miércoles, 16 de mayo de 2012

Una fórmula infalible


Pese a los avances en materia de medicina y tecnología algunas personas continúan creyendo en las artes oscuras, brujería, hechicería, entre otros sortilegios que un ser humano invoca para supuestamente perjudicar a otro. Muchas veces me pregunto, ¿cómo esa gente que cree fielmente en la brujería se dice cristiana? Pues indudablemente le concede mayor poder a un insignificante homo sapiens que a su Dios, a poco este charlatán ejerce más influencia que la religión en sí que profesa.

A lo largo de mi corta vida, he conocido individuos que invierten enormes sumas de dinero, para “curar” sus males, hacerse limpias con aromáticas ramas de pirul y albahaca, huevos de gallina negra o simplemente adquieren amuletos para tener suerte en el amor, los negocios o incluso para influenciar a otros, esto me recuerda al ratón Timoteo, que obsequia la “pluma mágica”, a Dumbo para que pierda el miedo a volar, o sea, simplemente son refuerzos de nuestras inseguridades.

De igual forma no comprendo como hoy existe gente que cree en los horóscopos o en las predicciones del futuro que ciertas señoras de maquillaje exagerado y estrafalarias vestiduras hacen al “leer” una antigua baraja o la simple mano. Si esa gente pudiera conocer el futuro a través de esas místicas personas, ¿de que le serviría? ¿Para ser mejor, para vivir con más coherencia y amor? ¿Además de que le sería útil a un indígena tarahumara conocer su horóscopo del mes? Bueno, realmente, no sé, es más, ni tengo idea.

Para mi mal, el único medicamento que tengo es la autoaceptación; desde que lo leí en un libro de psicología, donde decían que el camino para tener una vida más sana y feliz, es saber aceptarnos y amarnos a nosotros mismos con nuestros valores y limitaciones.

Convertirnos en nuestro mejor amigo, pues de nada sirve despreciarnos o torturarnos sin piedad, porque la verdad, somos bien ojetes con nosotros mismos, incluso muchas veces hasta nos declaramos la guerra, provocando una división interna, que se transforma en un desarrollo enfermizo, ¿entonces cómo chingados vamos a estar aliviados, si uno mismo es la enfermedad? Solo el que se ama a si mismo puede crecer de manera sana y segura, pero sin abusar, evitando caer en narcisismos, ¡ché, si sos tan simpático porque nadie se te acerca!

Como seremos felices en un mundo de infelices, erradicando en nosotros esos sentimientos de culpa; pues si lamentablemente cometí un error, debo de aceptar que si lo hice, pedir disculpas a quien ofendí, reparar el daño y como hacen los felinos lamer mis heridas. Así, no tendré la idea de que al prójimo que afecté, estará por ahí acechándome para en el momento menos inesperado perjudicarme o que recurra a los servicios de un hechicero para que me haga un encanto maligno.

Cada individuo necesita saberse perdonado, el perdón es el remedio para recuperar la autoaceptación, si se está consiente de que las diferencias se han eliminado, entonces estaremos seguros de que la amistad o el cariño entre los demás individuos y uno es el de siempre, contando con la certeza de que existe esa empatía que genera el sentimiento de la amistad; saber perdonar y perdonarnos nos libera de recuerdo humillantes y de sentimientos de culpa que nos deprimen; ese perdón nos hace crecer de forma sana a pesar de nuestros errores y miserias.

Siendo precisamente en ese ánimo cuando nos sentimos apreciados por uno mismo, no por nuestros logros y éxitos, sino por esa capacidad de apreciarnos como lo que somos, sin la necesidad de esperar a que sea martes o viernes para acudir con algún brujo que nos haga una limpia a nuestros males o leer a diario lo que nos deparan los astros para el día de hoy que lo único que pretenden con todo esto es obtener dinero a partir de nuestras inseguridades.

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