero desliz, son los clásicos “farol de la calle, oscuridad de su casa”, pues muchas veces todo eso que señalan como erróneo de nuestra sociedad, lo más probable es que a ellos les encanta hacerlo o entre sus familiares existen algunos que de esa práctica viven.

Además es gente acomplejada que se siente superior, se creen muy decentes, madres y padres perfectos, pero la verdad, hasta el mismo Hitler o Mussolini se apenarían de conocerlos, los únicos que si les aplaudirían sus hazañas serían la Santa Inquisición y el Ku Klux Klan; apreciado lector si usted al observar a la Diana Cazadora de Villa de Álvarez, experimenta rubor y a la vez recorre con la mirada toda su espalda hasta llegar donde ésta termina, vacúnese, no corriendo a una iglesia o con algún psiquiatra, mejor haga un ejercicio de conciencia y vea qué clase de individuo es usted con los que le rodean.

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