jueves, 15 de junio de 2017

¿Prohibido prohibir?

Ahora se le llama arte al graffiti, a esas paredes pintadas con aerosol en múltiples colores, así las letras expresen una palabra que se integra a partir de la literal inicial de: paz, unión, trabajo y amor, rematando con “la que vive ahí”, que de expresión street art, la verdad no tiene nada; claro que habrá quienes estén en desacuerdo con mi punto de vista, ¡pues qué bueno! Para eso existe la pluralidad de opiniones.

Pero qué tal si ese arte urbano es plasmado en la pared de quienes lo consideran un agasajo para los ojos, entonces se vuelve contaminación visual que impone cierto desorden en la estética de las ciudades y, claro, pos pierde su valor “artístico”, digo es de mal gusto que los grafiteros escriban su firma donde se les retizne la gana, pues lo mismo da un espacio público que uno privado, o sea, todo un debate hasta donde son los límites del llamado arte urbano y el vandalismo.

Ahora que la gente en los encuentros de balompié ha dejado atrás aquel chiquitibum, ¡ah!, cuanta inspiración causó Mar Castro viéndola contonearse en ese comercial cervecero del mundial México1986, igual en pleno abandono se quedó aquella ola de la que hasta los cronistas deportivos se hinchaban de orgullo cuando los asistentes a un encuentro de fútbol la realizaban; en la actualidad esa cuantiosa afición que viven y aman el deporte de las patadas recurren al grito… no sé si la censura permita redactar la palabra, pero para no entrar en polémicas, ustedes ya saben a cuál me refiero: “¡Eeeeeh… _______!”, lector toma una pluma y escríbela, digo ya la imaginaste.

Por más que la FIFA se empeña en multar a la Selección Nacional porque su afición la utiliza, tal parece que a esos aficionados cuanto más se lo prohíban, lo harán con mayor ímpetu, algo así como una especie de desafío, incluso expertos en lenguaje han recurrido a la etimología de tan prohibida palabra con tal de demostrar que no es un insulto, pero naranjas agrias, la restricción continua.

Es como si regalas a un infante un CD de Molotov, se aprende las canciones y luego las canta entusiasmado en la escuela, pasado unos días te mandan llamar porque tu hijo es un grosero según opinión de las madres de sus amiguitos, quienes inconformes han puesto su queja a la dirección, ¡tómala! Acabas de vivir en pleno pellejo esa actitud de cuando afecta a terceros algo que llegaste a pensar era lo correcto, igual sucede cuando son pasadas la medianoche y continuas viendo televisión o escuchando música como si fuera de día, obviamente que los afectados exigirán que se sancione y prohíba, entonces no habrá otra que acatar lo que conviene a la mayoría, aquí no cuenta eso de ¡me vale madres! Es prohibido y punto, o estarías conforme de que el amante de lo ajeno se introduzca a tu casa a llevarse lo que es tuyo y tengas que apechugar simplemente porque al delincuente no le importa que robar sea un delito.

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