jueves, 23 de marzo de 2023

El Edén de la comida.


No fumo, no me alcoholizo los fines de semana ni fiestas de guardar, pero… la comida, esa sí que me gusta un buen, algún vicio debía de tener. Razón por la cual estoy GORDO, sí con mayúsculas, pues ni me acompleja, menos aún me traumatiza, ¡así como va, que salga lo que tiene que salir sin arrepentimientos! No voy al Gym – ¡ándale, con acento
 fifí! -, pues consciente estoy de que nunca me pondré como el instructor, pero sí sé que, entrándole a los chicharrones, llegaré a la talla del ñor que los carga sobre su cabeza en la batea.

A veces en los momentos de lela, que para quien firma lo que escribe son un titipuchal, experimento tristeza por mis cuates que están en los Yunaited Estaites que no le pueden entrar en el desayuno a unos “chilakillers mexinacos” o los tacos de tripita, aquí, en mí siempre bien amada UCOL, para chilaquiles sabrosones nada como los de Doña Silvia en la cafetería de Mercadotecnia, ya sean verdes o rojos, con pollo o con su huevo estrellado arriba, de esos que levantan el ánimo a nivel correcto, además, sus bolillos con nata son la pura sabrosura -¿los millennials sabrán qué es la nata o de dónde se obtiene?-, eso sí, hay que ir bien tempranito, pues cuando sale la raza al receso, con el puro antojo te vas a quedar. Pasando doble renglón y sin salirte de la raya, están las tortas de taco que vende la ñora del estanquillo que se ubica afuera del ingreso a los bachilleratos 1, 2 y 3 -tamarindo, jajaja-, están bien pasadas de bestia, ¡es imposible resistirse a comer algo tan suculento, la orgía ancestral del tragón!

Si eres de esos villamelones -la verdad, es que desde pequeños sus jefecitas no les daban ese tipo de comida- que se creen moralmente superior por degustar comida mexicana-vegana, pos la neta, ignoran lo que se están perdiendo, no hay como echarse un troncho de trompo al pastor bien picadito, revueltos con la piña azada en un mega y patrimonial taco con las 3 salsas que ahí ofrecen y el limón para cortar la gastritis, ¡chale, eso es de reyes! Acá, los tuxpeños de Doña Rosa, ese estanquillo a las afueras del ingreso de la Facultad de Contabilidad, no se humillan ante cualquier taquero que dice vender los mejores, son la neta del planeta, los de carne, papa, chicharrón y, sin faltar esos de frijoles que yesca pura son para cualquier delicadeza, como dijera Chayanne, ¡Eeeesssooo!

No pretendo para nada intentar ser un gourmet, creo que tal vez un foodie pueque si, uno que chambea el doble para darle de comer a 2 estómagos, el mío y el de repuesto, el mismo al que de niño mamá obligaba a comer, sí, a la fuerza, porque jugar era lo más chido en aquella antediluviana época, ahora que voy al médico cada mes, me sale con el cuento de la dieta, le digo, ¿doc, si toda la vida los seres humanos hemos buscado la estabilidad económica para comer y ahora usté por qué me la quiere quitar de la boca?

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