miércoles, 18 de febrero de 2015

Divididos

En un mundo tan modernizado como el que habitamos, es lamentable que existan países donde eres detenido por el color de tu piel, acto que se hace con el pretexto de comprobar tu legalidad. Uno puede afirmar que allí se acostumbra a hacer eso, pues abundan los ilegales. Además, ellos están en todo su derecho de hacer lo que quieran, a fin de cuentas es su territorio. Irónicamente, algunos de esos países han sido poblados por inmigrantes y es una pena que se les olvide. ¡Ah, pero eso sí, lo racistas nadie lo niega que son!

Sobra decir que estamos en el Siglo XXI, ya que el desorden psicológico del racismo continúa vigente. Eso de destacar una raza sobre otra, a pesar de los años, no es cosa del pasado. Por ejemplo: a algunos gringos les fastidia que nuestros paisanos celebren en su país el 5 de Mayo, argumentando que ellos no vienen a México a festejar su 4 de Julio. Justificación respetable, que bien podría ser refutada evidenciando a todo ese puñado de imberbes que se vienen a degenerar a Tijuana en el llamado Springbreak. Mejor ya ni le sigo, pues considero que tal argumento lo único que fomenta es aún más la brecha racial.

Creo que no es necesario ver la paja en el ojo ajeno, si la nuestra es kilométrica. En pocas palabras, ¿para qué vamos al extranjero? El segregarismo también es región 4, es decir, más domésticos, acá de nuestra tierra. Basta recordar a esas personas de ideas cerradas o individuos que imponen sus puntos de vista inquebrantables, los mismos que se escandalizan por el aborto y la prostitución, pero que les parece normal la pobreza, la falta de equidad y los abusos de autoridad. Esa pinche gente que se le hace fácil llevarse a su casa tecnología que le pertenece a la institución donde trabajan, con el pretexto de que a ellos les es más útil. Hacer eso, es ser un vil ladrón.

Las nacionalidades, las clases sociales, la segmentación de las religiones y la más ridícula de todas, la afición a algún equipo deportivo, son evidencias palpables de que lo racista no se nos quita. Es más, a veces tengo la impresión de que es una forma más de mitigar el aburrimiento al tedio de nuestras rutinarias vidas, tal parece que no vivimos tranquilos si no buscamos con quien tener rencillas. La raíz de ello es la intolerancia sumada a la ignorancia, las personas que saben de tales debilidades humanas las utilizan a su conveniencia para generar adeptos a sus intereses y manipularlos a su antojo. Es por eso que nos topamos con biblias traducidas a la conveniencia de unos cuantos o autoeditadas, eventos sólo para ciertas castas sociales, estrellas deportivas que son apoyados financieramente por corporaciones para que les compremos mil un porquerías a través de esos astros.

¿Por qué hay gente que le cree a individuos así? Existe una teoría que dice que los imbéciles siempre dan la apariencia de estar bien organizados y que los inteligentes denotan inseguridad por todas las dudas que se plantean, razón por la cual, quienes los observamos nos vamos con la finta de aliarnos con los que parecen bien organizados a pesar de que esa organización sea un cumulo de falacias que sólo pretenden confundirnos, aplastarnos y lograr dividirnos. Ya divididos, somos un blanco fácil de enajenar y manipular.

Por lo tanto, estimado lector, cuando te llegues a topar con individuos de tal envergadura, que por cierto suelen aparentar ser tu amigo, vestir ropa elegante con tal de que creas que es “gente bien”, recuerda aquel slogan del “Ojo, mucho ojo, dile no a esa persona y cuéntaselo a quien más confianza le tengas. Tu vales mucho y mereces respeto”.

No hay comentarios: