miércoles, 21 de octubre de 2009

Hasta pronto…

Alguien dijo una vez, que las despedidas no eran difíciles, pues que se despida, a ver si tiene los suficientes para hacerlo sin que se le suban a la garganta y no lo dejen continuar, empezando a ponérsele los ojitos blancos como en la caricatura de Remi; esto me remite a analizar el hecho de las despedidas, cayendo en la reflexión de cómo jodidos le hacen mis estudiantes cuando truenan con sus respectivas parejas, ¿a poco les dicen, oye es necesario darnos un tiempo? ¡Vamos a terminar con la relación, pues el culpable no eres tú, soy yo! La verdad no sé cómo le hacen, pues a mí me cuesta un blanquillo.

Como muchos de ustedes ya saben, algunos compañeros de mi antiguo empleo -híjole se lee medio feo-, ya emigraron a otros lados a desempeñarse en labores distintas, como es de su conocimiento nuestro trabajo es cíclico, todos somos inmanentes, es más, nada en nuestro alrededor es eterno, es decir todo tiene un principio y un fin.

De pronto uno borrará de su mente a las personas, las costumbres, las charlas entre el almuerzo, los chascarrillos, las bromas sencillas, los momentos de tensión laboral, el resquemor con el intolerable de la oficina, etcétera, debido a las nuevas actividades que facturará el empleo, sólo quedará la esencia de lo que se compartió, las ideas de lo que uno hizo, lo que quedó en la percepción de los demás y en la propia, que muchas veces ni siquiera es la realidad de lo ocurrido, pero bueno, es como fue captado por los otros.

Si hice las cosas bien o las hice mal, no es mi juicio, es el del otro, es precisamente cuando entra la subjetividad, a los que les agrade, es seguro que hablaran maravillas de mi desempeño y a los que no, pues a lo mejor dicen la verdad de lo que ellos consideran que fue mi proceder, pues más vale aceptar que uno es pendejo, que incurrir en actos que lo comprueben.

¿Por qué despedirme? Bueno, a lo mejor es un hasta luego, pero en el sitio donde se me veía llegar desmañanado, ya no lo voy a ocupar, se concluye mi ciclo en ese lugar, y sería un acto de estulticia el no reconocer que la página del libro fue la última y hay que cerrarlo, se acabaron los puntos suspensivos; y como dijo una gran amiga, los cambios son siempre positivos, es el momento de emigrar.

A partir de ahora todo es un renacer, y antes de despedirme de los que me acompañaron durante once años de comprometidas faenas, quiero agradecer a las personas que hicieron posible que proyectará una imagen positiva de mi responsabilidad, aquellos que siempre se preocupaban porque lo que hacía fuera correcto, pues las cosas no las hacemos solos, siempre hay gente detrás de uno que lo respaldan de forma moral, activa y práctica; de igual manera agradezco a los que se empeñaron por entorpecer y obstaculizar mis actividades, es más, de no haber sido por ellos, hubiera perdido el empeño y el tesón de continuar .

Gracias a todos por haber confiado en mi persona, incluso en estos tiempos tan aciagos, en los que se puede pecar de ingenuidad el depositar la confianza en alguien, además de no haber sido por toda la gente con la que conviví durante ese periodo, la formación laboral que adquirí no fuera la que hoy en día poseo. Ha llegado el momento de empezar de nuevo en otro ámbito, hacer nuevos cómplices, trazar metas y continuar lo que siempre me ha gustado hacer, trabajar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola profe como esta eso que se despide heee
solo espero q no sea de la docencia en la facu hee
aunq no me haya mandado nadajajajaja
lo estimo mucho asi kuidese y espero que luego me aclare eso va
kuidese
IRIS