miércoles, 6 de agosto de 2008

El país inflado

Años atrás la preocupación de las organizaciones gubernamentales y de sanidad era la desnutrición, hoy esta situación se ha revertido. En mi infancia ser rollizo de cachetitos rosados era el look más cotizado, sinónimo de rebosante buena salud; a diferencia de aquellos lánguidos niños que se enfermaban de casi todo y en cualquier temporada del año. Según pronósticos en el siglo XXI una de las principales razones que incrementarán los índices de mortandad será la obesidad.

Ahora resulta que la corpulencia es el opio de los pueblos, robos, extorsiones, pobreza, marginación, cambio climático, narcotráfico y prostitución es achacado a la gordura; lo más triste es que para el mexicano todo le hace aumentar su masa muscular desde la tristeza y el estrés hasta el abstencionismo sexual.

En el 2005 a nivel mundial México ocupaba el sexto lugar gracias a esta condición patológica del ser humano, en el año que transcurre cifras alarmantes nos colocan a unos pasos de ocupar el primer sitio. Motivo que dio rienda suelta al bombardeo mediático para “concientizarnos”; el cual va más allá de generar la simple preocupación por poseer una imagen estética, enfocando su influencia en el deterioro a la salud que trae consigo el ser de “talla extra”, diabetes, hipertensión, niveles altos de colesterol y triglicéridos entre otros son la sombra que la acompañan.

¿Por qué hasta ahora? Acaso no son estos mismos medios los que para subsistir nos han hecho consumir enormes cantidades de bebidas endulzantes, cervezas, pizzas, hamburguesas, entre otros que únicamente han permitido desparramar el tejido adiposo; a poco no es cierto que Chabelo en su programa dominical ha sido uno de los principales contribuidores en la venta de comida chatarra que sólo ha servido para engrosar las mejillas de nuestros infantes y claro llenarles los dientes de caries.

Como una forma de contribuir en el fomento de tan ínclita campaña con el patrocinio del IMSS y la Alianza por un México Sano, Televisa adapta el formato del Reality Show “Biggest Loser” de la cadena extranjera NBC, bajo el nombre de “¿Cuánto quieres perder?”, en donde a través de una serie de casting se reclutó a los 14 participantes de talla y peso extra para someterlos a regímenes alimenticios y rutinas de ejercicios compitiendo para ver quién pierde más kilos, y obvio el ganador será aquel logre llegar a su peso normal, por supuesto que para lograr el triunfo de su favorito, usted tiene que gastar en llamadas y mensajes de texto a las compañías de telefonía que comparten sus regalías con la empresa televisora.

El riesgo de este programa es ofrecer dietas de acuerdo a las características de cada participante, a pesar de que se advierta que antes de ponerlas en práctica es necesario el apoyo de un experto para su cuidado, más de un televidente pretenderá hacerla sin vigilancia médica; bueno, muchas personas las hacen por recomendación de la comadre que quedo igual a Bo Derek. Como ustedes saben, imitar todas las dietas, es poner en riesgo el organismo, no olvidemos que si de salud se trata, lo recomendable es ponerse en manos de especialistas que receten un régimen alimenticio de acuerdo al metabolismo personal.
Por otra parte hay que considerar que no todos los individuos pueden seguir al 100% un régimen alimenticio saludable en nuestro país, poner a dieta a la clase social que vive en la pobreza es irónico, una persona de escasos recursos bien puede iniciarla, luego la abandonará debido a los estragos de la crisis económica familiar, consumiendo lo que su bolsillo le permita, y lo más fácil de comprar son aquellos alimentos que no nutren.
Con esta campaña los medios publicitarios han acuñado frases como “¡Ya logramos un millón de kilos!”, “Elige estar bien contigo”, “Vamos por más kilos”, tales slogan tratan de erradicar la enorme cantidad de productos que nos fueron inculcando en nuestras mentes a través de los años, en donde nos vendían la idea de reducir de talla sin el empleo de dietas y ejercicios rigurosos; en pocas palabras adiós a las fajas de yeso, a los jabones reductores y pastillas que tantos dividendos dejaron a los empresarios del telemercadeo.
A partir de este boom por el control de peso y masa corporal muchas instituciones se han sumado al programa “¡Actívate!”, el cual según las características de cada entidad ha puesto en marcha programas de actividad física, que la verdad, van desde lo óptimo como es el practicar alguna actividad física treinta minutos después de la jornada laboral durante cinco días en la semana, hasta el ridículo de obligar al personal a acudir al empleo de tenis y pants un día de la semana para hacer ejercicio juntos.
Tampoco se vale que sea un recurso para desprestigiar y humillar o amedrentar el ánimo de los rollicitos, se acuerdan de aquella campaña que en la década de los ochentas se puso en marcha para evitar el desmedido desperdicio de agua, en el que mediante diversos spots televisivos e imágenes en panorámicos aparecía un gordito que girando su mano decía “¡Ya Ciérrale, ciérrale, sí!”; pues tal publicidad sirvió para que cuando un individuo veía a otro con sobrepeso, le hiciera la misma seña con su mano y pronunciara las frases, una absurda humillación que lamentablemente terminó desvirtuando el objetivo de la campaña y transformándolo en mofa racista; así sucede con la repetitiva expresión “¡Actívate!”, ahora resulta que ven al obeso y haciendo con sus manos la mimesis de una letra “A” le gritan actívate, y que hace esta persona, pues les recuerda la memoria de sus adorables madrecitas y psicológicamente manda al diablo el objetivo de la campaña.

Gracias a un mal cardiaco congénito estoy bajo prescripción médica sometido a dietas y cuidados alimenticios, la verdad me causa pena ponerme un pantalón, camisa o ropa interior que ya ni de mi talla es, es más en estos momentos no tengo talla comercial, lo que significa, o me compro una más pequeña que me va hacer ser lucir como picador en tarde de corrida o conservo la que era mía que de tan amplia parezco una percha.

Pero en fin no hay que dejarnos llevar por la mala leche de la gente y ponernos a hacer un ejercicio que beneficie nuestro organismo, consumiendo alimentos que contribuyan a perfeccionarlo, en otras palabras hagamos de cuenta que los pinceles de Fernando Botero se pusieron a dieta hasta convertirse en un dibujo de José Guadalupe Posada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola marcial buen dia...
Me gusto mucho el artículo sobre todo porque siendo madre de un niño de 6 años que a su corta edad es un "gordito" apodo que ya se le quedo por su físico y claro por la insistencia de familia de dirigirse a él de está manera en vez de su nombre; me a costado mucho hacerle verle pero sobre todo que coma solamente verduras, frutas...comida nutritiva en vez de lo acostumbrado para esa edad que son las papas y el tipo refresco negro..esto no nada más está en decirle a mi hijo que está bien o está mal, para que acepte la forma como quiero que vea la vida sin tanta fantasía es hacerlo con él...y eso que la úlitma vez que fuí al seguro en vez de decirme el porque me sentía en ese momento o que era lo que me ocasionaba dolor, lo primero que me dijeron es...tiene uno kilitos de más, cosa que claro dije sino vine a que me criticará mi apariencia fisica sino, porque realmente me sentía muy mal.
Pero en fin, como lo comentas aquí el valor principal no es verse más delgado como una supermodelo, sino estar al pendiente de nuestra salud.
Que tengas un hermoso día, espero saber muy pronto de tí. besos