jueves, 17 de octubre de 2019

Hacer reír a los “normales”

Entre las charlas de los estudiantes, que uno como profesor escucha durante los rituales de acomodar los accesorios para transmitir la clase, durante la algarabía por el evento alusivo al “Día de Muertos”, hubo un comentario que llamó mi atención, el del alumno ciego -la verdad, tengo miedo en si lo llamé de la forma políticamente correcta-, quien dijo se presentaría disfrazado de atleta paraolímpico zombie, todos sus compañeros rieron a carcajadas menos yo, es más, creo que hasta percibí esa incontenible hilaridad como bullying, pero al joven parecía no importarle, se notaba ufano, como quien disfruta de hacer un chascarrillo de sí mismo, algo así como lo que en Comedy Central realizan los standuperos Ojitos de Huevo, El Cojo Feliz y Kike Vázquez alias El Bien Parado, quienes crean comedia a partir de sus discapacidades.

Parte de la clase continúe incómodo por lo acontecido, y más cuando pensaba que está por demás tanta concientización para referirnos con términos adecuados a las personas con alguna discapacidad, si a la mera hora nos salen que el stand up comedy está de moda en nuestro país e imitar a patrones televisivos es lo aceptable y que la tragedia se puede volver cómico. A raíz de lo anterior descubrí mi discapacidad de no entender que los “limites” del humor los define el contexto: quién, cómo, cuándo y dónde, que los prejuicios contribuyen a que se perciba gracioso, así como una disminución en la brecha de la discriminación al llamado sector vulnerable de la sociedad.

Pero gracias al chamaco aprendí que es posible convertir lo que uno llega a creer como causal de dolo, discriminación y estigmatización en risas que crean conciencia de la adaptación del individuo al mundo de los “normales”, sí, entre comillas, que ya de por sí es absurda la palabra.

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