miércoles, 22 de junio de 2011

Amantes de lo ajeno

Cierta vez el gran filósofo español José Ortega y Gasset dijo: “Todo hombre vive de ideas, no hay disyuntiva posible, la diferencia es que estas ideas sean propias o sean ajenas, si son propias vives tu vida, si son ajenas, lamentablemente eres vivido”, estas frases encierran un extraordinario mensaje que debiéramos de captar todos esos que nos sentimos ungidos por la supuesta sabiduría de la vida, que creemos que somos unos expertos en todas las materias del mercado; pues no hay situación que más me incomode como el escuchar a alguien dar sus pinches consejitos a otros, como si fueran los dueños ante cualquier situación o de plano consideran a sus interlocutores como unos verdaderos imbéciles.

A poco no experimentan cierta pena ajena al ser testigos de cómo el papá incita a su hijo a estudiar la carrera profesional que él ejerce o la que soñó haber sido y por alguna razón no pudo, es decir, significa que las generaciones jóvenes carecen de aspiraciones propias, ¡naaaa! Es el jodido reflejo de las frustraciones paternales; por favor venerable padre o madre, deje de empeñarse en que su hija o hijo que es bien teflón para el estudio, sea aceptado a fuerza de influencias en la secundaria o bachillerato que a usted le agrada o considera de prestigio, ¿qué no todas las escuelas son iguales? ¿No son los estudiantes quienes representan a las escuelas en los concursos de calidad? Entonces abnegable padre de familia no sea terco y evite echar gorgojos al maíz.

Igual de lamentable es el docente que exige tareas y trabajos a sus alumnos que él no sería capaz de realizar, y se pone quisquilloso cuando no le cumplen con alguno de sus requisitos, es más, muchas veces hasta quieren que los estudiantes les adivinen sus gustos, preguntémosles a sus cónyuges si ellos alguna vez lo han hecho, creo que nunca; tan patético como el caso anterior es el tipo que te dice el deber ser de la vida o el hubieras hecho de equis forma o yo en tu lugar…la verdad es un asco, puras mamarrachadas.

¿Acaso esos energúmenos son tan perfectos? ¿Sus progenitores los educaron tan bien que han sido unos triunfadores? No será más bien que proyectan sus deficiencias e incompetencias en uno. Por ejemplo, eso de recomendarte lo mejor para ti, es más bien lo que ellos quisieran hacer en sus miserables vidas, y a ti si te ven el potencial que nunca han tenido. Me caga cuando alguien dice que ya tengo otro estatus y no estoy para andar a pie o en camiones urbanos, que eso es para jodidos, ajá, por favor. ¡Qué forma tan ruin de evidenciar sus prejuicios! Además por nada cambiaría el folklore y la algarabía que se vive durante el trayecto de una ruta de autotransporte colectivo o el transitar por las calurosas calles de la ciudad, sólo por los complejos de unos cuantos traumaditos nice de vecindad.

Más, existen sujetos peor que los anteriores, esos que se adjudican el éxito sin ningún mérito, por citar alguno, tenemos el que ocupa el segundo lugar en algún proceso de elección y por equis razón el que fue ganador no puede ostentar tal nombramiento, entonces se denomina al que le sigue, patéticamente éste hace alarde de su supuesto triunfo, es más, se siente orgulloso; lo presume y se regocija de ser felicitado por algo que no es de él. Me pregunto, ¿quién fue la madre de ese tarado que le educó hacer suyo lo que es de otro? ¿Cuál es la religión de ese cabrón, que le fomentó apropiarse de lo impropio?

Muchas veces las sugerencias de estos semisabios de la vida abruman, pues uno sabe que caen en la estupidez con comentarios como: ¿Te vas a casar? ¿No eres muy joven? ¡No vas a gozar de tu desarrollo a plenitud! ¡Esa persona no te conviene! ¡Tienes cuarenta y no te has casado! ¿Qué, ustedes no piensan tener hijos nunca?

¡Ya basta de tanta sabiduría visceral! Eso de querer hacer a los demás al gusto de uno es tarea de orates, es necesario caerse, para después levantarse, lamerse las heridas y aprender de ello; todos los individuos necesitamos errar, equivocarnos, cagarla de vez en cuando para acumular experiencias que se transformaran en aprendizajes, algunos no aprendemos a la primera equivocación, requerimos de muchas más, pero eso es otra situación.

Por eso, nunca me ha gustado hacer recomendaciones, sugerir algo que me agrade a otros, pues cada quien es dueño de su proceder, actitudes y formas de pensar, entonces, ¿para qué alienarlo de lo propio? Mejor que cada quien sea como es, al César lo que es del César y a Dios, que les vaya bien, hasta el próximo.

No hay comentarios: