miércoles, 13 de febrero de 2013

Mexican Single

Febrero es el mes más corto del año, eso de corto es subjetivo, pues para algunos las horas pueden ser minutos y para otros los minutos llegan a considerarlos días; ante la SEP, es el periodo indicado para inscribir a todos los infantes al Sistema de Educación Básica, mientras que para el comercio es el tiempo propicio para atiborrar a nuestros seres amados de infinidad de objetos que no ocupan –aquí si hago una pausa, pues si se trata de oro o piedras preciosas, lo más probable es que a la pareja sí le sea de utilidad, pues cuando ya no exista la relación, el monte de piedad o cualquier casa de empeño las recibirán a buen precio–, razón por la cual es común que a través de diversos medios nos llegue un aluvión de promociones alusivos al día catorce.

Es precisamente durante las vísperas a esta fecha y el meritito día de los enamorados, todos aquellos que la jara de cupido no tocó su corazón se hunden en la depresión y la tristeza producto de la soledad, Soledad, esa chica cuyos ojos de papel volando conquista al más amistoso del mundo, y una vez que cae rendido a sus pies, se vuelve una relación fatal. Para empezar la palabra soltero desde su raíz etimológica carga con el complejo de la soledad al derivarse del latín solitarĭus, cuyo significado en castellano equivale a solitario, desamparado o desierto, mientras que la acepción de soltero se entiende como “suelto, libre o que no está casado”, aquí si hay una incongruencia, pues conozco a muchos casados que viven la soledad de pareja.

Es precisamente ese prejuicioso estereotipo del soltero, el cual ha dado origen a una especie de bullying entre los adultos, que miran con ojos de extrañeza a todos aquellos mayores de treintaicinco que por razones desconocidas no han podido encontrar su media naranja, y por ello los consideran “anormales”, adjudicándoles diversos motes o sobrenombres que han dado origen a una serie de mitos en relación a la soltería.

Uno de ellos es la amargura, es decir, si ya llevas un tiempo sin pareja –en esta categoría inclúyase también a los divorciados y viudos– lo más probable es que experimentes sentimientos de pena, aflicción o disgusto los cuales te transformen en una persona non grata. Otra característica es lo jarioso, o sea, si aún no encuentras a quien amar, lo primero que caiga como pareja es bueno, además se cree erróneamente según la óptica machista que todas las mujeres viudas y divorciadas lo único que buscan es saciar el apetito sexual con quien sea, ¡así o más peyorativos!

Cuando el individuo llega a los cuarenta y no ha sentado cabeza con alguien, lueguito le adjudican la frasecita “hombre maduro… persona que experimenta placer sexual por el esfínter seguro”, mitología que no es verdad, pues conozco algunos casados que a pesar de llevar más de un lustro unido en sagrado matrimonio heterosexual tiene su affaire con personas del mismo sexo. En las señoritas es común que se les llegue a bautizar de exigentes en cuanto a seleccionar a sus prospectos y por ello se encuentran más solas que Dios o que por estar en espera de su Príncipe Azul se les fue el tren o como dicen “por esperar a los de a caballo, dejó ir a los de a pie”.

Hasta el momento no encuentro la relación entre las solteras de mayor edad con las aves americanas denominadas cotorras, a menos de que se refieran a la otra definición que evidencia la peculiaridad de ser una persona habladora e indiscreta, si es por eso, no todas poseen tal defecto. También es común decir que estas al no encontrar prospecto en el transcurrir de los años, las personas normales llegan a decir que se quedaron a “vestir santos”, comentario que resulta una falacia, pues una de las actividades propias del monaguillo o “servidores del altar” es colocar la vestimenta a las imágenes de los templos, para variar algunos son infantes y los de edad avanzada en su mayoría se encuentran casados, ¿dónde está la comparación?

Todos esos sobrenombres que aquejan a quien no tiene pareja ejercen una fuerte presión que al momento de elegir lo hacen más por desesperación al miedo de quedarse solos, pues seleccionan con el cerebro lo que debiera elegirse a través de los sentimientos, de ahí que cuando ya se encuentran entrelazados reconocen su error o por fin aparece la anhelada media naranja, entonces quien se entusiasma por eso se suma a las estadísticas de los divorcios; usted no se desanime, continúe poniendo a San Antonio de cabeza juntito a su veladora, y si fuera fea la soltería muchos casados no pondrían en su información de contactos de Facebook que son solteros.

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