miércoles, 8 de octubre de 2008

Pienso luego… envío

A últimas fechas durante mis ratos de ocio he estado bastante entretenido siguiendo la “E-mailnovela” sobre las dos adolescentes desaparecidas en cierto municipio limonero de nuestro estado, es asombroso cómo el apoyo solidario de usuarios del correo electrónico se unió a tan noble causa reenviando la misiva del angustiado tío; mi bandeja de entrada durante varios días fue saturada por estos mensajes, afortunadamente siete días después recibí otra decena de correos donde se notificaba que por fin ya habían sido encontradas estas chicas; lo único que queda es el desgraciado morbo por enterarme sobre cuál era su paradero, los motivos de su desaparición, es decir, si huyeron por iniciativa propia o tal vez alguien las presionó, además no descarto la posibilidad de que también se trate de un bromista que se divirtió como enano a cuesta de nuestro laudable espíritu solidario, espero alguien tenga otro mensaje en donde aclare estas incógnitas.

Cuántos correos hemos recibido con temas sobre esta índole y otros mas extenuantes, a veces los tomamos en consideración otras hacemos caso omiso y los borramos para evitar la proliferación de spam en nuestras computadoras, es cuando hacemos un balance y valoramos la credibilidad de su contenido; si hace esto lo felicito, pero si sólo lo reenvía y ni siquiera se preocupa en recapacitar sobre los efectos que podría acarrear a sus contactos el hecho de hacerles llegar información que probablemente proviene de una fuente no fidedigna, por favor no sea tan ingenuo o inconsciente de lo que está haciendo, pues puede incluso hasta con una simple “cadenita” generar cierta disonancia mental que podría convertirse en una clase de terrorismo mental para sus contactos.

Por otro lado ahora que la telefonía celular entre sus múltiples servicios cuenta con el de mensajes de texto, y que resulta más económico que el costo de una llamada, su utilidad se ha incrementado dando origen a una vía alterna de comunicación, en donde motivados por el ahorro de palabras para así poder enviar en un solo mensaje toda la información que se considera necesaria y evitar con ello el tener que volver enviar otro, ha sido la causante de que nuestro lenguaje escrito se deforme, además de referenciar en algunos casos datos inconexos que tergiversen el contenido real del escrito, convirtiendo el mensaje en un jeroglífico que ni Indiana Jones podría descifrar.

¿Qué quiero decir con esto? Antes de tener la capacidad de contar con mensajes escritos vía Internet o celular, la forma de comunicarnos era a través de la voz en persona, por teléfono e incluso hoy existe la videoconferencia así como una variada gama de Gadget que permiten el fluir de la información. A partir de la creación de estos medios se brinda un servicio en donde a través de una serie de mensajes, la persona puede generar una rápida comunicación, lo que se traduce a que es más factible que el sujeto al estar redactando sus ideas las puede ir clarificando e interpretando hasta el grado de utilizar eufemismos en donde podría existir insultos o pedanterías, con ello el circuito del habla tal vez logre una evolución positiva.

Con esta moderna forma de expresión podemos llegar a los lugares más recónditos del planeta –no del individuo, bueno eso dependerá del contenido del mensaje por supuesto-, esto quiere decir que cuando usted esté disgustado con alguien o quiera declarar su amor a esa persona pues aquí tiene estas valiosas herramientas, claro siempre y cuando cavile bien antes lo que va a expresar. Pero qué ocurre cuando uno de los emisores es impulsivo o está en sus minutos de desesperación puede suceder que se arrepienta segundos después de que reenvío un mail o mensaje de texto con cierto contenido incómodo, pero la realidad es que esa información ya salió de su equipo y, como se dice, ya no hay vuelta atrás.

Haga un análisis de cuantas broncas o líos se ha metido por estas acciones, y peor aun a cuántos ha involucrado en esos problemas por el simple hecho de enviar un mensaje o mandar un texto vía celular a un inocente receptor. Por supuesto va a decir que con la boca tenemos más tinta venenosa que con una computadora o celular, porque es más fácil pensar bien lo que se va a decir por escrito que lo expresado de forma verbal, les doy la razón, lo irracional es que hasta por este medio se cometan errores.

A poco no le ha sucedido gracias a la maldita ansiedad producto de nuestro stress darle enter a su teclado o send al teléfono enviando un contenido escrito que por alguna justificada razón no tenía por que haber sido remitido, y eso que tuvo la oportunidad de hacer modificaciones previas o incluso borrarlo para no afectar a nadie, pero con la rapidez que estos medios nos imprimen, no nos detenemos a reflexionar sobre la escritura, es más tal vez esto que he redactado a más de alguno le resulte una ofensa o falta de respeto -y no es uno de los medios centrales aquí citados-, por lo tanto le agradeceré mucho tanga a bien disculpar mi falta de tacto; y por favor gaste en una llamada cuando sienta el deseo de entablar comunicación con alguien, ¿Acaso esa persona no vale la pena la inversión?

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