viernes, 8 de febrero de 2019

Eunucos

Dicen que detrás de alguna autoridad existen otros cuya imagen inocente e insignificante a la vez, ¡sí, de esos que no matan ni una mosca! Pero que ejercen su espectro de influencia a tal grado de manipular a quien cree tener el poder, ¡puaf! ¡puaj! Hum… eso me recuerda la fuerte manipulación que sobre el Emperador tenían los eunucos en la China antigua.

Ya es sabido por ustedes, el amo y señor era el Emperador, quien además de su abundante riqueza económica contaba con varias mujeres que constituían el harem. Como él requería que en ese lugar alguien cuidara de ellas para evitar herederos falsos, se valía de hombres castrados, quienes gracias a ello, eran los únicos que conocían las intimidades del soberano por la cercanía que tenían cuando su majestad realizaba sus hazañas sexuales con cualquiera de ellas.

Los eunucos se enteraban de todo lo que el Emperador realizaba, además de saber interpretar sus estados de ánimo y sabían cuándo era el momento de pedir cierto favor o cuándo hacerle sugerencias de cómo gobernar “mejor”; entonces, quienes en realidad llegaban a mandar o decidir el futuro del país, eran esas personas castradas, cuyas aspiraciones al poder se veían realizadas debido al manipuleo.

En la actualidad existen muchos eunucos que siempre han deseado ser el mandamás, el jefe o el chipocludo de la chamba, pero que por una casualidad hermosa del destino nunca se les ha hecho, más cuando encuentran a sus emperadores, sacan sus frustraciones y hacen ver a quien está al frente como un vil tirano. Estimado lector, si ocupas algún puesto elevado entre la jerarquía laboral, ¡mira de quién te rodeas! No vaya a ser que termines siendo el ojete del cuento y ese que te aconseja continuará haciendo de las suyas en la sombra del anonimato mientras los demás te refrescan la memoria de tu santa jefecita.

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