viernes, 2 de octubre de 2020

¡No te quites la máscara!

La vida extraña que esté 2020 nos ha ido introduciendo es un fenómeno al que llamamos, así como si se tratase de un meme bizarro: “Nueva Normalidad”, donde las empresas que ofrecen servicio delivery, acá para los rucos como yo, es el equivalente al reparto o entrega, ¡si wee, repartidores! quienes se han convertido en asistencia de primera necesidad, así te lleguen los tacos de cochinita pibil más fríos que la cola de un pingüino o la pizza de tan tiesa hasta ganas dan de aventarla como frisbee, es más, capaz de que con ella y el palo de escoba haces el Disco Chino de aquella canción de Enrique y Ana, ¡pinche tiempo pandémico!

El móndrigo Semáforo de riesgo epidemiológico, es terco como… mejor ni menciono al cuadrúpedo, no vaya a herir susceptibilidades, y ya se la saben, ahora de todo nos encabronamos, estamos como ollitas de Tonalá… de todo nos quebramos. Al igual que en mi infancia, estos últimos meses se me ha ido la vida frente a una pantalla, y ahora no por ver la barra de caricaturas del Tío Gamboín, sino para asistir a reuniones de trabajo, dar clases y recibir cursos en donde se domestique mi ignorancia sobre asuntos tecnológicos.


Imagino lo desesperados que han de estar porque el semáforo se ponga verde, todos aquellos que se creen bien chipocludos y aseguran que el virus no existe, para restregarnos en la cara que ellos tenían razón, igual el mamón que está guardando la frasecita de: “sobreviví al Covid-19 con un simple retazo de tela”, no digas pendejadas ni intentes quitarte la máscara, pues más cara te va a salir la factura de hospitalización.

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