jueves, 18 de agosto de 2022

Herencia virtual.



Hace varios años las primeras redes sociales que se pusieron de moda fueron el MetroFLOG, MySpace y hi5, el primero era una especie de blogs fotográfico en español, debido a que su sede se encontraba en Buenos Aires, Argentina, mientras que el segundo ya en esas épocas se consideraba en si una red social, pues desde esos remotos tiempos se compartían enlaces, vídeos, música, contaba con un blog, se podía guardar y compartir fotos, por su parte el tercero con el transcurrir de los años pasó a integrarse a los juegos sociales.

En estos sitios al igual que hoy, daban la impresión de que cada usuario era dueño de su espacio a través del cual podía expresar sus gustos y preferencias, encontrar otros que compartían los mismos intereses, sí, como ahora que su vástago rebelde y anarquista imberbe puede afirmar que su Facebook es de él, por lo tanto, ahí puede publicar lo que se le antoje, ¡ajá, hay les hablan personal de Mark Zuckerberg! Nos tragamos el cuento que mediante las redes sociales es posible expresarse con libertad, responder a quien sea, pero si se ocultan tras el anonimato para denunciar o insultar se rompe con la seriedad de la comunicación que dice ser una red, para muchos el anonimato es un arma, pero la neta es que continuamos tirando la piedra y escondiendo la mano.

Las redes son un espejismo de la sociedad, chismes, guasas, argüendes, desprestigios a quien sea y mitotes, ya que lo que se escucha, lo que se ve o “alguien” platicó se comunica, es decir, en segundos los usuarios se enteran de la rolita de moda o los escándalos de la farándula, de la política en nuestro país, además de los del barrio, y obviamente externar su opinión con escarnio o por pura maledicencia.

En la actualidad existen internautas que cuentan hasta con 3 perfiles distintos en una misma red, otros que tienen 1 en cada una de las existentes, o sea, son internautas de tiempo completo, lector no se me achicopale, ni se admire, menos aún le cause conmoción, imagino que usté es de los que desde que llega a su chamba esta con un ojo al quehacer y el otro al WhatsApp, ¡ya ni la amuela, puro godín-interruptos! Al parece la costumbre de utilizar las redes sociales se han vuelto un hábito, pues sin importar si el usuario se encuentra entre gente o solitario, la pasión de mantenerse vigente o la curiosidad por saber lo que ahí acontece continua intacta.

¿Qué le espera entonces a la humanidad dentro de 30 años? Que desaparezcan las reglas de ortografía, que las emociones se expresen a través de emojis, aquellos álbumes con fotografías descoloridas sean cambiadas por un titipuchal de selfis, la felicidad será un Wi-Fi gratis, regalar megas será lo “in”, los memes se convertirán en el patrimonio literario que se legará a las generaciones futuras, pues tanto planeamos para un futuro mejor que a veces da la impresión que estamos regresando al oscurantismo medieval, ahora comprendo porque el creador de Apple limitaba el uso de la tecnología a sus hijos, pues bien que sabía de los peligros de la red.

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