miércoles, 20 de febrero de 2013

¡Aquí no pasa nada!

A diario nos enteramos de cosas que no nos agradan y que consideramos injustas, gracias a la prensa hemos sido testigos del maltrato a los animales, los prejuicios racistas, la homofobia y sus repercusiones injustas que la misma sociedad provoca, somos testigos aunque sea por internet o televisión ya que muchas veces no radicamos donde se da el maltrato a ciudadanos comunes, como tú o como yo, pero si nos percatamos cómo son humillados, mancillados e incluso hasta explotados; nos enojamos, despotricamos en contra de quien consideramos que es el culpable o los culpables, pero de ahí en adelante… pues no… no pasa nada, y además no hacemos nada por mejorar la situación.

Me llama la atención que todos nos indignemos, vemos los abusos de autoridad, de poder y nos enojamos, sabemos que los políticos nos mienten y nos enojamos; conozco a varios que por prescripción médica tienen estrictamente prohibido ver y oír las noticias, pues después de enterarse se ponen furibundos y no buscan quién se las hizo, sino más bien quién se las pague y sufren las consecuencias sus propios familiares, “papá, ¿puedo ir a la fiesta de mi salón?” “No, te puede pasar algo, ya vez lo que dijo López-Dóriga sobre la inseguridad”, “Pero papá, es la de graduación” “Ya te dije que ni madres, ¿Ok?”

¿Es necesaria una respuesta así? Un inocente que no sabe ni porqué se encuentra su padre molesto no es digno de una explicación, no, pues según cree el progenitor a la edad en la que está el chamaco no comprende los problemas del mundo contemporáneo, en cambio él sí, pues es un “adulto” que se chuta toda esa información bien documentada que los programas de noticias difunden a diario, esas noticias retrabajadas por los que tienen los micrófonos, o sea, los que ya digirieron las notas y aportaron su modesta opinión para hacérsela llegar.

Con insinuaciones provocativas los conductores de esos programas de noticias generan una especie de enturbiamiento de la opinión pública; por ejemplo, si nos dicen que estamos en guerra, te alarmas y vas a comprar un rifle de municiones para defender tu casa, mas te pregunto, ¿alguien te declaró la guerra a ti o tú se la declaraste a alguien? En los fenómenos climáticos aseguran que el huracán fulano pisará costas de Manzanillo en unas cuantas horas, te entra el pánico y abarrotas las tiendas para adquirir víveres, lo más patético es que el día está soleado, pero el miedo te ciega nublándote la vista.

Después si no ocurre nada, los comentaristas jamás vuelven a “analizar” la nota que te atemorizó o te hizo encabronar, simplemente centran su atención en otra nueva, y ahora con la rapidez de la Internet, pues hay mucha tela de donde cortar, para que sigas molesto o con pavor, eso depende del estado de ánimo que te quieran programar; más cuando ya te sientes cansado de toda esa manipulación mediática, decides hacer caso omiso del indocumentado que fue muerto a balazos por unos gringos rancheros con la justificación de que lo creyeron narcotraficante o por invadir su pinche rancho, es más, te sientes como cuando te pones a dieta y al cabo de dos semanas te das cuenta que no bajaste nadita de peso, es decir, no pasó nada, entonces le empacas a la comida chatarra, igual de tanto hastío de violencia se te hacen normales las injusticia y los abusos.

Como placebo a tanto manipuleo mediático que desgasta, las televisoras programan una final de soccer, el desenlace de la telenovela, un Teletón o un festival de la canción, entonces te dejas caer sobre ese cómodo sofá, ¡que al fin cuentas aquí no pasa nada! Dejando de hablar, de criticar, de admirarse, de asustarse, simplemente porque no hicimos nada, esto no significa crear un gremio o un frente ante cualquiera de las adversidades antes mencionadas, ¡que no estaría nada mal­!

Considero que el primer paso lo debemos de hacer en nuestra propia persona, tratando de ser honestos, transparentes y sinceros con el prójimo, ¿quién es el prójimo? Pues tu vecino, ese que te cae mal y por tanto cuando barres la acera de la casa le echas la basura, también lo es ese compañero de clase que por no ser tan inteligente como tú, te burlas de las preguntas que temerosamente hace al profesor con tal de erradicar su ignorancia; hagamos algo, mejoremos nuestra actitud hacia los demás, respetándonos y viviendo en paz, entonces ahora sí, ¡aquí no pasará nada!

No hay comentarios: