jueves, 7 de marzo de 2019

Partes públicas

Es irónico nuestro desasosiego por salvaguardar la privacidad de los datos personales que hasta el directorio telefónico se ha puesto a dieta con tal de omitir de sus ediciones impresas y digital la información concerniente a sus clientes, también los del Instituto Nacional Electoral antes de emitir la credencial que para muchos organismos es la identificación oficial, pregunta al empadronado si desea que en esta aparezca el domicilio, dejando a su albedrío si desea hacerlo público.

Aquí viene la parte irónica, creo que hasta ridícula, pues si en nuestro país existe una Ley de Protección de Datos, muchos de los usuarios de dispositivos electrónicos para acceder y utilizar servicios de las redes informáticas con tal de bajar una aplicación o integrarse a ciertas redes sociales proporcionan sus datos privados, ¡no manches, hasta el tipo de sangre o domicilios de los abuelitos! Luego esa información alcanza elevados precios en cierto mercado, además, a través de los likes y los retweet, quienes poseen el dominio de esas redes sociales llegan a conocer nuestros gustos, aficiones, miedos, aversiones y prejuicios que los utilizan para manipularnos.

Regalamos la vida a unos desconocidos, si tan solo reflexionáramos que WhatsApp e Instagram pertenecen a la misma empresa, nos cayera el veinte que la información que proporcionamos en ambas se entrelaza con el meritito papá, o sea, Facebook para los cuates, luego esa información se cruza con la geolocalización de Google y peor aún, si eres de los que accede a estas redes sociales a través del celular, pueque hasta ya se sepan el caminito a la aplicación de la banca móvil que ahí tienes.

Las compañías que venden aplicaciones para que desde tu móvil escuches las mejores rolitas -la neta no pienso especificar el género de música, porque luego me meto en pedos con los gustos de ustedes-, así como tú oyes las canciones, tiznas y tiznas cada rato a tus conocidos con tus pésimos gustos en materia musical, pues la compañía también te escucha a ti, ya que existe en enlace de su app con el micrófono de tu celular, entonces ese cachondeo y las veces que has despotricado en contra de tu jefe, pos… a lo mejor hasta ya sepa la calidad de sujeto que trabaja para él.

Si ya vendiste tu vida al chamuco proporcionándole tus datos particulares, trata de evadirlos tantito quitando la pinche geolocalización, si compras en internet, hazlo a través de alguna tienda de cadena comercial, pero con la tarjeta, ¡ni maíz paloma! Cambia de nombre en las redes sociales y si eres de los que se sacan selfis en paños menores para subirlas ahí, está consiente de que lo que uno sube, ya no es propiedad nuestra, es de todos, entonces no te me agüites si hicieron una guasa de ello, mejor apechuga y calladito te ves más chulo.

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