jueves, 20 de agosto de 2020

¿A qué le tiras cuando sueñas, colimense?

Gracias a Chava Flores y a Gabriel Vargas por las ideas
A que la Ruta Cinco pasa cada diez minutos y no cuarentaicinco como hasta hoy, ¡ah! Pero eso sí, ¡qué barata es! Sigues pensado que los taxis tienen tarifa fija y no la que le da su gana al chófer cobrar; piensas que madrugando no te encontrarás con las enormes filas de los ineficientes bancos, que ya no existen tumultos ni empujones, ni que tendrás que recurrir a parientes de algún influyente para evitar tantos engorrosos trámites a causa de un inepto empleado que en lugar de hacer bien su trabajo, prefiere estar consultando sus redes sociales; continúas soñando que en las calles los coches ya no verán al peatón ni al ciclista como una boya amarilla para topes, que el color amarillo en los semáforos es de precaución y no de acelérale que va a cambiar a rojo.
Que cuando haces una pachanga para cincuenta invitados y te llegan trescientos, de los cuales, tan solo el 25 % conoces, además, esa pinche fauna de coleros ni regalo llevan, ¡ah, pero eso sí, quieren que les sirvas los mejores pomos! Si no lo haces, eres reté agarrado y muerto de hambre, luego cuando se van quieren llevarse los adornos de las mesas, platos repletos de comida, dizque pa´l perro -ahora te das cuenta porque no rindieron los platillos-y hasta con el mantel quieren arrasar, ¡ah qué raza tan canija! En los velorios, dentro del sufrimiento por la pérdida del ser amado, siempre sale el bullanguero que da el giro a las letanías y a la solemnidad del rosario transformándolos en charlas llenas de picardía, sabrosita y jocosa entre los dolientes, por eso cuando muera, y así evitar tal situación, quiero que me incineren y las cenizas las echen al contaminado cielo de mi ciudad, en fin, una rayita más al tigre no le afecta.
Sigue creyendo que el limón es el remedio para todos los males y el mejor aderezo de cualquier comida, que los sábados sin pozole, no son sábados; que las visitas inesperadas son de mal augurio, pues invaden la tranquilidad de tu chante, te encuentran en fachas con los platos sucios en el fregadero, burro y plancha a media sala, los alteros de ropa arrugada y las camas sin hacer, la neta si vienen a criticar, creo que se verían mejor en sus casas, por eso continúa pensando en que las visitas no ayudan, pero bien que estorban. Ahora que, con el confinamiento he llegado a la conclusión de que, a pesar de todo… ¡éramos bien felices y no lo sabíamos!

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