jueves, 8 de diciembre de 2016

Diciembre, entre la gula y lo etílico

Las fiestas Lupe Reyes ya iniciaron, por las calles se observan a los globalizados "inditos" con sus sandalias Nike o Spalding, camisas de manta Pierre Cardin, mientras las hermosas damitas no cesan de convertir nuestra alumbrada calle Madero en una pasarela, donde modelan sus huipiles bordados con la virgencita del Tepeyac y rebozos multicolores, además, las casas lucen ya sus arreglos navideños que combinan la tradición sajona y española.

Llevamos siete días de este mes y el tránsito decembrino ya está aquí, el concierto de cláxones, las refrescadas de madres sin ser diez de mayo que entre los chóferes es el lenguaje común con el que se saludan, la proliferación de vendedores ambulantes quienes ofertan mandarinas, jícamas y golosinas en cada semáforo al mejor postor es constante; los supermercados y tiendas departamentales ya nos lo habían vaticinado desde finales de septiembre cuando inundaron de artículos alusivos a este período.

En las oficinas, los Godínez (o ¿serán gordínez?) alistan sus estómagos para evitar que su cinturón desaparezca entre todo ese músculo en reposo que se cargan al frente de todo lo que refinarán de comida –digo, hay quienes dobletean posada en un día–, así como suavizan sus gargantas, es tiempo de rendir culto al Dios Baco, libando alcohol durante los casi veintiséis días de maratón etílico que las fiestas entre diciembre, enero y febrero – ¿qué no es el 2 de febrero el epilogo de tales pachangas? – les brindan. Pese a que el pretexto es fomentar los buenos deseos, el amor y la paz entre ellos, el intercambio de obsequios siempre es factor de rencilla, pues la envidia por lo invertido en el regalo que se otorgó, casi siempre es inversamente proporcional a lo que se recibió.

De ser posible, ahora sí, hazle caso a los propósitos de año nuevo, por favor toma en serio ese juramento de empezar una dieta balanceada, si vas a pagar la primera mensualidad en el gym, asiste a realizar las rutinas del instructor en lugar de charlar con la escultural administradora, recuerda, ella es el gancho para que sigas pagándoles o de perdis únete al grupo de zumba del barrio, no nada más asistas por ver a las gordibuenas señoras en mallitas, inicia una desintoxicación lo más serio posible, recuerda que únicamente tienes doce uvas que embutirás en la noche vieja y propósitos para sobrevivir en el 2017 sobran.

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