jueves, 21 de septiembre de 2017

Insensible

Debido al abuso que en la actualidad se le da a las redes sociales, a veces percibo en la mayoría de los usuarios experimentar la necesidad de exhibir trágicamente el sufrimiento y dolor humano; es tan común encontrarse con muros donde se relatan crueles historias, contemplar imágenes ya sea en fotografías o vídeos de destrucciones en masa, asesinatos, catástrofes, personas inocentes que perdieron la vida, así de tristes y lamentables que al salirnos de la página o de la plataforma donde las observábamos, pos… la vida la continuamos despreocupadamente, ¡naaa, está muy lejos donde sucedió eso!

Es como si nos percibiéramos seguros al saber que lo sucedido se encuentra en otras latitudes geográficas. La tortilla da la vuelta cuando lo que veíamos en la comodidad de nuestra silla frente a la pantalla, empieza a ocurrirnos, ahí si nos inquietamos, no nos sentimos cómodos, en pocas palabras, no sabemos cómo evadir lo ocurrido para poder volver a estar tranquilos. La neta, así sin hipocresías, lo que en realidad queremos es que aparezca un borrador mágico y desaparezca el lamentable hecho que vivimos.

Igual sucede cuando en las campañas de apoyo a damnificados vamos a los centros de acopio a entregar nuestra “ayuda” no con la finalidad de solidarizarnos con el sufrimiento del prójimo, simplemente la intención -lamentable por cierto- es quedar bien con los demás -¡wee, que vean mi lado filantrópico!-, recibir a cambio un incentivo, realizar proselitismo político o para que ya no nos molesten, ¡uta! Pensar así, es como desear que nadie sufra junto a nosotros, por la sencilla razón de no ver afectada nuestra diminuta y efímera felicidad.

No es que le saque la vuelta a las desgracias ajenas, ni que sea un insensible ante el sufrimiento de los demás, simplemente es que me siento ridículo estando en mi zona de confort observando calamidades sin aportar nada o en el pior de los casos, compartiendo y propagando lo sucedido con rumores de mi cosecha.

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