Dicen que, en las redes sociales, esas que tanto nos gustan para chismear y ver vídeos de gatitos, a veces pulula un odio incontrolable, ¡no me vengan que nada más ocurre en X! Es que antes, cuando no existían, teníamos un consenso de ideas… vamos, que nos poníamos más o menos de acuerdo en algunas cosas. Pero ahora, con las redes, ¡madre mía! Se ha fragmentado todo. Cada perfil es un Mundo diferente, con ideas distintas, y lo peor es que ya ni importa si lo que dicen es verdad o no, lo que cuenta es si creen que es verdad. ¡Así estamos!
Pero ustedes sigan leyendo las lamentaciones, actos de contrición o tributos al ego que sus “amigos” publican en sus muros, los hilos de tweets y Stories, además de aceptar todo lo que encuentran en cada red social, aunque sea como quien se toma un caballito en el bar: con ojo crítico y un poco de gracia. Porque al final, las redes sociales son solo divertimentos, un pasatiempo.
No olviden que todos esos contenidos son efímeros, depende de los ánimos de quienes los publican, como las fotos y vídeos, que desaparecen después de 24 horas de ser divulgados. Y lo importante de verdad es que cada uno piense por sí mismo, que no dejemos que esas pantallas nos digan qué tenemos que pensar ni cómo tenemos que vivir la vida. Que eso, amigos míos, solo depende de nosotros.
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