miércoles, 3 de agosto de 2011

Sabiduría de papel

Recuerdo que en mi niñez un cuate evidenciaba la diferencia entre Kaliman y equis homosexual famoso, diciendo que el primero es el hombre increíble y el segundo increíble que sea hombre. Siendo honesto a la edad de diez años, me parecía un insulto para el personaje que tanto admiraba, y porqué lo admiraba, por su extraordinaria cultura e inteligencia que le permitían resolver diversos peligros utilizando en ello su razonamiento y astucia deductiva en lugar de la fuerza o el uso de armas; pues según la mitología, su nombre se deriva de la Diosa Kalí, que significa “inteligencia y fuerza”, además, por tratarse del séptimo hombre de la dinastía de esta deidad le fue dada la terminación “man” que equivale a justicia, por lo tanto su nombre quiere decir “inteligencia, fuerza y justicia”.

Este héroe creado en 1965 por Rafael Cutberto Navarro Huerta y Modesto Ramón Vázquez González, fue dado a conocer por vez primera en noviembre de ese año; su revista era muy peculiar, pues a diferencia de los cómics de Editorial Novaro que todos eran a colores, éste utilizaba sólo el color sepia, digo para que gastar en colores si el personaje vestía de blanco, la verdad les quedaban excelentes los trazos, entintados, fondos y tonos, pues mientras leías la historieta cada viñeta ilustraba de forma tan perfecta la lectura que te adentraba en los exóticos lugares en los que se desarrollaba la trama.

Otro disfrute era escuchar sus hazañas por radio, resultaba todo un placer y deleite llevar el almuerzo a mis hermanos que en esos tiempos se dedicaban a la albañilería, acompañado de un radio de transistores que me permitía sintonizar sus aventuras por Radio Cadena Nacional; siempre tuve la interrogante de por qué jodidos se avergonzarían de evidenciar que la voz de Kaliman era la de Luis Manuel Pelayo, si la voz de su inseparable amigo Solín la hacía el hoy actor cómico Luis de Alba, el mismo que hemos visto en películas de ficheras como el Chido, ese que dice “Yo soy Juan Camaney, bailo tango, masco chicle, pego duro, tengo morras de a montón, tu ru rú”.

En esos programas radiofónicos, era enriquecedor para el oído la insuperable narración de Isidro Olace, que al describir los personajes y paisajes fomentaba una enorme capacidad imaginativa que permitía evocarlos en nuestra mente como si estuviéramos acompañándolo, igual no hay que negarle su crédito a la persona que elaboraba los guiones, Víctor Fox, que en realidad se llama Carlos González Dueñas Huerta, imagino que por lo kilométrico de su nombre tuvo que utilizar ese seudónimo.

Durante la década de los setentas llega al cine a través de dos cintas, gracias a las industrias Kalifilms, bajo la dirección del finado Alberto Mariscal, a quien le debemos el arte también de otra película de culto, “El Tunco Maclovio”; la primera cuyo título es “Kaliman, el hombre increíble”, rodada en escenarios naturales como Egipto y zonas arqueológicas de Giza; para hacer más real la adaptación en cine se contrataron actores extranjeros, entre los que sobresalen el canadiense Jeff Cooper, interpretando a Kaliman cuya voz fue doblada por Luis Manuel Pelayo con el objeto de afirmar aún más la personalidad del personaje y para Solín se recurrió al español Nino del Arco.

Debido al éxito en nuestro país de esta película, se hizo una segunda llamada “Kaliman, en el siniestro mundo de Humanón”, con la única salvedad de que en ésta el niño egipcio descendiente de faraones de nombre Solín fue protagonizado por Manolo Bravo alias Manolito. Siendo honesto, tal largometraje no me gustó, se me hizo muy forzada la trama a diferencia de la primera que rebosaba de una calidad indiscutible.

Algo indeleble para los mexicanos, es el legado de sus adagios, que encierran diversos aprendizajes sobre la vida, pues en un país donde los primeros lugares de ventas bibliográficas lo ocupan libros de superación personal y autoestima, no es de extrañar que las célebres frases del Hombre Increíble sean todo un catecismo. Por ejemplo, si tienes que hacer un trabajo rudo que implique gran esfuerzo físico, no olvides la siguiente sentencia, “La inteligencia es mejor que la fuerza bruta”, entonces buscas a alguien que lo haga por ti, mientras te dedicas a dar instrucciones de cómo lo hagan a la perfección.

Estás estresado por el examen, pues no sabes ni madres de lo que puedan preguntarte, para qué apurarse si alguna vez leíste por ahí que “siempre hay un camino cuando se sabe mirar con los ojos de la inteligencia”, buscas en el salón un lugar estratégico dónde copiar y de seguro obtendrás excelente calificación, además no tengas miedo, pues “sólo el cobarde muere dos veces”. De igual forma te encuentras en esa difícil prueba de matemáticas erradica asnos, la calculadora fue olvidada en casa, de pronto llegan al cerebro las palabras con acento extranjero que dicen “no hay fuerza más poderosa que la mente humana y quien domina la mente lo domina todo”, entonces las operaciones básicas las realizas con los dedos hasta de los pies.

Un día llegas a la oficina y te encuentras un enorme altero de documentos por hacer, sobre el escritorio un post-it, mediante el cual tu jefe te dice que los necesitaba para ayer, suena el celular, es un mensaje de texto donde tu pareja te entera que ese día no va a poder ir por los chicos a la escuela, que si le apoyas recogiéndolos a temprana hora, sientes un dolor en la mandíbula, pero llega a ti el recuerdo de aquello que dice “Serenidad y paciencia, mucha paciencia”, respiras hondo y te haces el ánimo que te espera algo difícil; por eso y mucho más, cuando exista una injusticia que reparar o la emoción de una aventura ahí está… bueno ustedes ya saben quien.

No hay comentarios: