miércoles, 12 de septiembre de 2012

Debilidades de la carne


México lindo y querido, es una dicha vivir en tus tierras, además me siento orgulloso de formar parte de esa estadística que a nivel mundial le ha colocado en el nada deleznable segundo lugar en obesidad, pues un treinta por ciento de la población adulta contamos con sobrepeso.

La Ciudad de las Palmeras no se queda atrás, y se suma a esos porcentajes, pues como es sabido por los aborígenes, nuestra dieta está constituida por enormes proporciones de carbohidratos, grasas y azúcares; somos un Estado donde el pan nuestro de cada día no debe faltar en las mesas del desayuno y la cena. Crecimos con la añeja y absurda idea de que los refrescos poseen propiedades curativas, de ahí el mito de que un “Tehuacán” con ácido acetilsalicílico efervescente reduce los efectos de la cruda o que cierta marca de gaseosa de cola vigoriza el cuerpo, y que la bebida del número siete hacia arriba con almidón quita la diarrea.

En las cenas cuando debiéramos de ser más mesurados con la alimentación, la convertimos en verdaderos banquetes, donde el menú lo integran desde tacos de todo tipo, pozole, enchiladas, sopitos, sopes gordos, tostadas de cuerito, pata, oreja y trompa; lo peor es que en muchas ocasiones acostumbramos a degustar de esos platillos horas antes de acostarnos a sucumbir ante los encantos de Morfeo, lo que sin lugar a dudas fomentará el grosor de nuestro tejido adiposo.

La inflación causante del encarecimiento de la vida es otro factor que influye en el sobrepeso de algunas familias, pues ello ha obligado a que ambos integrantes de la pareja se incorporen al mercado laboral, entonces muchas veces no es posible preparar los alimentos en casa, por lo que tienen que recurrir al consumo de la deliciosa pero grasosa comida rápida, donde cierto Coronel con su pollo frito lleva las de ganar.

A pesar de que desde a mediados de los noventas en las escuelas de nivel básico se intenta ofrecer para su consumo productos que nutran a los infantes, ha resultado imposible erradicar esos hábitos alimenticios en la niñez automatizada gracias a la barra de comerciales sobre comida chatarra que se transmite entre los cortes de la programación infantil de la televisión, donde éstos pasan dos tercios de las horas del día.

A lo anterior agreguémosle todos esos cumpleaños nice que las orgullosas madres les organizan en los restaurantes del payasito feliz o el rey de las hamburguesas, donde se pone de ejemplo que no hay mejor comida para un festejado como los manjares que ahí se preparan; igual no olvidemos el típico lunch que las preocupadas amas de casa les preparan a sus retoños para irse a la escuela, donde les incluyen una barrita de cereal, su respectivo paquete de pastelitos de las aves acuáticas que habitan el Hemisferio Sur y la bebida de néctar del árbol mexicano que da jugos enlatados, ¡vaya eso si es nutritivo!

Un factor extra para estar bien rebosantes de gordura, es que ahora en los empleos se consumen alimentos a diferentes horas de la jornada laboral, anteriormente algunos trabajadores llevaban su desayuno en recipientes de plástico, ahora eso es algo pasado de moda, pues primero al llegar hay que desayunar un pequeño refrigerio antes de empezar, después viene el tan exigido break para el almuerzo donde llamas a alguna cafetería o lonchería para solicitarle la suculenta torta de lo mismo, posteriormente entre cada hora no puede faltar la colación o el antojo, el cual puede ser desde una bolsa de papas fritas, panquecitos y galletas de avena para no engordar, ¡hágame usted el favor!

Ante estos ejemplos de alimentación hasta el más fuerte se rinde, entrándole a lo que le pongan enfrente, como ustedes saben la carne es débil, y a menos de que alguien invente un menudo light, carnitas o chicharrón sin calorías, nuestro país moderno seguirá teniendo más muertes por sobrepeso que por falta de alimentos, por otro lado, mejor haga ejercicio, la liposucción, el engrapado abdominal o el tru-trú de tripas es altamente de riesgo, ni siquiera lo dude.

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