miércoles, 18 de marzo de 2009

El mundo en que copiamos

Un colega docente preocupado comentaba cierto día que con eso del uso del Internet, la vida escolar era cada vez más suave, pero tan ligera que ahora las tareas de consulta se las hacen llegar hasta con anuncios, no les quitan los hipervínculos y la ruta de ubicación del sitio o referencias de la página oficial, pero lo más triste es que ni siquiera leen lo que bajan, pues con tan sólo observar el encabezado y cerciorarse que coincide con el tema a desarrollar, lo copian y pegan en el procesador de texto.

Este profesor en el último trabajo escolar les dejó a sus estudiantes hacer un ensayo sobre el video documental “Una verdad incómoda” (An Inconvenient Truth) del norteamericano Al Gore. La consigna era ver el DVD, para posteriormente hacer una crítica de acuerdo a su particular punto de vista, pedía para este ensayo cinco hojas nada más, cabe aclarar que uno corre el riesgo de ser linchado por sus propios estudiantes si llega a exceder el límite de cuartillas establecida de forma mental por ellos.

Esta vez no se trataba de leer un libro, lo que equivale a cloroformo puro, pues desde la óptica estudiantil el leer textos para una clase en particular es un acto aburrido y de hueva; se trataba únicamente de observar con detenimiento el video y sacar sus propias conclusiones; de los cincuenta ensayos recibidos un 95% eran redacciones al pie de la letra copiadas de diversos espacios virtuales en donde se hacían análisis, comentarios, críticas y síntesis del citado documental; por supuesto que hubo infinidad de bajas calificaciones y la abulia de casi todos los discípulos respecto a la asignatura y por ende sobre quien la imparte se hizo latente.

Es una pena que este ejercicio heredado por la Internet a la escuela, haga del quehacer académico de nuestros estudiantes unos embusteros, hipócritas, y mediocres; en esa forma fácil de practicar el cortar y pegar, dejan de lado el crédito intelectual de quien fue la idea original, pues con escribir su nombre a un trabajo o tarea que se bajaron de la red están cometiendo con toda le extensión de la palabra un plagio.

Dicen que se trata de la “sociedad del conocimiento”, más bien es la sociedad de la satisfacción instantánea, que funciona así, nos dejan una tarea en la escuela o realizar un trabajo en el empleo que requiera de cierta capacidad intelectual, pues lo más común es conectarte a la red, ir a un motor de búsqueda, escribir el tag de lo que interesa y por arte de la tecnología obtienes lo que otros se desgataron sus neuronas para que uno simplemente se apodere de ello y lo que es peor presentarlo como una idea original y propia.

Y así tenemos excelentes fotografías dignas ganadoras de concurso sobre tareas escolares, algunos planes y programas de estudio de ciertas carreras patito pero que deslumbran a quien desconoce su procedencia, artículos y columnistas que impresionan por la vanguardia de los temas abordados, reglamentos y cánones de empresas bien estructurados, trabajos que gracias a nuestra ignorancia, ni cuenta nos damos que no son cien porciento originales.

¿Por qué sucede esto? Simplemente es porque el ser humano por naturaleza es flojo, las cosas fáciles siempre son más atractivas que la de engorrosa dificultad, bajo tal premisa no es más simple utilizar la basta información que abunda en la red, entonces para que fueron creados los motores de búsqueda, las enciclopedias electrónicas y los comandos de copy/paste; tal parece que hemos hecho del recortar, copiar y pegar sinónimos de investigación.

De la misma forma actualmente ser autodidacta equivale a sentarse en una cómoda silla frente al monitor de la computadora y bajar la información, conocimientos e ideas de otros para tener personalidad intelectual semipropia, olvidando que muchas de las veces eso datos pueden resultar falsos o escasos de protocolos y fundamentos científicos.

Antes solíamos consultar sobre una duda a los libros, diccionarios, enciclopedias o en el más sencillo de los casos preguntarle de forma directa a quien creíamos que era docto sobre ese tema, con esa averiguación ya podíamos opinar sin miedo a equivocarnos o a parecer un pelele, más cuando alguien ponía en duda nuestra modesta aportación, decíamos, eso lo sé porque lo leí en equis libro, tal periódico o me lo comentó fulanito que es una eminencia en tal rama de la ciencia.

Una compañera profesora consciente de la situación sugería en plenaria docente que como resultaba ineludible que los alumnos obtuvieran información de sitios en línea, porque no exigíamos que si los obtenían de la red, pues de pérdida fueran de páginas gubernamentales, educativas y sin fines de lucro, es decir no comerciales, esto traería consigo descartar todos aquellos trabajos que no estuvieran dentro de las categorías antes mencionadas, plausible la aportación, pero algunos jóvenes resultan más sagaces y de seguro van a disfrazar las páginas prohibidas o simplemente no las citaran en la bibliografía alegando que son ideas propias.

¿A que nos puede llevar el indiscriminado abuso del plagio en Internet? Entre los factores que motivan a nuestro alumnos a sentirse bien en la escuela o seguir en ella es el reconocimiento de sus logros, y a sabiendas que la tecnología es su frente común, entonces sencillamente no nos queda otra más que evaluar habilidades en lugar de conocimientos, medir qué tan diestro es un sujeto en el uso buscadores en red, enfrentar entonces la calidad de elaboración de un trabajo contra rapidez, la eficacia que demuestra al hacer la pregunta correcta a un motor de búsqueda y que éste le proporcione en menos tiempo y con mayor certeza la información solicitada.

¿Esta es la ruta correcta? Creo que no, pues vamos a dejar de lado el aprendizaje propio de cada asignatura, estaremos centrándonos únicamente en las habilidades, destrezas y las competencias del uso de las TICs, y dejando de lado la recuperación de información, su interpretación y lo más importante, la reflexión o análisis del texto; existe una frase de José Ortega y Gasset que resume la importancia de la originalidad, “Si vives con ideas propias vives tu vida, más si esas ideas con las que vives son ajenas eres vivido”.

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