jueves, 19 de agosto de 2021

¡Anoche no dormí!

Por más que traté de ser ingenuo, anoche queriendo evadir la realidad, quise irme a la cama con la idea de que todo era paz, quietud, tranquilidad; la neta les juro que lo intenté, sin embargo, en la madrugada, los pinches ladridos de los dos perros de mi vecino seguían ladrando en mi desamueblada cabeza, la verdad no sé a qué o a quiénes les ladran, pero cada vez que se avecina una lluvia, los meten del cancel de la puerta para echarlos al patio, y es precisamente ahí donde colindan con mi hogar, entonces, significa que no me dejarán dormir.


Existen situaciones tan desesperanzadoras como despertar de una pesadilla y descubrir que se sigue en ella, que en realidad la pesadilla solo fue un sueño hiperrealista, una prolongación del horror de cada noche lluviosa, de esas que en tu interior sabes que cuando llueve, se menguará el calorón, que abriendo la ventana de tu cuarto entrará aire fresquito, los zancudos por lo frío del ambiente, dejarán de chupar sangre en cantidades industriales y si lo intentan, pones una varita de incienso aroma a citronela y se van, pero… las dos mascotas del vecino permanecerán ladrándole a Gasparín o al Chamuco toda la madrugada, y lo pior, ni siquiera cuando uno intenta cerrar los ojos y descansar, pues en mi choya retumban haciendo eco.

Vecino, si por una hermosa casualidad del destino lees este artículo, recuerda que ya estamos en el umbral del fin del mundo, somos especie en peligro de extinción, ten clemencia de tu humilde vecinito, y por piedad mete a tus perritos en el interior de la casa, así no se te mojarán, se sentirán arropados por el calor del hogar y lo mejor no se asustarán con los rayos, mientras esta persona que firma lo que escribe, no se levantará crudo de la desvelada ni le quedará como anillo al dedo esa rolita de Los Teen Tops de “Anoche no dormí”, ¡claro que sin la intención original que le dio Neil Sedaka!

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