miércoles, 3 de junio de 2015

Contexto electoral

A unos cuantos días de las elecciones, en lo que va de estos últimos meses los candidatos en su pugna por ocupar un puesto de elección popular, sólo han evidenciado el descrédito de la clase política y los partidos que los representan, pues han concientizado a la ciudadanía que únicamente cada tres o cuatro años, con tal de ganar su simpatía, les dan infinidad de obsequios como despensas que a veces incluye comida chatarra, tortas al vapor frías, refrescos calientes, camisetas de algodón tipo oblea (a la primera lavada se romperán), termos que se balancean cuando son depositados sobre una superficie plana y mochilas que a los tres días de uso rasgan sus costuras. Si a eso le agregamos un sinnúmero de promesas de las cuales sólo cumplirán aquellas que se apegan a la realidad -bueno, si es que se acuerdan de ellas cuando ya estén ocupando el puesto– y no los sueños guajiros que plantearon.

No sé si nuestros políticos están conscientes de que todo lo anterior puede ocasionar que las personas se harten de tanta salpicadera de lodo que se hace durante el contexto electoral, y a la mera hora intenten protestar anulando su voto o absteniéndose de acudir a las urnas. Como pueblo debemos de evitar hacer las dos acciones antes mencionadas, pues no es razonable culpar a quienes sí ejercieron su deber ciudadano del Gobierno que tenemos o lo peor, llegar a niveles de afirmar que si ganó equis persona fue porque los votantes lo eligieron, y si éste resulta corrupto, entonces todos los que votaron por él fueron sus cómplices, ¡Hágame el favor!

Sabemos que entre los candidatos actuales es difícil elegir, pero si no votamos por alguien es peor. El domingo sé parte de quién decide y demuestra tu capacidad de elección, más si no lo haces, entonces no hay razón justificable para que te quejes de algo en lo que no participaste. Recuerda, hoy miras las fotos de los postulantes con su mejor sonrisa, date el gusto de quitárselas votando, ten la plena seguridad de que quién pierda vivirá el resto de sus días amargado y los que ganen, pues con tanto trabajo que tendrán ni tiempo habrá para sonreír.

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