miércoles, 12 de octubre de 2011

Mefe Efentefendistefe

Como me surra que mis colegas profesores de inglés en el espacio para firmar la asistencia platiquen entre ellos utilizando el idioma de la Realeza Británica, se me hace una reverenda mamarrachada y falta de respeto a todos los ahí presentes, es como si no quisieran que nos enteráramos de sus jodidos comentarios, no sé si sean mis pinches prejuicios, pero a veces dan la impresión que nos están criticando, la verdad es de muy mal gusto esos hábitos de comunicación que tienen.

En mi adolescencia era común recurrir a tales argucias, cuando queríamos camuflar nuestras charlas ante los atónitos adultos que al escucharnos se nos quedaban mirando con cara de interrogación; entre las más utilizadas se encontraba el lenguaje de la “F”, donde cada sílaba era cambiada de forma doble por esta literal, por lo tanto si queríamos decir “me entendiste” al hacer la sustitución quedaba de la siguiente manera “mefe efentefendistefe”.

Como en la adolescencia todo aburre, hartos de estar hartos a alguien se le ocurrió cambiar la efe por la “P”, aplicando los mismos criterios, entonces si queríamos señalar “no hay nada”, con la modificación se pronunciaba “nopo haydapa napadapa”; tiempo después en la licenciatura con mi actitud de ratón de biblioteca descubrí que en España y Centroamérica al hablar de esta forma se le denominaba Jeringoza.

Por acá, al otro lado del charco en chilangolandia es ordinario emplear un argot que consiste en cambiar palabras por otras que fonéticamente se asemejan, por ejemplo para decir “si”, es común pronunciar el “simón” o “silabario” y para la negativa, he escuchado un “nel” o “nogales”; por cierto para algunos provincianos resulta complicado entender lo que ellos dicen.

Los gamberros de mi barrio, solían emplear una variante más en su lenguaje, que consistía en invertir el orden de las sílabas en las palabras, o sea, para referirse a la “muchacha” decían “chachamu”; en lo personal nunca he recurrido a esos lenguajes, pues pretendo decir las cosas como son, a pesar de que al hablar pueda herir ciertas susceptibilidades.

Ahora que recuerdo esos “tichers” puede que no estén tan mal, pues hace más de ocho siglos atrás, en Inglaterra se hablaba el francés, y el actual inglés nació producto de la mezcla entre palabras sajonas y normandas que la inmensa minoría empleaba con tal de no ser comprendidos por los que dominaban el idioma oficial, y como ustedes saben se avanza retrocediendo, razón por la cual hoy el inglés es el idioma oficial de algunas escuelas en nuestro país.

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