miércoles, 27 de enero de 2010

Ritos de iniciación

Hace algunos años, para hacer exacto en los inicios del siglo veinte, el antropólogo francés Arnold Van Gennep, introduce un nuevo concepto etnológico, “los ritos de iniciación”, con el objetivo de denominar a las diversas actividades que debe realizar una persona para ser admitido en una comunidad, grupo cultural, religión o secta; muchos de ellos consisten en desafíos que valoran, evalúan o ponen a prueba las capacidades, aptitudes, talentos o habilidades del individuo para ser aceptados.

En la antigüedad, estos ritos se ejecutaban con fines esotéricos, donde se les practicaba a las generaciones jóvenes diversas pruebas para comprobar su valor, fortaleza física y para definir o afirmar el género, es decir, para ser completamente hombres o mujeres. Era común escuchar historias sorprendentes de algunas civilizaciones, en donde las pruebas llegaban a clasificarse como actos de audacia, pues los sujetos arriesgaban hasta su propia vida con tal de ser aprobados por algún clan o grupo social.

Una vez superada la prueba, el individuo aceptado le quedaba un orgulloso estigma a causa de alguna mutilación, un tatuaje o tal vez cierto distintivo simbólico, como un anillo, cadena o medallón el cual muchas de las veces era incrustado en la piel.

En pleno siglo veintiuno, estos ritos de iniciación prevalecen, a pesar de la modernidad que factura el avance tecnológico, ¿cuáles? Como los bautizos y primeras comuniones en la religión católico-cristiana, las novatadas en las universidades a los de primer ingreso, el servicio militar al cumplir los dieciocho años, la primera relación sexual, las despedidas de soltero en ambos sexos, el políticamente incorrecto “baby shower”, para aquellas damitas que se gradúan de madre, y las celebraciones de los quince años de vida en las mujeres.

Este último causa gracia, pues la verdad no sé si durante los preparativos de la celebración, tenga más entusiasmo la madre de la homenajeada, que la festejada en sí; pues resulta que ésta se desvive porque todo quede impecable en la conmemoración de su hija, es más, en la celebración eclesiástica le importa un comino el sacerdote, pues hasta se vuelve junto con el fotógrafo y el responsable de grabar la eucaristía en video, perfectos maestros de ceremonia que buscan coordinar hasta el más mínimo detalle, sin importar salirse del protocolo religioso. El ambiente del festejo refleja más sus gustos, que los de la quinceañera, es como si tratara de enmendar todas las carencias que ella tuvo a esa edad a través de su progenitora.

Decirle adiós a la soltería, es otro de los ritos modernos de iniciación, cada género tiene el suyo, según cuenta un conocido que se dedica a dar espectáculos privados de cheap and dale –y por cierto es homosexual-, que las mujeres en estos menesteres son más depravadas que los hombres, pues muchas veces, gracias a los efectos del alcohol, se animan a hacerle cosas que por este medio me resulta imposible decirlas, sólo imagínense; los hombres casi siempre en estos eventos, todos, absolutamente todos quieren tirarse a la table dancer, es más, hasta se la rifan y en muchas ocasiones el agraciado no es precisamente el homenajeado.

Otro de los ritos de iniciación, es el añejo y famoso apadrinamiento de la primera relación sexual en el género masculino, este acto consiste en que un adulto paga los servicios de una sexoservidora para que inicie al caballero en los placeres coitales. Tal acto me parece que deforma la idea de la sexualidad normal y sana; pues por un lado la mayoría de los sujetos experimentan su primer coito en la adolescencia, muchos a esa edad lo conciben como si fuera un cuento de hadas, o sea, intercambio de caricias, besos y abrazos.

La meretriz en cambio lo tratará como un cliente más, lo va a estar apurando, pues para esta clase de mujeres el tiempo es dinero, bueno si es que no es un eyaculador precoz, que en menos de un minuto haga su actividad, además ni siquiera le susurrará frases que forman parte de su oficio, tampoco llegará a sudar; con todo esto creará en el adolescente un concepto de sexoexpress, lo que significa que cuando tenga una relación íntima con alguien de su edad, se lo haga como de gallito madrugador.

Un amigo de la adolescencia, que tenía ciertas tendencias afeminadas, su papá fue quien lo apadrinó, pues temía que su hijo se hiciera jotito; cierto día decidido a hacerlo hombre, lo llevó a un prostíbulo, y le seleccionó una dama de la vida alegre a su gusto, el muchacho animado por el padre accedió, entró al lastimero cuarto, que por cierto según nos contó, de tan mal que olía casi se vomita; pasado ocho minutos la mujer salió acomodándose el sostén, y sonriendo le dijo al progenitor que su retoño era un felino en la cama, este orgulloso cuando vio venir a su chamaco, lo abrazó y le invitó unas cervezas.

Tiempo después, el joven entre charla de cuates, nos confió que pagó a la sexo servidora para que le mintiera a su padre, pues según él, quería llegar casto y puro al matrimonio, es decir, si se comportó como un felino, más nunca dijo la clase, bien podría ser un tierno gatito; en la actualidad este sujeto ha sido reina del carnaval gay de un condado en Kansas, Estados Unidos por más de tres años seguidos, su padre ya anciano presume de que éste está felizmente casado y tiene hasta dos hijos.

Como podrán darse cuenta este asunto de los ritos de iniciación, es mero simbolismo, actos que los seres humanos nos inventamos como pretexto para justificar festejos o hacer nuestra vida menos tediosa.

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