miércoles, 10 de marzo de 2010

Influencia cinéfila

Una colega profesora cierto día al encontrarnos por los pasillos en el intercambio de clases me preguntó sobre cuáles habían sido las películas que impactaron en mi vida al grado de que modificara ciertas conductas, pues la verdad en ese momento me cayó en gracia tal cuestionamiento, es más le dije que ni leyendo de forma obligatoria en la facultad donde hice mis estudios de licenciatura “Juventud en Éxtasis” y su respectiva secuela alteré costumbres necias y caducas que poseo.

Durante la noche con la cabeza sobre la almohada, horas antes de que la llenara de escurrimiento salival, empecé a recordar lo sucedido y analizando la interrogante de mi compañera docente, recordé que sí existen algunas producciones cinematográficas que alteraron mi personalidad, por ejemplo gracias a la magia del cine es como un simple mango de escoba podía llegar a convertirse en espada, entonces uno puede emular al Robin Hood de Errol Flynn o evolucionar varios siglos tecnológicos y convertirla en un sable láser como el de Luke Skywalker.

Durante la adolescencia cuando te llegan esos ataques o crisis de identidad y reniegas de los padres que la dichosa madre naturaleza te otorgó como progenitores, el filme de “Volver al futuro” (Back to the Future) de Robert Zemeckis, me hizo entrar en razón, pues a esa edad tenía el alucine de crear una máquina del tiempo e ir al pasado para tratar de evitar que mis futuros papás se conocieran y así nacer en otra familia un poco mejor. Pues de no haber sido por la trama de ésta película, no habría comprendido que haciéndolo de esa forma lo único que lograría es destruirme y dejar de existir.

Las funciones de cine a media noche que una conocida sala exhibía todos los días a partir de las veintitrés horas, provocaron que el género sicalíptico me decepcionara, pues desde el primero de los filmes que observé, descubrí que carecían de trama, es decir, puro sexo explícito y nada de argumento. La pornografía en la adolescencia es fácil de conseguir, sólo basta sobornar al voceador para que te venda una completa dotación de revistas de adultos, entonces, ¿por qué acudir de forma clandestina a un espacio donde se supone que uno reconoce la importancia de los guiones cinematográficos?

Caso contrario, cómo no olvidar la carga de erotismo que se convirtió posteriormente en ciertas prácticas impropias de la sexualidad, gracias a esa perversa combinación de sangre, terror y mordidas que al celuloide trajo la película “El Ansia” (The Hunger) dirigida magistralmente por Tony Scott, y que en mis experiencias oníricas nocturnas repetía hasta el cansancio la imagen de una Catherine Deneuve sedienta de placer y apetito por los mortales; hoy en verdad da vergüenza como los jóvenes se desviven por una especie de vampiros que entremezclan a los chicos de High School y el Conde Pátula, en esa bazofia denominada “Crepúsculo” (Twilight).

Otros filmes más han permeado mi personalidad, por ejemplo la versión moderna de Pinocho, "Inteligencia Artificial" (Artificial Intelligence: A. I:) de Spielberg, donde reafirmo mi complejo de Edipo, haciéndome añorar estar con mi madre más tiempo; la bien lograda obra de Guillermo Del Toro, “El laberinto del Fauno” narrada en dos escenarios que convergen en la imaginación y fantasía del personaje y que me recordó gran parte de mi infancia, cuando pasaba horas y horas fraguando historias fantásticas, donde el protagonista era yo.

Ahora resulta nefasto ir al cine, pues es casi imposible el disfrute de la película, si a un lado se encuentra el pelele que ya la vio en DVD pirata, y se le ocurre estar platicándola a su novia creyendo que la está engañando con sus dotes de inteligencia, pues de forma ufana adivina lo que hará el personaje principal; igual de pésimo la mujer que se la pasa preguntando a sus acompañantes la trama del guión cinematográfico en plena función, ¡hágame el favor! Además de ser pendeja, lo presume a todos los asistentes.

Otra desmotivadora razón es que ahora casi todos los filmes taquilleros los quieran doblar en nuestro idioma; cuando son infantiles se sobre entiende, pero cuando son para todo público, como que le restan originalidad; además de la pobreza del doblaje en castellano por otros países latinoamericanos, en este asunto sí me declaro racista, y me atrevo a asegurar que el mejor doblaje es cuando nuestros compatriotas les dan su mexicanismo toque a los personajes de dibujos animados, para muestra comparen las versiones de Shreck en su idioma original y en el nuestro, de seguro me darán la razón.

En lo único que difiero, es en el doblaje que Fher Olvera de Maná hizo para la edición nacional del magistral film de DisneyLa tierra” (Earth), pues de forma pésima con su clásico tono fresón y “chavo de onda”, que a su edad ya no le queda, narra el desarrollo de la película, lo cual para mi gusto se oye patético.

Estas y otras justificantes han hecho que me ausente de las salas de cine y prefiera esperar a que salgan en formato DVD, lo único malo es que tengo que verlas después de las once de la noche, pues durante el día, que son ideales para mí, como los fines de semana, no falta algún promotor religioso que toque a la puerta con el propósito de captar mis neuronas para su banco de masas encefálicas o la visita inesperada de cierto familiar con todo y sus inquietos retoños, que distraiga la atención, echando a perder la función privada y por ende el disfrute.

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