jueves, 25 de septiembre de 2025

El Netflix medieval de Oriente.


De niño disfrutaba horas escuchando a la abuela materna, platicarme esas historias de paisajes extraordinarios y de personajes llenos de valores morales, los cuales varios años después descubrí que se recolectaban en… la verdad no podría llamarle libro, porque en realidad al principio fueron una especie de compilación de narraciones, donde la historia principal gira en torno al sultán Shahriar, quien, tras ser traicionado por su esposa, decide casarse cada noche con una mujer distinta y ejecutarla al amanecer. Sherezade, hija del visir, logra sobrevivir contando historias fascinantes que dejan el final inconcluso -en pocas palabras, ella, estaba inventando el cliffhanger– obligando al sultán a perdonarle la vida para escuchar el desenlace al día siguiente -imagino que los guionistas de las telenovelas y series hacen lo mismo con tal de seguir estando en la nómina-. Este proceso se repite durante mil y una noches, hasta que el sultán se enamora de ella y abandona su venganza, moraleja, busca una pareja que sea buena conversadora.

Este libro es como una serie de Netflix, pero en lugar de episodios, tienes historias que no acaban nunca. Sherezade es como la productora que dice: ‘¡No, no, no! ¡Hay más! ¡Hay más!’ Y el sultán es como el espectador enganchado que no quiere que se acabe la serie. Y es que su estructura se basa en “relatos enmarcados”, donde una historia principal da lugar a otras narraciones entrelazadas. Este estilo permite que cada cuento abra paso a otro antes de concluir el primero, y su impacto cultural fue inmenso en Europa durante el Romanticismo del siglo XIX, donde evocaba las exóticas culturas orientales, pues este librazo incluye una variedad de géneros: tragedias, comedias, poemas, leyendas religiosas e incluso cuentos eróticos.

Aunque muchas personas asocian cuentos como Aladino y la lámpara maravillosa, Alí Babá y los cuarenta ladrones, y Simbad el marino con esta obra, algunos de ellos no forman parte del texto original. Por ejemplo, Aladino fue agregado por Antoine Galland, un traductor europeo inspirado por narraciones orales. Las Mil y Una Noches no tiene un autor conocido. Es una recopilación de cuentos que evolucionó a lo largo de los siglos, comenzando probablemente en Persia en el siglo X con la obra Hazār afsāneh (Mil leyendas). Los cuentos no solo provienen de Persia, sino también de India, Siria, Egipto, China y otros lugares. Esto refleja la riqueza cultural y las influencias de las civilizaciones que interactuaron con Persia a lo largo de los siglos.

Pero en serio, es un libro que te hace reflexionar sobre cómo las historias pueden mantenernos vivos, incluso en las situaciones más absurdas. Imagínense que cada noche es como un sketch de comedia, pero en lugar de reír, te salvas la cabeza. ¡Eso es poder!

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