miércoles, 5 de septiembre de 2012

El Facebroke


Nos causa admiración, incluso hasta hemos satanizado a los adictos a cualquier estupefaciente, llámese marihuana, cocaína u otra droga de diseño; por la fuerte dependencia que estos poseen nos atrevemos a juzgar que tal adicción es debido a la baja autoestima de quien la consume, que requieren ayuda o en el infame de los casos que son algo perdido. Existe otra adicción que de manera silenciosa merma igual o un poco peor que las dependencias a los tóxicos antes señalados, me refiero al Facebook, pues tal red social ha pasado de un divertimento a algo primordial en la vida de algunas personas, pues en ciertos casos se ha vuelto algo excesivo, llegando a enajenar tanto que el usuario se desconecta del entorno real.

Se encuentran documentados en revistas especializadas e incluso en el mismo internet casos de matrimonios que se han disuelto por el absurdo hecho de que alguno de los dos intercambió halagos, piropos o situaciones cibersexuales con los supuestos “amigos”, llegando a considerar tal hecho como una causante de divorcio; varios estudiantes han causado baja de sus recintos escolares debido a que reprueban todas sus materias, el motivo permanecer más tiempo consultando las actualizaciones en la citada red social que haciendo labores académicas, mientras los inocentes de sus progenitores creen que se encuentran elaborando trabajos escolares y tristemente se enteran de la verdad cuando la escuela les entona “Las golondrinas”.

¿Cómo saber si uno es adicto al Facebook o no? Para responder a esta pregunta es necesario hacer un ejercicio de como utilizamos este medio; por ejemplo, el tiempo que teníamos pensado permanecer conectados se nos olvida al grado de parecer un comatoso, es decir, de forma frecuente deja de hacer actividades laborales con tal de echarle un rápida miradita a lo que están “pensando” sus amigos en el feis; considera más excitante charlar con su pareja o prospecto por esta red social que en un lugar íntimo, un restaurante o café. La mayoría de tus amistades son virtuales, es más, a algunos nunca los has visto en persona, pero el saber que tienes más de mil te hace sentir apreciado por ellos.

Como en toda adicción, te comes las uñas o frotas las manos debido a la ansiedad por ver qué te han etiquetado, cuántas solicitudes de “amistad”, notificaciones y mensajes has recibido; para algunos es el fin del mundo cuando la conexión a Internet falla, pues creen que se perderán de muchos eventos debido a esa carencia. Como consecuencia sus pensamientos se concentran únicamente en lo que estarían haciendo si tuvieran red en ese momento.

Si no te consideras adicto, ¿por qué te molesta que alguien requiera de tu presencia cuando estás en plena sesión de chat? Igual si consideras mejor permanecer conectado que dormir, pues muchas veces cuando el Astro Rey va asomándose en el horizonte tú apenas vas guardando la laptop, por eso en la escuela o empleo tienes esa cara de amodorrado.

Si al leer lo anterior, llegas a la conclusión de que algunas actitudes se asemejan a las tuyas, puedo asegurarte que eres un adicto al Facebook, lo cual no es bueno, pues estás a punto de perder contacto con la realidad aislándote de tus seres más cercanos hasta el grado de perderlos; si eres tú o conoces a alguien que presente las características ya señaladas, no lo dudes ni un momento y acude con algún terapeuta, pues eso de experimentar depresión, frustración y control por encima de lo que se desea, definitivamente pueden acabar contigo y con quienes más te aman.

Esta red social, es un medio para intercambiar información, reducir distancias, contactar a familiares y amigos que se encuentran en otros países, pero no lo es todo en tu vida, vamos desconéctate, sal a la calle, disfruta del mundo real mientras vivas y no seas un cadáver más del Internet como muchos que conozco.

No hay comentarios: