jueves, 20 de junio de 2019

¡Se robaron mi idea!

Por mucho tiempo llegué a creer que ese cuento de que el Himno Nacional se encontraba registrado en los Yunaites Esteits era una leyenda urbana, hasta que en páginas del libro Más pendejadas célebres en la historia de México, su autor Antonio Garci, con los pelos de la burra en mano, muestra una fotocopia en la cual se lee que nuestro Masiosare fue registrado en la editora BMI, a nombre del gringo Edward B. Marks, quien además, el muy gandalla, también registró los himnos de Cuba, Colombia, Venezuela, Argentina, Chile, Francia, Camboya y Japón. ¡Lo bueno que no juimos los únicos torcidos! Ya lo veo después de los días quince y dieciséis de cada septiembre cobrando sus regalías.

Imagino que la musa inspiradora de este fulano fue su paisa Joel Roberts Poinsett, primer ministro de los Estados Unidos en México, en tiempos de la Independencia, quien registró a su nombre y comercializó por toda Gringolandia y Europa nuestra flor Cuetlaxóchitl (flor de cuero o que se marchita), pastora o flor de Nochebuena pa´la raza, pero que en algunas partes del mundo se conoce como Poinsettia, ¡y tú que pensabas que era el nombre científico! Na’ que ver, en fin, otro que se birla una idea nuestra.

Ahora sí que me preocupé, imagínense cuántas existen sin documentar, pues éstas son apenas dos. Entonces, apreciado lector, hagamos changuitos con los dedos para que solo sea mito urbano eso de que un chino patentizó la imagen de nuestra Lupita.

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