jueves, 8 de octubre de 2020

Bocadillos híbridos.


En gustos se rompen géneros, dice esa voz popular para justificar las aberraciones gastronómicas de los mexicanos, como la torta de chilaquiles, la concha rellena de frijoles refritos con queso seco, verdaderos monstros caloríficos de esos paladares exigentes y faltos de cierta refinación, óigame, deberían de hacer la pizza de enchilada, ¡no! Digo, si se trata de enfrentar sabores, ¿a qué sabrá un chile relleno de sushi? Ahora que nuestra vida se resume en una pequeña pantalla del más moderno celular, a poco no le dan ganas de subir las fotos de esos platillos y que sus más de 1K de seguidores en Instagram… pos le aplaudan con un titipuchal del Emoji de las manitas.

No te hagas que la virgen te habla, tú que cambiaste la melcocha panochera del plátano macho por La Lechera, si, ya sé que durante gran parte de tu vida los videojuegos te enseñaron a vivir, pero no es para que ahora le hagas el feo a esos Cheetos que tanto te gustaban en cátsup, dizque porque es comida ultra procesada y la Maruchan con salsa Valentina que le llamas desempance en las horas muertas de la oficina para espantar el mal del puerco que te llega despuesito del lunch, si tu fuente creativa es cualquier página web donde copiar lo que te exige el patrón como jornada laboral, y ahora me sales con bocadillos híbridos.

¡Qué concha la tuya! Hacerle ojo de buey a tu viejo, ya ni la amuelas con los cuernos que le ostentas, si a salado te supo, qué esperas para tronarle los huesitos, no le aunque se hagan polvorón, ay, tú mírala siempre de catrina y rete chula mi prieta cuando se mira en los ricos espejos, al cabo de orejitas oiga usté, ¡vamos éntrale al picón que del sapo la delicia es! ¡la neta una disculpa! Este último párrafo ya la había publicado en mi Feis, pero como ando bien enguasado con las clases en línea, creí que como cierre quedaba chido.

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