miércoles, 23 de septiembre de 2009

Relaciones laborales de tipo sentimental

Un conocido empresario comentaba cierto día, que él a diario procura ofrecer a sus empleados una relación profesional llena de cordialidad y amistad lo cual le reditúa una favorable producción; lo único que evita siempre es que éstos se involucren de forma sentimental, ya que según a su entender, a pesar de ser buenos trabajadores, el sostener una relación como el noviazgo e inclusive el matrimonio puede llegar a afectar su desempeño, pues conviven en un mismo espacio laboral, donde se dan cuenta de las amistades que tienen, el tipo de bromas que se hacen entre sus conocidos, y si a ello se le agregan los problemas de pareja, ambos se empiezan a aislar del equipo de trabajo, y comienza a mermar la convivencia, echando a perder el sentido armónico de las relaciones laborales.

Una vez que detecta la existencia en su negocio de alguna relación de pareja, cita a ambos y les solicita sean discretos en sostenerla en el interior de sus respectivos campos de empleo y en dado caso de que ellos se desempeñen en un mismo departamento, les da a elegir cual de los dos deberá cambiar de puesto.

Como está la situación económica, es obvio que uno de los dos tendrá que ceder y separarse de su acostumbrada forma de empleo, empezando de nuevo en otro sitio dentro de la empresa, llegando incluso hasta perder las aspiraciones de ascenso. Esta clase de jefes debería estar consciente de que en una situación sentimental, es casi nada lo que pueden hacer, pues todo dependerá del criterio y sentido ético de cada uno de los involucrados en la relación.

Una justificante a favor de tal situación es el clásico juego amoroso entre compañeros que va más allá de una simple amistad, como lo es el acariciarse las manos, pasarlas sobre la espalda, hombros o piernas del compañero e incluso el saludar de beso al muy estilo Don Francisco, intentando equivocarse con tal de rozar los labios del colega, al grado de darse un ósculo en la boca; ese juego de seducción en repetidas ocasiones deja de ser un simple flirteo y se transforma en un affaire, que a la larga puede generar un conflicto, por ejemplo, si uno de los dos ya es casado o tiene compromisos sentimentales con alguien más.

Esto ha dado a que en diversos centros de trabajo se establezcan una serie de reglas implícitas como lo es permitir sostener relaciones con gente de menor rango laboral, más nunca con alguien que ocupe un puesto superior, si llegase a suceder, la persona de menor jerarquía tendrá que ser despedida bajo tal justificación.

Tales conductas, además de discriminantes llegan a ser desmotivantes, pues tener que valorar entre conservar el puesto o tener un romance, significa muchas de las veces perder el entusiasmo, respeto y cariño por la organización, el ánimo por superarse o destacar de forma profesional.

Mientras los patrones continúen evidenciando que las relaciones de tipo sentimental entre sus empleados afectan la toma de decisiones laborales y entorpecen el óptimo funcionamiento del mismo, continuaran existiendo las barreras de subordinación. Además podrán evitar que se susciten en sus respectivas oficinas o negocios, pero, ¿y afuera? Será prácticamente imposible evitarlas, es precisamente ahí donde tiene aplicación el dicho popular, “ojos que no ven, corazón que no siente”, más eso si, todo con medida, nada con exceso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola profe komo estas?
changos creo en este tema no puedo opinar mucho jajaja
pero me quedo con la duda si se podra o no tener relaciones sentimentales en el trabajo......
kuidese mucho
hasta la proxima
bye