miércoles, 21 de noviembre de 2012

¿Astucia femenina o femme fatal?


Hace unos días escuchando un disco del cantautor argentino Facundo Cabral, llegaron a mis oídos las frases donde este afirmaba que las parejas deben de establecer un vínculo sentimental semejante al de una liga, la cual es estirada por uno de los extremos, mientras que el otro debe de aflojar para no romperla, el problema de esa liga es que no siempre debe de jalarse por el mismo punto, pues puede llegar a trozarse y lo más recomendable es variar los puntos para mantenerla siempre funcional. Por tal razón e inspirado en ello hoy voy a escribir sobre lo que los hombres piensan acerca de la relación de pareja, para después discurrir sobre el enigmático cerebro de las mujeres en torno a las relaciones, es decir, lo que ellas piensan sobre este escabroso tema.

Cuando la relación ya es estable, o sea, ya ha concluido la fase de conquista, donde al macho alfa se le quita lo regiomontano, comprándole a la hembra de sus sueños absolutamente todo lo que ella le pida. Si, cuando nos volvemos unos torpes genios de Aladino, nada más que sin la lámpara, ahora es la cartera quien nos hace el quite con tal de quedar bien con ella y hacerle entender que el amor no sólo son sentimientos, compatibilidad de caracteres o signos del zodiaco bien complementados, también lo es materialista.

Lo triste llega cuando en la cúspide de la estabilidad emocional nos confiamos tanto de que ellas estén a nuestro lado que nos olvidamos de los detalles que las conquistaron, dejamos de ser detallistas. Las flores, los chocolates y los peluches sólo vuelven a visitar las suaves manos de nuestra pareja en fechas concretas, como su cumpleaños o el aniversario de pareja.

Aunado a ello simultáneamente la mujer con el transcurrir del tiempo de esa relación como que pierde su capacidad de asombro, es decir, ya no arquea la ceja, ni dibuja su patita de gallo –esas líneas finitas que parten de las comisuras de los ojos y no necesariamente son una señal de envejecimiento– cuando uno comete a propósito ciertas torpezas o le obsequia, no sé, un reloj de pulsera o el disco nuevo de Thalía, donde canta covers, ¿será entonces que de tanto que fue el cántaro al agua ya pasamos de moda o la hartamos?

Lo irónico es que es precisamente cuando nos cercioramos de que ellas pierden el interés en lo que uno hace, pues como que nos mueven el tapete, entonces al hombre se le cuatrapean los cables del cerebro, volviendo a esa cavernícola fase de la adolescencia de que cuando la mujer ni se fijaba en ti, tú hacías mil tonterías con tal de llamar su atención, entonces la historia se repite, sólo que ahora ya uno no tiene la cara repleta de espinillas, ni ese tufo axilar, hoy pende de la cintura una grasa abdominal que ni el más exigente instructor de gimnasio la quitará, cinco dedos de frente –¡yo tengo más! – y ciertas enfermedades crónicas degenerativas, pero no queda de otra que volver a ser un primate de los caprichos de su corazón o quedarnos más solos que Dios, en fin simple estrategia femenina de la relación de pareja, es cuando te preguntas, ¿por qué te moriste Facundo?

No hay comentarios: