miércoles, 5 de octubre de 2011

Educar es otro rollo

En plena cátedra magíster un osado estudiante irrumpió la armonía de la clase comentando, “¡profe, ya cambie de tema! Me estoy aburriendo”, con cierta indignación respondí, ¿cómo que te estás aburriendo, si este contenido es importante para tu formación? Entonces los demás alumnos se solidarizaron a su causa y empezaron a murmurar, haciendo efectiva la afirmación del susodicho, ante la imposibilidad de continuar y tratando de evitar un derrame biliar, pregunté, ¿a ver, qué quieren oír entonces?

Una inquieta alumna, dijo que por qué en el desarrollo de la clase no intercalaba chistes o hacía de los subtemas alusiones chistosas para hacerlos reír, mientras recibían la información. Considero que durante nueve semestres me la pasé estudiando en la licenciatura, para ser un profesionista, no un cómico.

Claro que habrá quienes así lo hagan, creyendo que están haciendo lo correcto, es más, incluso lleguen a pensar que con ello, ya se ganaron el cariño de sus estudiantes, pues la verdad, es que lo único que se habrán ganado es un apodo nuevo, a parte del que ya tenían.

No logro comprender por qué a las nuevas generaciones nada les entretiene, es como si tuvieran aburrimiento crónico; me atrevo a afirmar esto, porque el otro día en el cine, un puñado de chicos, en plena función, se la pasaban intercambiando mensajes de texto por el celular, recibiendo y haciendo llamadas, cambiando de asiento, hablando, gritando, o sea, lo único que no hicieron fue prestarle atención a la película. Eso sin contar que previo al inicio, andaban de una fila a otra, como si se estuvieran correteando, obvio que por estar poniéndoles más atención a su actuar me perdí de la trama del film.

Igual sucede en las fiestas juveniles, pues la mayoría está con rostro de hastío, aludiendo que la música es chafa, que hay mucha gente criticona o de plano que no hay ambiente, ah cañón, ¿y qué es un ambiente atractivo para ellos? Ahora me explico porqué muchos de mis estudiantes no llegan temprano a las discos, alegando que durante las primeras horas se encuentra todo aguado, sin “ambiente wueé”, ¡ñaaa! Pinche bola de insatisfechos, cómo va a haber ambiente, si todos se encuentran afuera echando su clásica guasa, es decir, ahí si hay vida.

Uno no tiene la culpa de que lo corto de sus vidas, se la hayan pasado en una guardería donde les fomentaron una difusa idea de autoridad infundada en el autoritarismo o frente al televisor observando cómo los mentores Adal Ramones, Yordi Rosado, Omar Chaparro y Facundo, les instruían el jodido arte de la irreverencia o que sus progenitores les hayan educado para mentir, y entonces tengan que vivir en un mundo que ellos solitos se fueron creando gracias a la intervención de todos los antes mencionados.

En conclusión, antes de sucumbir ante las peticiones de hacer un monólogo de los temas en clase o concluir cada tema con los cinco puntos de Otro Rollo, piense antes en lo ridículo que se va a observar un mayorcito de edad haciendo al mal payaso, sólo para agradar a sus discípulos, además ni va estar el tipo ese que amenizaba cada punto con su batería, ¡Huy la neta, qué aburrido!

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